Honda Accord 2.2 i-DTEC, prueba (parte 1)

No podemos hablar de sedanes de calidad sin mencionar el Honda Accord. Se trata de un producto excelente desde múltiples puntos de vista, uno de los mejores coches que han caído en mis manos. No me gusta hacer publicidad gratuita, veréis con hechos por qué me ha gustado.

Tampoco se libra de ser criticado, pues hay unas cuantas cosas que se podrían haber hecho mejor por parte de un fabricante tan serio como Honda. En todo caso tenemos a un rival muy duro que deja en evidencia a varios de sus competidores, ya sean japoneses o europeos.

Pasemos a desgranarlo pues. Mira también la galería de fotos, que con 60 imágenes cubro casi todos los detalles del coche.

Exterior

El Honda Accord que vemos es una generación nueva, que evolucionó desde la versión anterior, creciendo ligeramente en cotas. Ahora tiene un aspecto atrevido, musculoso y elegante. Mide 4.726 mm de largo, más incluso que el Audi A4 actual. Es un poco aparatoso para maniobrar en un parking y en algunas plazas va a entrar muy justo.

Es un diseño completamente moderno, con guiños a los diseños más conservadores. Tiene los intermitentes integrados en los espejos retrovisores, una creciente línea de cintura sin llegar a la exageración del Lexus IS, elegantes llantas de aleación de 17 pulgadas, cromados alrededor de los marcos de las ventanas o un discreto alerón.

Los neumáticos de esta unidad son Michelin Primacy HP, un término medio muy bueno entre efectividad, prestaciones y economía de combustible. Sin embargo colaboran a meter en el habitáculo un poco más de ruido que algunos de sus rivales más silenciosos, punto en el que el Accord no sobresale precisamente.

Como la mayoría de los sedanes del mercado, el limpialuneta brilla por su ausencia. Lo echaremos de menos cuando circulemos a poca velocidad con lluvia o cuando se haya ensuciado por la cercanía de una obra al aparcarlo, vivir cerca de la costa, etc.

Interior

En las fotografías vemos la versión más equipada posible del Accord, Luxury Innova. Trae todas las tecnochorradas del Mundo, pero la gracia es que prácticamente son todas útiles no sólo para sibaritas. Para seres humanos normales igual es mucho equipamiento y prefiere ahorrarse dinero invirtiendo en un modelo inferior.

El Honda Accord muestra calidad prácticamente por todas partes, hay que ser muy pijotero para encontrar defectos. Por ejemplo, el plástico superior del salpicadero está acolchado, así como los paneles de las puertas en cuero perforado. Los materiales por lo general dan buena presencia, aunque las tonalidades son un poco aburridas para mi gusto.

Esta unidad de prensa ya tiene cierto tiempo, y el caso es que algunas piezas o han sido objeto de un trato poco adecuado o envejecen con rapidez, tal vez por exposiciones prologadas al sol. El fotoshó lo oculta parcialmente, pero el cuero de los asientos me parece un sensible al desgaste. Asímismo, algunas piezas de la parte inferior del asiento parecían estar medio sueltas.

También se le puede criticar que la llave sea a la antigua y no un módulo manos libres dado su precio, que el equipo de música más sofisticado no funcione bien a nivel de graves (es mejor que en el Toyota Avensis), que el freno de mano es clásico o que emparejar el teléfono mediante órdenes vocales es un soberano coñazo que no recomiendo hacer en marcha.

El puesto de conducción es de los mejores de su clase, súmamente cómodo tanto como para el que le gusta ir muy bajo como un poco más alto. Las posibilidades de regulación son múltiples y para casi todos los gustos y tamaños. Además de por postura, los mandos están muy bien ubicados, de manejo prácticamente intuitivo y sin exceso de botoncitos.

Basta fijarse en el volante, que permite manipular el teléfono manos libres, el regulador de velocidad (activo en este modelo), sistema de sonido e información del ordenador. En la consola central vemos un número de mandos adecuado, ni muchos, ni pocos, y creo que es fácil de utilizar. Sí requiere cierto aprendizaje usar todas las funciones del coche.

Los lavafaros están en una posición un poco escondida, a la izquierda del volante (ver detalle). Me gusta que estén separados de la función de lavaparabrisas, así se evita guarrear la carrocería cuando sólo queremos limpiar la luna delantera. Habrá a quien esto no le guste, es un matiz personal. Por lo demás todo está a mano.

