Así funciona un monoplaza eléctrico de la Fórmula E

La Fórmula E, campeonato de monoplazas eléctricos que arrancó a finales de 2014 y que actualmente se encuentra en su segunda temporada, ha tenido a bien compartir en un didáctico vídeo una explicación gráfica y muy visual de las entrañas de sus monoplazas y la interacción de los diversos módulos que configuran el corazón de estos coches de competición.

Precisamente esa es una de las bases conceptuales de diseño de estos monoplazas: su concepción modular permite que año tras año los equipos puedan ir desarrollando diversos módulos del coche para intentar exprimir al máximo la tecnología eléctrica que repercutirá en el parque de coches eléctricos que poco a poco van poblando las calles de nuestras ciudades.

El elemento esencial de estos monoplazas no es otro que la batería, un elemento aún estándar suministrado para todos los equipos por Williams. Se trata de una batería de 200 kg de celdas de Li-Ion (de iones de Litio), que suministra un total de energía de 28 kWh, el equivalente a 4.000 baterías de teléfono móvil. El desarrollo de las baterías no se abrirá libremente hasta la temporada 2018-2019.

Los monoplazas pueden emplear esta cantidad total de energía a un ritmo de potencia determinado por reglamento y estrictamente monitorizado en continuo por la FIA mediante la telemetría de los coches. En concreto, el consumo de energía está limitado a un flujo de potencia máximo de 200 kW en clasificación y 170 kW en carrera, y es la gestión de este flujo de energía el que permite a los pilotos llevar diversas estrategias en carrera a la hora de cambiar de coche unas vueltas antes o después (por el momento se requiere el uso de 2 coches para completar una carrera, pero se especula con una carga rápida de batería en un futuro, o incluso el empleo de una única batería en cuanto la tecnología de almacenamiento evolucione).

La manera que los monoplazas tienen de transformar esta energía eléctrica en mecánica es mediante el conjunto inversor-motor eléctrico-transmisión, que es precisamente el módulo del coche que los equipos han podido desarrollar libremente para esta segunda temporada. El inversor transforma la corriente continua de la batería en corriente alterna que envía al motor, que es el encargado de generar el par mecánico que se envía a los neumáticos mediante la transmisión, y que a la postre es el responsable de generar el movimiento.

Esta temporada arrancó con hasta 8 tecnologías diferentes en ese sistema completo de transmisión, desde el exitoso motor simple con 2 marchas del Renault e.dams que está dominando el campeonato hasta los motores dobles con marcha única por los que han optado equipos como DS virgin Racing o Nextev. Sin duda, el aprendizaje de esta competición será un impulso definitivo para la creciente flota de vehículos eléctricos de calle.

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