Alfa Romeo MiTo 1.4 MultiAir TCT, prueba (exterior e interior)

Hace tres años que viajé a Italia, concretamente a Balocco, para conocer el nuevo lanzamiento de Alfa Romeo. Aquel huevecillo parecía una versión tuneada del Fiat Grande Punto, pero suele ser un error dejarse llevar por las apariencias. Su cuore guarda más de lo que a simple vista se puede percibir.

Salí muy satisfecho de Balocco, después de divertirme hasta el extremo con él, dentro de la seguridad que te da un circuito cerrado, aunque simulase ser una carretera pública recorrida a ritmo de persecución policial. Es el momento de hacer una prueba seria, y la versión elegida no ha sido al azar.

Se trata del Alfa Romeo MiTo 1.4 MultiAir (135 CV) con cambio de doble embrague TCT. Más de uno buscará la referencia en el grupo Volkswagen, y la indiferencia en los italianos, coches “que siempre se rompen”. Pues una lección de historia moderna de automóvil sería bien recibida por más de un escéptico.

Exterior

Si al contemplarlo no te llama la atención, o no tienes corazón, o has perdido la razón. Llama la atención, otra cosa es que guste, pero la forma de diseñar de Alfa Romeo tiene algo especial, sobre todo si es una versión chiquitita del “otto-chi” (8C) que está al alcance de nuestro bolsillo, y de nuestras manos.

Nos encontramos ante una unidad de equipamiento elevado, Distinctive. Tiene prácticamente todo lo que puede equipar, dada esta motorización. Las llantas de aleación son de 17 pulgadas, con neumáticos Michelin Pilot Exacto 215/45. ¿Exageradas? Pues que nadie os diga que puede con 18”...

Algunos materiales tienen una finalización cromada, distingue a los MiTo más equipados de los Junior, que tienen marcos de las ventanillas negras, por ejemplo. El diseño es bonito, aunque hay que admitir que parece que le falta como medio metro de largo y está algo aplastado en el eje longitudinal.

Solo se ofrece con la carrocería de tres puertas, es un coche más para conducirlo que para llevar amigos. El que se compra el MiTo piensa en él, no en los amigos que quiere llevar. Sabe que se compra un utilitario caro, pero uno caro y poco visto, lo cual le distancia de su rival principal, el Mini.

Los grupos ópticos están repletos de personalidad, como el resto del coche. Los lavafaros están hacia el interior, no bajo los faros, y la matrícula va a la izquierda y no en el centro. De todas formas, entiendo a los norteamericanos cuando no ponen las placas en los morros, los estropean. Pero bueno, está adecuadamente solventado.

La parte trasera no me parece tan bien resuelta, han dejado la boca del maletero demasiado elevada, no solo lo estropea un poco, también es un problema a la hora de meter equipaje. Además, los gruesos pilares C perjudican la visibilidad desde el interior al hacer maniobras. No todo iban a ser alabanzas.

Interior del Alfa MiTo

Aunque está claro que no es un Grande Punto/Punto Evo, lo cierto es que comparten bastantes piezas, filosofía de economía de escala. Encontraremos materiales de más calidad que en su primo Fiat, pero habrá piezas que le quitarán un poco de dignidad, recordándonos en qué segmento milita este coche: B.

Donde el conductor y pasajeros suelen poner las zarpas, los materiales suelen cumplir. Hay defectos que aparecen tarde o temprano, como la dureza del respaldo de los asientos, que se hacen incómodos al viajar lejos, o la ausencia de fondos forrados de goma. Si nos aburrimos mucho, hasta encontraremos plásticos mal cortados, pero no a la vista.

El recubrimiento del salpicadero está un poco acolchado, es agradable, los coches de este segmento suelen llevar plasticazo y del duro. De hecho, es bastante personalizable en cuanto a colores y materiales para ser un término medio entre generalista y Premium. El carácter pijo del Mini es superior.

El volante casi es el de un Grande Punto (que no Punto Evo), pero el escudo es distinto. El climatizador sí que es igual, quien encuentre una diferencia le invito a pipas. Aunque el Punto es un coche muy digno, lo cierto es que en el MiTo a veces es un problema el parentesco, porque desmerece un poco el conjunto.

