Mercedes-Benz Clase B 2015, toma de contacto

El Mercedes-Benz Clase B llegó al mercado en 2005, y desde entonces cosecha una gran acogida entre su público objetivo. Con la primera generación del B se vendieron más de 700.000 unidades, y la segunda, que llegó en 2011, lleva vendidos más de 380.000 vehículos. Con viento favorable, por lo tanto, afrontan los de Stuttgart un tibio restyling en el Clase B para retocar cuatro detalles sin perder por el camino ninguno de los secretos de ese éxito cifrado en más de un millón de unidades vendidas.

Continuidad, por lo tanto, es la tónica para un modelo que sin embargo incorpora de serie una larga lista de interesantes elementos de seguridad y tecnología que hasta la fecha eran insólitos en un compacto de sus características. Tras haber probado ya el nuevo Mercedes-Benz Clase B, vamos a comentar cuáles son nuestras primeras impresiones a lo largo de una fructífera toma de contacto celebrada en la isla de Mallorca.

Estética exterior e interior: primeras impresiones

En cuanto me acerco al Mercedes-Benz Clase B con el que vamos a comenzar la toma de contacto —un B 220 4MOTION vestido con un francamente mejorable color marrón Oriente—, mi primera idea es que el tímido lavado de cara le ha sentado bien. Son apenas unos nuevos paragolpes, una calandra más amplia, unas luces diurnas LED y un listón que resalta en la zaga, pero las líneas generales se ven favorecidas por estos cambios que, con todo, son casi inapreciables salvo que pongamos cara a cara el Clase B 2011 y el Clase B 2015.

Me resulta inevitable pensar también en otro compacto alemán —bávaro, para más señas, uno que ha dado que hablar por llevar la tracción al tren delantero. Es el signo de los tiempos: entre modelos de una misma firma todos se parecen a todos más allá de la consabida imagen corporativa, y entre modelos de distinta marca y un mismo segmento existen similitudes que hacen que uno se pregunte dónde está, en definitiva, la diferencia.

Penetro en el habitáculo del Clase B, convencido de que es ahí donde realmente se encuentra el Wally que andamos buscando. El interior se me antoja bien presentado en general, con una apariencia realmente impecable que, no obstante, peca de algunos puntos en los que uno se plantea si realmente estamos en un Mercedes: la parte superior del tablero, cuyo mullido es algo discreto aunque existente, los plásticos de elementos como los parasoles, a los que les falta algún milímetro de grosor para transmitir una mayor solidez al tacto, los anacrónicos pivotes estriados que antaño conocíamos como los seguros de las puertas… ese tipo de detalles.

Con todo, son otros los detalles que compensan con creces estos puntos discutibles. Aparte de los sistemas de asistencia a la conducción, de los que hablaremos más adelante, están las cuestiones relativas al centro de datos Mercedes connect me, que ahora ganan protagonismo en el compacto. En este sentido, la pantalla del navegador crece en tamaño y es ya de 8 pulgadas. Sigue sobresaliendo de la consola y esto se presta a un debate que viene ya de otros modelos de la gama:

  • A favor: está emplazada a una altura correcta desde el punto de vista de la seguridad, sin depender de un tablero que, de ser tan alto, parecería un mazacote de plástico.

  • En contra: parece un pegote o la obra de un diseñador descuidado, que se hubiera acordado a última hora de que en ese punto había que emplazar una pantalla comprada en un bazar.

Personalmente me quedo con la primera opción. Aunque la estética es un punto importante, y más en un modelo de una marca como Mercedes-Benz, la seguridad siempre ocupa un punto superior. Quizá un punto de encuentro sería la mezcla de una y otra versión, esto es, el pegote emergente que sólo aparece en el salpicadero cuando nos ponemos en marcha. Al aparcar y parar el motor se abate sobre el tablero, se inserta en él o hasta se dobla, como si fuera un iPhone 6, y a otra cosa.

A través de esta pantalla tenemos acceso no sólo al sistema de sonido y al navegador, sino también al servicio Live Traffic Information que ofrece TomTom bajo suscripción a través de Comand On-line, a la gestión de siniestros (con eCall y servicio de atención al cliente para facilitar la llegada de la grúa), del mantenimiento del vehículo (con el envío del historial del vehículo al taller), de averías (con envío de la ubicación del vehículo para facilitar su remolcado) y de telediagnóstico (con transmisión de datos relativos a la necesidad de sustitución de piezas de desgaste para que el concesionario contacte con el cliente para concertar una visita a taller). Aparte queda lo concerniente a Mercedes me, que es el nombre de la plataforma de aplicaciones presentes y futuras de la marca de la estrella.

