Cómo evaluar el coste de un viaje en coche en 5 niveles de profundidad

Hoy intentaba hacer una comparación de costes según el medio de transporte y he recordado un tema de estos que piensas mientras conduces: ¿cuánto cuesta un viaje en coche?

La forma rápida: consumo del coche en litros a los 100 km × número de kilómetros × precio del litro de combustible.

¿Y ya está? Pues no, ahora llega la parte compleja, casi filosófica. Para empezar, el coche tiene unos desgastes fijos que dependen directamente del kilometraje: neumáticos, cambios de aceite y filtros, pastillas de freno y un largo etcétera.

Además existen varias piezas que pueden tener un desgaste variable, mucho más difícil de medir. Si dejamos el coche en casa y evitamos hacer un viaje de 2.000 kilómetros (utilizamos el avión, por ejemplo), sabemos que el aceite nos durará 2.000 kilómetros más.

Desgaste variable o gastos inesperados

Sin embargo, existen otras piezas que puede que se desgasten o no, por ejemplo, el sistema de elevalunas eléctrico. Es posible que en la vida del coche nunca llegue a fallar, o es posible que sí, y medir la incidencia de un sólo viaje es casi imposible.

Analizando un poco más en profundidad, podemos pensar en el riesgo de que algo suceda exactamente en ese viaje. Por ejemplo, que rompamos el tirador de la puerta por darle demasiado fuerte. Hay muy pocas posibilidades (pongamos una entre 5000), pero multiplicando el gasto de la reparación por la probabilidad, hay que considerarlo teniendo en cuenta que hay muchas piezas que se podrían romper.

Si el viaje lo estamos planeando con antelación, también podemos incluir aquí la posibilidad de tener gasto de combustible inesperado, por retenciones en las carreteras, obras, no encontrar el lugar, etc.

Posibilidad de accidentes

Después podemos pensar en otro tipo de eventualidades como accidentes o pinchazos. Si coges el coche durante 10 años, probablemente algún día tengas un accidente. Puedes pensar que cada día que sales con él tienes una entre 1000 posibilidades de tenerlo (aunque sea simplemente un toque pequeño en ciudad). Si la reparación son, pongamos 300€, el coste por día sería de 0,3€.

Valor del coche

Esto ya es más complicado de medir. Podemos pensar que el coche lo hemos comprado por necesidad (por ejemplo, ir al trabajo), entonces da igual que hagamos un viaje con él o no porque habríamos gastado el dinero en él de todas formas. O, llevándolo a un caso extremo, podemos pensar que podríamos prescindir del coche, y en ese caso asignar una parte de la amortización a cada viaje. Entre esos dos puntos se encuentren probablemente los casos reales. Como véis, medir esto ya es casi imposible.

Resumiendo: según lo analíticos que queramos ser, podemos evaluar estos 5 puntos:

<ol>
    <li>Combustible</li>
    <li>Desgastes fijos: neumáticos, aceite, revisiones periódicas, etc</li>
    <li>Desgastes no medibles, cosas que pueden desgastarse o no: electrónica, piezas mecánicas, combustible no esperado, etc</li>
    <li>Posibilidad de accidentes, pinchazos, etc.</li>
    <li>Amortización del coche</li>
</ol>

Esta es mi aproximación, puede que alguien tenga una metodología mejor e incluso más acertada. ¿Tiene sentido profundizar tanto? Pues la verdad es que no. Pero creo que sí es necesario tener en cuenta que el coste de un viaje no es simplemente el del combustible. Lo digo porque a veces escucho decir muy a la ligera que “ir en coche cuesta lo mismo que ir en tren”, por ejemplo. Una cosa es que la comodidad y el placer nos hagan preferir el coche, pero pensar que el coste es el mismo es engañarnos a nosotros mismos.

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