Hay un detalle muy común en los Alfa que este no tiene, y es los relojes incrustados en sus esferas, estos van muy superficiales. Menos mal que han dejado los letreritos interiores en italiano, no se han vendido al inglés, con lo bonito que es su idioma. La pantalla monocroma del tablero no parece de los 80, pero tampoco parece puntera.

Elevamos un poco la vista, hacia el retrovisor, tiene los indicadores de abrochado del cinturón estilo aviación, como los Saab. Me gustan ese tipo de detalles. Más abajo, donde el cambio, encontraremos el mannetino, muy característico del MiTo, que nos permite elegir qué coche queremos conducir, luego lo explico mejor.

De serie es un coche de cuatro plazas, sin reposacabezas central trasero y sin el quinto cinturón. Es mejor que lo vendan así, y no homologado para cinco plazas sin el reposacabezas. Es relativamente cómodo para cuatro adultos, si los de atrás no son muy altos, porque es fácil rozar la cabeza con el techo, dada la forma de la carrocería.

El acceso a estas plazas es convincente, así como la salida, pese a la ausencia de asideros en cualquier sitio. Si optamos por la quinta plaza, todos irán apretados, pero en cuatro plazas se va mejor. Lo dicho, hay que comprarse el coche pensando en uno mismo y no en los demás. Obviamente no pueden ir cinco si está homologado para cuatro.

Las plazas delanteras convencen salvo por la dureza del respaldo. Hasta a nivel de portaobjetos está bien solucionado el coche, con una guantera solo para la billetera, la convencional, el resposabrazos central (opcional) o el espacio que queda frente al cambio. En las puertas hay huecos para botellas de medio litro.

No soy partidario de las botoneras en el lado izquierdo del conductor si son funciones que se usan en marcha, véase las luces antiniebla, con lo fácil que es integrarlas en la palanca. Oculto bajo el primer radio del volante está el control de crucero, si lo equipa el coche. También tiene paletas para cambiar, al ser automático.

A la altura de los pulgares nos quedan los controles del sistema de sonido, teléfono y Blue&Me. Quizás es que estoy mal hecho, pero me obliga a estirar un poco los dedos para alcanzar las teclas “+” y “^”, los radios deberían ser menos gruesos. Las levas para cambiar están perfectamente colocadas.

Por cierto, ya que he mencionado las palancas de los intermitentes, le pasa como a muchos Fiat de hoy de hace pocos años, con determinado ángulo de volante, al poner los intermitentes, podemos tener la sensación de estar a punto de partir la palanca. Ahora bien, que yo sepa, no se rompen, pero dan esa sensación.

Se viaja de forma bastante agradable en este coche, aunque como ya digo los asientos no convencen. Viajando de copiloto intenté dormir y cada vez que lo recuerdo, me duele el cuello (tampoco se ha diseñado para eso). En cuanto a sonoridad, lo cierto es que está muy contenida, el motor es muy silencioso.

De suspensión es un coche aparentemente normal, y aunque va realmente bien en curvas reviradas (no tanto como el Mini, de suspensión independiente) en autovía y autopista tiene un problema. Si pillamos una junta de separación en curva, notaremos un amago de vaivén que nos desconcertará al principio.

Con esto no quiero decir que el coche se vaya a ir, pero momentáneamente tardamos en comprender la reacción, es como si el eje trasero botase con cierto retraso, desacompasado con el delantero. Desde luego no incita a ir a toda velocidad en vías rápidas si hay curvas, en recta el efecto es imperceptible.

¿Maletero? Son 270 litros, una capacidad muy normalilla en este segmento, aunque tiene bastante más que el raquítico maletero del Mini (160 litros) no es una capacidad sobresaliente. De serie, la banqueta trasera no va partida, es opcional, un detalle de coche MUY barato. Partida o no, no hay superficie plana al abatir.

Hatzive y yo nos fuimos a Galicia con este coche, y sin mucho esfuerzo llenamos el maletero a reventar. Al ser dos chicos, no podréis decir que uno de los ocupantes llevaba armario de más. Para cuatro personas se puede quedar muy justito, habrá que seguir política Ryanair: maletas tamaño cabina y poco más.

El principal problema es la elevada boca de carga, obligándonos a ejercitar grupos musculares poco habituales si queremos meter o sacar algo pesado. No habría pasado nada si la hubiesen puesto algo más abajo. De serie lleva una rueda de repuesto de emergencia, si no, tendría menos espacio todavía.

Continuará...

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