Por otra parte, se incorpora la opción Remote Online, que permite acceder por teléfono y a través de Connect Mercedes Me a la ubicación del vehículo, con seguimiento geográfico del vehículo y una alerta si este se sale de un radio predefinido, cierre y apertura de puertas a distancia, consulta del estado del depósito de combustible, de la batería, de la autonomía, así como la puesta en marcha de la calefacción.

Y todo esto, en un modelo cuya gama ha sido concebida para que desde las versiones de acceso, con motor diésel de 109 CV en el B 180 CDI o gasolina de 122 CV en el B 180, puedan contar con este tipo de complementos. El mensaje va dirigido claramente a los compradores que buscan tener un Mercedes, que no quieren prescindir de los elementos distintivos de esta marca, pero que no necesitan grandes motorizaciones porque con las menores ya van servidos, tal y como está el patio circulatorio en nuestro país.

Acomodación y mandos

Enseguida partiremos por las carreteras MA-19, MA-20, PM-112, PM-10, MA-10 y MA-1 en lo que va a ser una vuelta por el suroeste de la isla de Mallorca que nos va a permitir, en un recorrido de más de 170 kilómetros, realizar la toma contacto con el Mercedes-Benz Clase B en tres de sus versiones: B 220 4MATIC, B 220 CDI 4MATIC y B 220 Electric Drive.

Al ocupar el asiento del conductor, el entorno es muy agradable, aunque en lo tocante a la ergonomía lo encuentro francamente mejorable. La disposición de los mandos es un tanto irregular: hay modos de conducción por un lado, palanca de marchas por el otro... quizá la fusión de una y otra cosa en un mismo mando sería más eficiente. Por otra parte, la tira de botones donde se encuentran, entre otros, los modos de conducción no está suficientemente contrastada, y eso dificulta la lectura.

Desde el puesto de conducción resulta difícil leer de un vistazo los botones plateados de la consola central

El retrovisor interior, que incorpora la carcasa para la cámara frontal, resulta algo aparatoso, y esto resta visibilidad del entorno, a la vez que se hace tosco el manejo del espejo cuando queremos graduarlo antes de emprender la marcha. Por lo demás, el espacio para el conductor es más que correcto y el destinado al resto de los ocupantes es bueno también, aunque en las plazas traseras los más altos pueden tener algún roce contra el techo.

¿En qué se parecen las versiones probadas?

Una vez puestos en marcha, el Mercedes-Benz Clase B es un coche curioso. "Es un Mercedes", en el amplio sentido de la expresión, pero adolece de algunos pequeños defectos que le restan méritos. Pasemos revista a unos y a otros puntos que son comunes a las tres versiones probadas:

  • ? Dirección: el tacto es excesivamente suave, y no parece mejorar en modo Sport.
  • ? Suspensión: cómoda, tiende a ser algo blanda pero no está nada mal.
  • ? Dinámica (chasis, carrocería): muy buen comportamiento; más, siendo un monovolumen.
  • ? GPS: horroroso; tiende a avisar tarde y con frecuencia de forma algo liosa para el conductor.
  • ? Equipo de audio: muy bueno, con agudos brillantes, medios claros y bajos profundos.

Al volante del Mercedes B 220 4MATIC

Arrancamos con el B 220 4MATIC, que vemos en las fotos en color marrón Oriente. Monta motor de 1.991 cc con 184 CV de potencia. La primera sensación es que el motor tira bien —con semejante cuadra bajo el capó, ya podrá—, aunque se ve penalizado por una caja de cambios que no le ayuda demasiado en los momentos más difíciles. Eso sí, en S es bastante directo.

Lo bueno de este motor es que es lo suficientemente elástico. Con nada menos que 300 Nm en un arco amplio (1.200 a 4.000 rpm) permite conducir de forma relajada y también de forma más drástica, aunque la transmisión de doble embrague que monta es sin duda su mayor freno. En todas las situaciones que nos permite el largo recorrido tenemos mil y una ocasiones de comprobar esto. Es más, llevándolo con las levas —muy cómodas, por cierto—, desaparece el problema.

Al volante del Mercedes B 220 CDI 4MATIC

A continuación, nos ponemos en marcha con el B 220 CDI 4MATIC, que monta motor de 2.143 cc y 177 CV. El sonido del motor nos acompaña, tanto cuando el bloque está frío como cuando ya está caliente: no pasa desapercibida su condición diésel. Eso sí, tira como un poseso y se maneja con suma nobleza. Lo dicho: es un diésel. En este caso la transmisión no parece tan lenta como en el B220 4MATIC, pero quizá sea simplemente una sensación, ya que en esencia es la misma caja.

