Citroën DS3, presentación en Madrid

Durante unas dos horas me he puesto al volante de nuevo Citroën DS3, que es lo más deportivo que vende Citroën en estos momentos. El motor puesto a prueba es el 1.6 HDi de 90 CV, con cambio manual de cinco velocidades. No es el de la portada, ese es el que quizás me compre con la ayuda de un par de amigas.

La organización nos soltó “a nuestro aire” por Madrid, y como es una región que conozco muy bien, no necesité copiloto ni apenas mirar el rutómetro. La primera impresión al subirse en él es que desde luego tiene muy poco que ver con un Citroën C2, por poner un ejemplo, el acabado se nota superior, casi casi Premium.

No es una simple versión de tres puertas del Citroën C3, se nota que la postura de conducción está más enfocada al contacto con el asfalto que a obtener una posición de conducción más alta y cómoda. En los primeros metros, observé una diferencia de tacto respecto al Citroën C3 actual, no son iguales.

No es tanto un problema de memoria de elefante, sino que conduje un C3 diez minutos antes, así que lo tenía bastante fresco. La suspensión es distinta, la dirección diría que también… la sensación es de estar en un coche diferente, aunque hay unas cuantas piezas que son comunes entre ambos modelos.

En carretera juraría que con este motor el C3 era un coche más pesado, pero mirando las fichas técnicas el peso es exactamente el mismo para esta versión. El motor diesel menos potente permite moverse con mucha dignidad en autopista, no sufre para alcanzar los 120 km/h y recupera decentemente.

La relación final no es larga, el ronroneo del motor diesel está siempre presente. Es una pena que por debajo de 1.500 RPM vibre tanto, porque se pierde la sensación de calidad del coche, le habría venido mejor algo más de material aislante o hacer retoques en el motor. Ya no es lo último en finura.

¿Por qué digo esto? Porque recientemente he cogido el 1.6 TDI del grupo VAG y el alemán ha mejorado tanto respecto al viejo 1.9 TDI que ahora el motor francés está por detrás en suavidad y rumorosidad. De todas formas, no pasa nada, el diesel es voluntario y hay varios motores de gasolina en este coche que gastan “poco”.

El tacto de la palanca de cambios está más conseguido que el típico cambio manual de PSA, con unas holguras muy notables e imprecisión. En el Citroën DS3 es más parecido al Mini, un cambio preciso y exacto en el que no te puedes confundir de marcha tan fácilmente. En el C3 sí está el cambio pastoso francés de toda la vida.

Llegué la zona de las curvas, momento de comprobar hasta qué punto el DS3 es un coche de orientación deportiva o simplemente un coche pintón para jóvenes. Aceleré el ritmo un poco por encima de los límites legales del tramo, que tenía muy poco tráfico y me es familiar de otras veces que he pasado por ahí.

En los primeros giros empecé a notar el gusanillo del contacto con el asfalto, cuando el coche y el conductor mantienen un diálogo, y el DS3 era capaz de ir un poco más allá. Llegaron curvas rápidas que se toman con mucho apoyo, y aquí el tren trasero empezó a insinuarse. Vaya, no es como el Mini.

Midiendo mucho los riesgos, comprobé cómo el DS3 es un coche muy estable cuando se conduce de forma normal, pero cuando se empiezan a buscar los límites, el eje trasero es muy juguetón, pero no en el sentido divertido de la palabra, sino que la lucecita del ESP empieza a avisar antes de lo deseable.

Sus reacciones son predictibles si se tiene la suficiente experiencia, pero no hay que confiar ciegamente en el que el ESP va a solucionar cualquier error. No invita a ir muy rápido, cosa que el Alfa MiTo o el Mini sí hacen. Por otra parte, se comporta mucho mejor que el Fiat 500, el DS3 baila y balancea menos.

Cuando entré en una población con rotonda desierta, hice una última prueba. Frené un poco fuerte mientras hice un viraje contundente, como simulando evitar un golpe en una rotonda, y el culo se fue uno o dos metros. Ya no quedaba duda, es más sobrevirador que subvirador, y hay que tenerlo presente.

La suspensión trasera del DS3 es de traviesa deformable, eje tirado en H o barra de torsión, una suspensión dependiente. Donde el DS3 insinua un sobreviraje, el Mini es capaz de pasar sobre raíles. Y donde el DS3 empieza a subvirar, el MiTo dispone de más capacidad de tracción.

De modo que, entre los utilitarios “pintones” y marchosos, lo coloco en un término medio en cuanto a comportamiento y diversión. A su lado el Fiat 500 es un coche mucho más urbano, con una suspensión claramente más blandita. ¿DS3 THP 150 CV o Abarth 500? Como no he cogido ninguno de los dos, no me voy a pronunciar.

Por otra parte, el DS3 se situa entre los mejores en cuando a calidad de terminación y acabados. Desde luego el aspecto que da es de mucha calidad y no tiene fallos destacables. O eso, o consideramos como defecto que con la Máxima FM el retrovisor vibra lo suyo, pero eso lo podemos encontrar también en un Toyota Avensis.

El coche me susurraba al oído “Javier, cómprame, cómprame”. La verdad no se me ocurren apenas razones para descartarlo, en alguna combinación de colores es todo un vacile de coche, y es un coche conseguido, pero sin llegar a la “redondez” del Alfa Mito o el Mini. No obstante me quedo con una impresión positiva de él.

Lo de que los DS no son Citroën normales, es algo que hay que empezar a asumir. Y ya como hablemos del DS respecto a los Saxo, C1 o C2, parece un coche de otra marca. Se han tomado en serio eso de posicionarse mejor, y la diferencia de precio respecto a “lo que debe costar un Citroën” la veo justificada.

Antes de finalizar este breve análisis, contaros que homologa con este motor 4 l/100 km. La media de mi recorrido, habiendo dado algo de tralla al acelerador, salió inferior a 5 l/100 km. En conducción muy eficiente y con orografía favorable he llegado sin problemas a 3,5 l/100 km.

Se conforma con poquito, siempre y cuando no pise mucha autopista, pues el motor casi gira a 2.500 RPM en quinta a 120 km/h y eso no permite ni de casualidad hacer medias de 4 l/100 km, más bien se acercarán a 5 l/100 km o algo más por encima, dependiendo de orografía y el pasaje que vaya a bordo.

Por cierto, que a nadie se le escape que los neumáticos de mi unidad de pruebas son Michelin Energy Saver, destinados a bajar el consumo. Con unas ruedas de prestaciones superiores su comportamiento sería un poco mejor, pero creo que la elección de fábrica es la adecuada considerando su potencia.

¿Corre? Pues lo que tiene que correr con 90 CV. Uno se puede divertir con esta potencia en una carretera con mucha curva lenta, no hacen falta los 200 CV del Citroën DS3 Racing, del que os anticipo que solo van a vender 50 unidades en nuestro país, o eso me aseguraron en la rueda de prensa.

Con este motor ya se sabe lo que hay, el 0-100 km/h se hace en poco más de 10 segundos y la velocidad punta es suficiente para buscar problemas con los radares, 182 km/h. El C3, a igualdad de motor es ligerísimamente más rápido… en recta, según las cifras que da el fabricante.

Las relaciones de cambio no son iguales, el DS3 tiene las relaciones un pelín más largas que el C3 con el mismo motor. Sin considerar equipamiento, el DS3 se vende con este motor por 17.700 euros. El VTi gasolina de 95 CV, el más barato, sale por 15.100 euros. Sacad la calculadora y haced vuestros números, el VTi gasta 5,8 l/100 km, al menos según la ficha.

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