James Hunt, "the Shunt"


Hoy en día se habla de la Fórmula Uno como de un deporte del más alto nivel tanto tecnológico como de preparación física. Es un deporte profesionalizado totalmente, en el que sus pilotos no se suelen “desmadrar”, o por lo menos, no trasciendo, salvo el caso de Raikkonen, yo creo que más por mala suerte que otra cosa, aunque se corra sus juergas. Hace 40 años, las cosas eran bien distintas, y se podían conseguir cosas que hoy nos parecen increíbles. Eran otros tiempos y había de todo.

Uno de los pilotos más impactantes que ha habido en la Fórmula Uno es, sin duda, James Hunt, o Hunt “the Shunt”, como se le conocía entonces por su extraña tendencia destroza-coches en las fórmulas inferiores a la Fórmula Uno. Este personaje, indisciplinado sin caer en lo desagradable, todo lo contrario a un profesional concienciado con su oficio (opuesto totalmente al estilo metódico de Niki Lauda), amigo de las fiestas y de vivir la vida intensamente, consiguió proclamarse campeón del mundo de Fórmula Uno en 1976, el año del accidente de Lauda en Nürburgring, a los mandos de un McLaren.

Fijaros bien, en dos años. El año de su debut corría con un Hesketh privado (Lord Hesketh era un multimillonario que tenía como objetivo ganar en la Fórmula Uno), y venció en el Gran Premio de Holanda por delante de Niki Lauda. Al año siguiente, campeón. El campeón más antiprofesional de la historia. Pero con sus defectos, un genio, y en aquélla época era lo que contaba. Para nada interesaban las palabras o acciones de los pilotos fuera de la pista. ¿Deberíamos tomar nota?

Tenía un talento natural para conducir un monoplaza a altas velocidades, pero el kid de la cuestión es que no se preocupaba de entrenar ese talento, era un piloto cien por cien improvisación. Evidentemente, eso se podía hacer bastante mejor en aquélla época, pero no deja de ser un mérito. Ese mismo don sería el que poco a poco hiciese que la estrella de James Hunt se apagase lentamente hasta 1979, año de su retirada de la competición. En los últimos tiempos la Fórmula Uno estaba profesionalizándose a marchas forzadas, y un freelance como Hunt no tenía cabida.

Lo llamaban el último boheimo de la Fórmula Uno, un personaje único e irrepetible. Desde luego, la F1 actual me encanta, y más este año, que he visto enormes adelantamientos y cosas que no veía hace tiempo, pero la F1 artesana de antaño debía ser realmente emocionante. Pena que no la haya vivido, o que no sepa dónde puedo revivirla.

Fuente | GP Encyclopedia

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