En el B 220 CDI 4MATIC, el mayor problema que encontramos —al menos en la unidad probada— es un extraño lapso en la inyección cuando el vehículo está detenido, que no desaparece en ningún modo de conducción. No es un retraso del turbo sino de la misma inyección: entre que apretamos el acelerador y que el motor comienza a revolucionarse, fácilmente transcurre algo más de un segundo. La anécdota no pasaría de ese punto si no fuera porque en alguna incorporación a las rotondas de la zona tenemos que calcular los tiempos teniendo en cuenta este absurdo decalaje.

Al volante del Mercedes B 220 Electric Drive

Sobre el Mercedes-Benz B 220 Electric Drive ya lo sabemos prácticamente todo, así que es el momento de ponernos a los mandos de este eléctrico y comprobar como se comportan esos 172 CV que ya cabalgan por Estados Unidos. De hecho, el B 220 Electric Drive nos llega aún con la carrocería del modelo previo al restyling porque el nuevo Clase B aún tardará en llegar al mercado norteamericano, pero no han querido desaprovechar la ocasión, que aquel es su principal mercado.

Sorprende gratamente el tacto del B 220 Electric Drive. Se maneja con firmeza y entrega su par motor máximo, superior a 340 Nm, desde el primer momento, lo que motiva que algún compañero pierda algo de adherencia en alguna rotonda tomada de forma efusiva, según nos confiesa después.

Cuenta también con un escalado de modos de recuperación de la energía que, si bien no es excesivamente preciso, sí que proporciona diferentes sensaciones en función de cuál utilicemos:

  • D+ (modo planeo, sin recuperación): es la suavidad hecha conducción, ideal para dejarse llevar.

  • D (recuperación moderada): retiene de forma correcta, pero no da la sensación de freno motor.

  • D- (alta recuperación): es un grado más de retención, pero sin que suponga un gran salto, no se percibe que se pueda llevar el coche con un solo pedal, como sí que sucede en otros eléctricos.

  • DAuto (recuperación variable en función del estado del tráfico) a la práctica no notamos nada en especial, acaso porque las condiciones de circulación son bastante tranquilas.

Una curiosidad que no podemos dejar de comentar en cuanto al B 220 Electric Drive es que al menos la unidad probada calza neumáticos Continental ContiSport Contact (ver foto), que se me antojan los mismos que montan el resto de versiones de los Clase B que hemos visto, en vez de las cubiertas de la marca para eléctricos e híbridos, los Conti.eContact.

Breve anexo de seguridad, con Frank y el simulador

Para acabar, nos desplazamos hacia un circuito casi cerrado en el que los chicos de Mercedes-Benz quieren mostrarnos algunas de las tecnologías que incorpora el nuevo Clase B. Para que veamos las bondades de los sistemas de asistencia a la frenada, tanto contra obstáculos estáticos como contra vehículos en movimiento, nos pasan una prueba similar a la que experimentamos con motivo de la presentación del Mercedes-Benz Clase C. De hecho, la imparte el mismo instructor: Frank, un tipo la mar de majo, de esos que dejan huella y resultan difíciles de olvidar.

Sobre el sistema, nada que añadir a lo que vimos con el Clase C, que fue mucho. Ahora le sumamos la detección de señales y la desconexión automática del airbag del acompañante cuando llevamos un pequeñajo a bordo, como elementos opcionales.

Ahora bien, la segunda parte de este anexo de seguridad tiene su interés por la forma de hacernos conocer los sistemas que evitan la colisión y los atropellos. Los realizamos a bordo de un simulador de conducción que en forma me recuerda a uno que conozco bien, pues lo utilizo a menudo para impartir cursos de seguridad vial. Eso sí, el atractivo de tener las tres pantallas montadas ante un vehículo completo como este no es algo que se vea todos los días. Simulador Premium.

En cuanto al programa en sí, poco que explicar que no hayamos visto ya respecto a los sistemas de ayuda a la conducción de Mercedes-Benz. Eso sí, el ingeniero que nos acompaña en la demostración nos repite y nos recalca —y razón no le falta para hacerlo— que este nivel de seguridad no es común en un coche de este segmento. A ver en qué otro vehículo que le sea comparable encontramos un detector de obstáculos, un sistema de frenado autónomo y una alerta por cansancio... y de serie.

Los gastos del viaje para esta presentación han sido asumidos por la marca. Para más información consulta nuestra guía de relaciones con empresas.

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