El pomo de la palanca de cambios llama la atención por su reducido tamaño. Es cómoda de accionar con una mano de tamaño normal, si en la mano tenemos un catálogo de chorizos entonces se quedará pequeña. Es un diseño que utilizan algunos modelos deportivos, por ejemplo los Mazda MX-5 o RX-8. Su manejo es exquisito y preciso a la vez.

El tablero de instrumentos da múltiples informaciones de utilidad. Me llamó la atención la precisión de dos medidores, velocímetro (130 km/h = 125 km/h reales) y medidor de combustible, bastante fiables. Lo mismo puedo decir del cálculo de autonomía, prácticamente acertó del todo. La media de consumo es también muy precisa.

Aunque este Accord no es una versión enfocada a conseguir un consumo bajo, cuenta con un sistema de sugerencia de marchas, al igual que el Toyota Avensis o los BMW de última hornada. En determinados casos, la recomendación no atina, así que hay que tomarla como referencia. El ordenador da más información que la mayoría de modelos del mercado.

A nivel práctico hay diversos huecos para colocar cosas en el habitáculo, fundamentalmente delante. A la izquierda del conductor hay una práctica guanterita, la guantera normal es correcta en tamaño, el cofre central es refrigerado y tiene toma USB (ver detalle), los posavasos centrales se pueden esconder, etc. Atrás las puertas tienen huecos, por ejemplo el SEAT Exeo no los tiene.

Hablemos de habitabilidad. Cuatro adultos de 1,80 metros se acomodan bien en el habitáculo, aunque los reposacabezas no parecen tener un ajuste idóneo para la cabeza. En esta imagen vemos a un servidor, cuya estatura es 1,72 metros, y el cabecero ya se encuentra muy extendido. Alguien un poco más alto debería ir más inclinado para proteger bien su cabeza.

Los seguros no se echan automáticamente, al menos de serie y sin hacer modificaciones en concesionario. Si el copiloto quiere salir del coche y se ha accionado el cierre centralizado, tendrá que pedírselo “por favor” al conductor, si no, no abre la puerta. Llama la atención el sistema de seguridad infantil (ver detalle), un poco retro, cuando coches de gama inferior lo hacen por botón.

En la parte trasera si viaja una persona en la plaza central no puede ser muy alta. Nuevamente me uso como referencia (ver detalle), y aparte de demostrar que yo no soy tonto, estoy muy cerca del techo y con una protección mejorable por parte del cabecero, evidentemente extendido. Por otra parte, es una plaza dura e incómoda y no hay mucho sitio para las piernas.

El confort es una de las ventajas más apreciables de este coche. Habiéndome hecho con él más de 1.200 kilómetros me quedé muy satisfecho con la escasa fatiga que acusé en mi cuerpo, la carretera parecía avanzar más rápido y se me hizo más pasajero. Y eso contando con un sobreinflado leve de neumáticos, +0,2 bares. Delicioso.

En cuanto a la sonoridad, más de uno va a olvidarse que está conduciendo un diesel. El ruido de aceleración es muy característico, igualito al del motor i-CTDi del Civic y Accord previos de 140 CV. Es uno de los sonidos más agradables de turbodiesel que he oído nunca, por no decir el más agradable a secas. Hay que escucharlo para entenderlo.

Respecto a la visibilidad, es muy buena en casi cualquier ángulo. El techo solar viene de serie en esta versión (ver detalle), lo que en otras marcas supone un notable desembolso. Si tenemos cámara de aparcamiento trasera debemos acostumbrarnos a su lente “ojo de pez”, que distorsiona mucho la imagen pero da una buena idea del entorno trasero del coche.

Respecto al maletero, tiene unas formas muy irregulares que dificultan poder aprovechar de forma óptima el espacio de 460 litros de capacidad. Le faltan huecos, asi como red de serie o comunicación con el habitáculo para transportar esquís (deberá hacerse en la baca). Como puede apreciarse, quedan a la vista altavoces, cables y el DVD del navegador (ver detalle).

Esta visibilidad de las entrañas del coche me parece mejorable, un poco más de tapizado no creo que añada mucho peso o coste de fabricación. Lo que sí se agradece es que las bisagras del portón estén totalmente cubiertas, evitando dañar el equipaje si se cierra el maletero según las tesis de Misco.

Continuará...

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