Citroën Jumpy Furgón 2.0 HDi blanca, prueba (parte 2)

Son las 7 de la mañana. El autónomo se prepara para una agotadora jornada de trabajo en la Citroën Jumpy. Hace frío, pero en pocos minutos el poderoso motor 2.0 HDi mete calor al habitáculo. Muchas veces no hará falta ni accionar el electroventilador, hay mucha superficie acristalada y la luz da muy bien.

En la caja no encontramos ningún mecanismo de carga más allá de unas simples argollas para colocar una red de sujección. Debido a sus poderosas aceleraciones, si va algo suelto se moverá de atrás a adelante alternativamente, hay que tocar el acelerador con mucho mimo. Cerramos la puerta y nos sentamos.

Oímos un pitido, el rudimentario ordenador nos indica que hemos cerrado mal una de las puertas, sobre todo la corredera derecha. Hay que cerrarla con decisión o de lo contrario, aunque parezca cerrada, no lo estará. Si no ha cerrado del todo y damos al mando para cerrar la Jumpy, se queda abierta.

Eso sí, el seguro avisa con un ruido doble que algo no va bien. Si el cierre es correcto, confirman los intermitentes. Se puede abrir de forma separada la caja y la cabina, así como abrir la caja desde dentro. El volumen de carga de esta versión es de 6 metros cúbicos o 1.200 kilogramos.

A menos que solicitemos otro tratamiento de la caja, se nos entrega así. Las cosas que pesan poco resbalan que da gusto, y hay que girar el volante con muchísimo cariño si no queremos que algo suelto vaya dándose golpes constantemente. Es lo único que amedrenta su gran deportividad, el no querer romper algo.

La versión comentada es de chasis largo (L2) y de techo bajo (H1). Hay cuatro combinaciones posibles en versión Furgón, luego tenemos las Combi y las adaptables, que sólo tienen la cabina y el chasis. La versión más rápida es obviamente la Furgón, más si es blanca, y máxime sin pegatinas que quiten Cx.

Metemos primera y arrancamos. Si hemos apurado hasta las 4.000 RPM no nos pasará algo curioso. Entre las 1.500 y 2.000 RPM en 2ª he notado que el motor da tirones. Eso no me pasó en la Scudo Combi con el mismo motor, deduzco que o bien es una avería o tiene toda la intención: pide más acelerador, así se soluciona.

De la tercera a la segunda hay un salto considerable. Cuando se llega a las rotondas a fuego y se hace el punta-tacón para reducir bien, hay que dar más gas para ajustarnos a la segunda, con un desarrollo muy cortito. Por cierto, los pedales permiten hacer ese juego de pies razonablemente bien.

No tiene sentido apurar el motor más allá de las 4.000 RPM ya que pierde mucho fuelle, es mejor meter la marcha siguiente y aprovechar la fuerza del motor entre 2.000 y 3.000 RPM. Por debajo de 1.500 RPM es capaz de mantener la velocidad bien, pero acelera poco. Normal en motores turboalimentados.

En la prueba del puerto de montaña no me dejó indiferente. Huelga decir que adelanté a todos (dos carriles de subida), no había ESP que capase sus deportivas reacciones. Cuando se entra en una curva un poco rápido se muestra un poquito subviradora. Es normal en modelos potentes de tracción delantera, como el Focus RS.

Para que el eje trasero se insinuase el ritmo tendría que haber sido un poco exagerado. La suspensión delantera es de tipo McPherson con brazos inferiores triangulares y barra estabilizadora; en cuanto a las trasera es eje trasero semideformable con barra Panhard (configuración típica de monovolumen).

Como tiene motor 2.0 HDi, la dirección es electrohidráulica. El tacto es muy bueno para el vehículo que es, no es indirecta, ni imprecisa, y transmite al conductor la información necesaria cuando se apuran curvas cerradas. Echo de menos regulación en profundidad y volante recortado en la parte baja.

Los frenos de esta versión son discos autoventilados delanteros de 304×28 mm y los traseros son discos macizos de medidas 290×14 mm. El ABS con EBD está bien calibrado, casi se comporta como un vehículo sin ABS de lo mucho que se pueden apurar las frenadas sin que la asistencia se active.

Respecto a los neumáticos, son de medida 215/60 R16, muy discretos. Estos son Michelin Agilis 51 (para VI), aunque no notaríamos mucha diferencia con neumáticos deportivos específicos. Después de subir el citado puerto a fuego no noté ningún desgaste irregular en los flancos. Es una máquina nacida para correr.

En las imágenes se pueden observar manchas negras cerca de las ruedas, lo cual indica que los frenos han “sudado” bien. No he probado a irme de rally con dos europalets enteritos, pero creo que tiene una potencia de freno muy adecuada al uso que se le va a dar, más cercano al ámbito de la competición.

Continuará...

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