Todo aquel con un coche en propiedad sabe que está convirtiendo en un reto financiero. Al desembolso inicial de la compra (en España han subido los precios cerca de un 40% entre 2014 y 2024) hay que añadirle un sinfín de gastos asociados a su uso, y uno de los más importantes es el seguro.
Y aquí la interminable lista de equipamiento de seguridad de última generación juega en nuestra contra, sobre todo si tenemos que dar un parte. Porque cuanta más tecnología, más difícil y caro será arreglar un coche.
Lo que antes era una mano de pintura, ahora es un reto tecnológico
Sensores, cámaras, recalibración del sistema ADAS, costes extra asociados a mano de obra por diagnósticos especializados... aunque la tecnología de seguridad ayuda a reducir el riesgo de accidentes, y por ende debería reducir el coste de las pólizas, también puede hacer aumentar las primas.
Un estudio citado por Autonews revela que en los últimos cinco años los sistemas automáticos de frenado de emergencia han reducido la frecuencia de siniestros en un 25 % en el Reino Unido, y a cambio el coste de las reparaciones se han disparado un 60 %.
Hoy en día los vehículos incorporan más sensores y electrónica integrada que nunca, y cuanto más avanzados sean, más caro nos costará repararlo (sobre todo si no está en garantía). Pensemos sin más en los espejos retrovisores con cámara. Si nos vamos un poco al extremo, reparar o reemplazar una cámara del sistema de asistencia al conductor del Audi e-tron puede costar entre 800 euros y 1.500 euros o más, dependiendo del daño y la complejidad de la reparación.
Y no solo cuentan los componentes. Según detalla la cabecera, "un sensor desalineado un solo grado puede desviarse 1.676 mm del objetivo a una distancia de 91,4 metros". Lo que precisa no solo mano de obra especializada, si no un taller que esté preparado a nivel técnico para estas reparaciones (un suelo perfectamente alineado o sistemas específicos de iluminación).
A eso hay que sumar que los vehículos de alta gama suelen utilizar componentes específicos del fabricante, e incluso a veces patentados. Estas piezas pueden ser muy caras y no siempre estar disponibles, lo que retrasa las reparaciones y aumenta los gastos.
Conclusión: "Se está volviendo demasiado caro arreglar el coche", ha evidenciado Hami Ebrahimi, director comercial de Caliber Collision, a Autonews. Y lo mejor de todo es que muchos de estos sistemas ni si quiera se utilizan, o bien por desconocimiento o por no modificar hábitos de conducción.
Tener un coche en España supone un gasto anual medio de 3.850 euros, contando con costes fijos como el seguro, el impuesto de circulación o la ITV. Como gastos variables, entre ellos el combustible, el mantenimiento y la financiación. De este importe, al menos 600 euros se van al mantenimiento, y otros 500 de media al seguro.
Sí es cierto que cada vez se van incluyendo más descuentos en las primas a todo riesgo cuando el vehículo cuenta con tecnologías de seguridad como inmovilizadores, rastreo GPS y apagado remoto, ya que reducen el riesgo de robo del vehículo.