Renault Latitude, presentación y prueba en Lisboa (parte 1)

No, no es el sustituto del VelSatis. De verdad. El Renault Latitude es una berlina de tres cuerpos que se posiciona en tamaño y precio por encima del Renault Laguna, y está destinada a aquellos que buscan un diseño más clásico y serio, o bien un extra de espacio.

Encontrará su mercado entre empresas que busquen un coche de representación elegante pero sin ser ostentoso, particulares que prefieran una línea clásica y un nivel alto de confort en carretera y vida a bordo, e incluso taxis.

Por precio no es el sustituto del Renault VelSatis (el Latitude parte de 25.800 euros), y además será un modelo global que se venderá en multitud de países. En Renault todavía queda lugar para una berlina de representación superior, y nos han confirmado que Carlos Goshn lo anunciará en febrero.

Exterior del Renault Latitude

Coche grande. Es la primera impresión que tenemos del Renault Latitude. Mide 4,897 metros de largo, esto es, algo más que un Skoda Superb y algo menos que un Audi A6. Aunque por tamaño está entre ambos, por precio y segmento rivaliza con el primero, no con el segundo.

Su diseño es una mezcla entre un coche francés y coreano. Está basado en el Samsung SM5, aunque reinventado por ingenieros franceses de Renault. El aspecto señorial se lo da una parrilla cromada muy ancha y el perfil de berlina clásica y elegante.

Nos lo imaginamos en color negro como flota para representantes de instituciones francesas: elegancia y estatus, pero a precio contenido. No nos lo imaginamos para un cliente europeo que busque un diseño más moderno y deportivo, para eso está el Renault Laguna.

A pesar de ello tiene algunos detalles de coche moderno, como los pilotos traseros LED, y con un toque deportivo, como el doble escape trasero que esconde dos escapes más pequeños.

Interior del Renault Latitude

Debemos partir de la base de que todo el interior del Renault Latitude tiene como objetivo el confort de conductor y pasajeros. Al subirnos al coche tenemos una impresión continuista con el exterior, un coche grande y espacioso.

La calidad de los materiales del interior no es superior a la del Renault Laguna. En esta misma presentación hemos tenido la oportunidad de probar el restyle del Laguna, y la calidad interior sorprende positivamente, tanto que uno se queda con la sensación de que es mayor que en el Latitude.

El volante de cuero tiene la parte superior con un lacado negro. En la parte inferior, en el tercer radio, tiene también una inserción en aluminio como otros Renault. Los únicos botones que tiene integrados en el propio volante son los del control de velocidad. Pero además si queremos utilizar el regulador o el limitador de velocidad debemos activarlo previamente al lado de la palanca de cambio, con lo cual se convierte en una tarea algo más complicada que con un único botón en el volante.

El salpicadero es elegante y claro. Muy legible. Está realzado por un cromado que rodea el velocímetro y el cuentarrevoluciones, y en el medio tiene una patanlla TFT de aspecto algo futurista. El aspecto negativo es que por su disposición y tipografía nos recuerda mucho al del Clio, perdiendo así parte de su status de berlina de mayor tamaño.

En la consola central encontramos dos líneas verticales que realzan su diseño. Sumado a la posición de conducción, algo elevada, transmite tranquilidad y sensación de flotar sobre la carretera.

Los asientos traseros cómodos y amplios, no decepciona en uno de los puntos clave que se le presuponen.

El ruido de cierre de todas las puertas es bueno, también el del maletero. Si cerramos la puerta con la ventanilla bajada ésta parece retumbar ligeramente dentro de la puerta.

El maletero del Renault Latitude tiene una capacidad de 477 litros. Es algo mayor que el del Renault Laguna (450 litros), pero algo menor que el del Skoda Superb (565 litros). Un cable a la vista en la bisagra de apertura desluce un poco su apariencia. Según Renault, esto se explica porque se han centrado en el interior del coche. No es un problema salvo para los muy puristas.

Objetivo principal: bienestar a bordo

Renault ha perseguido con el Latitude el objetivo de crear un coche relajante para sus pasajeros. Han agrupado esas tecnologías bajo el nombre TakeCare. Es algo que se percibe en el aspecto visual, pero también en el equipamiento específico para ello.

Para empezar, cuenta con un climatizador de tres zonas con sensor de toxicidad, que cierra el paso en caso de detectar humos. Cuenta también con un filtro de carbón activo y un “ionizador de aire” con dos modos.

El primero es el modo clean, que purifica el habitáculo de agentes nocivos y alérgenos. Soy alérgico pero no he podido encontrar un gato que se prestase para la prueba. El segundo es el modo relax, que en teoría nos sirve para respirar un aire que nos relaja. Es difícil valorarlo con una prueba de pocas horas.

Además el Renault Latitude cuenta con dos tipos de perfume, regulables en intensidad. Mediante un botón en el salpicadero podemos escoger uno de los dos perfumes (hay más para elegir en el concesionario, pero sólo se pueden cargar dos en el coche a la vez). Y mediante otro escogemos tres grados de intensidad para perfumarlo a nuestro gusto.

Por último, los asientos son calefactables, regulables eléctricamente y con función de masaje real. No sólo se limita a subir y bajar el apoyo lumbar sino que tiene varias piezas móviles dentro del asiento que nos dan un agradable masaje. Es regulable en intensidad, ideal para llevarlo en la posición más suave durante un atasco.

Mañana, la segunda parte.

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