Prueba: Opel Corsa 5p (parte 1)

Le toca esta vez al utilitario Opel, un modelo conocidísimo ya que su antepasado, el Corsa A, se fabrica desde 1982. Generación tras generación, ha ido creciendo y mejorando. Ahora, tiene menos de utilitario que nunca, pues coquetea con el segmento compacto, pero con las lógicas ventajas del segmento inferior. Vamos a ver qué podemos esperar del Corsa en carrocería 5 puertas.

Exterior

Fiel a la tendencia predominante que han seguido sus rivales (Clio, 207, Yaris…) el Corsa ha crecido hasta los 4 metros de largo (y en todas las cotas), logrando una ganancia de espacio evidente, pero a su vez, una ganancia notable en seguridad, pues hablamos de uno de los más seguros de su segmento, como sus rivales mencionados. No tiene una forma marcadamente monovolumenizada pero sí un inconfundible aire a Astra que ha sido metido en la lavadora y ha encogido.

Si lo miramos de perfil o desde una vista diagonal trasera o totalmente trasera, las comparaciones con el Astra se hacen inevitables. Y es que Opel ha querido dotar al Corsa de una impronta de coche juvenil, pero que pueda robarle la cartera a su hermano mayor en según qué clientes, en función de qué busquen.

La personalidad emerge de la parrilla y el diseño frontal, para distinguirle rápido del Astra, pero sólo lo justo. Los grupos ópticos ahora tienen un tamaño considerable, tanto que han dejado obsoleto al Corsa previo sólo en este apartado (puede alojar faros direccionables). También se nota que ahora puede alojar neumáticos más grandes, de hasta 17 pulgadas. Esta unidad tiene las llantas Cosmo de 16 pulgadas. Tampoco puede escapársele a nadie que el diseño del portón del maletero es más estrecho por cuestiones de diseño.

¿Qué puede criticársele? A decir verdad, poco. Tiene los retrovisores un poco retrasados, una manía de algunos diseñadores que no termino de comprender, pero menos exagerado que en el Peugeot 207. Se notan pocas diferencias exteriores respecto a un modelo más básico. Para ilustrar esto, las fotografías superiores corresponden al modelo Cosmo, el superior, y ahora veremos cómo es un modelo inferior, el Enjoy, que es el segundo escalón. Por ejemplo, fijémonos entre las puertas, el pilar B.

Me temo que las llantas de aleación (15’’) son un extra en Enjoy… pero ahora veamos… ¿qué le cuelga al Corsa por detrás? Sí, es una bicicleta. La unidad Corsa Enjoy que me fue cedida contaba con el sistema FlexFix, un transportín escamoteable para transportar hasta 2 bicicletas con todas las garantías, tanto prácticas (las bicis no se mueven aunque se haga conducción deportiva) y legales, pues contaremos con todas las luces duplicadas para cumplir con la norma (y no perder seguridad, todo sea dicho).

La pega de este sistema es que no queda sitio para la rueda de repuesto. Por cierto, para evitar despistes aparcando, con el FlexFix desplegado, al insertar la marcha atrás, el coche nos recuerda con un pitido que tenemos que tener más cuidado estacionando.

Interior

En su modelo previo, se podía echar en cara al utilitario Opel que era un poco espartano e incluso la calidad no era totalmente satisfactoria, pues al cerrar las puertas sonaba “a chapa”, algunos mandos ofrecían un tacto muy frágil o algunos materiales no eran satisfactorios ni por presencia ni por el tacto. Todo eso es historia. Por dentro, el Corsa ofrece una imagen de acabado un poco por encima de lo que se puede esperar en este segmento.

Por empezar por algún lado, la habitabilidad ha quedado bien resuelta, el desahogo es notable, y 4 adultos viajarán sin la menor estrechez aunque se acerquen a los 2 metros de estatura. Si viaja un tercero atrás, irán un poco apretaditos, pero no mucho. La longitud del apéndice plástico de la consola central, apoyada sobre el túnel, deja menos sitio para los pies. Irónicamente, la carrocería de 3 puertas es levemente más ancha, pero con menos espacio para cabeza y piernas.

Esta carrocería es más interesante que la 3 puertas si se pretende viajar acompañado, por medidas y por las facilidades de acceso, sin olvidarnos del diseño picudo de la ventanilla de la carrocería “corta” que mete al habitáculo menos luz y eso hay a quien le agobia. De confort está muy bien, pues los motores no aportan más sonoridad de la aceptable y el ruido aerodinámico es contenido. Respecto al Corsa anterior, me parece más silencioso, fundamentalmente en Diesel, ya que no llegué a conducir un Corsa D gasolina. El tarado de la suspensión también favorece viajes más agradables.

Ahora volvamos a la parte delantera, al salpicadero. Como ya dije antes, una unidad es Cosmo y la otra Enjoy, más sencilla. Esta última es muy fácil de distinguir ya que predomina el tono azulado y la consola central es de color marfil en vez de oscuro. Si, has adivinado, en el Corsa hay cierta libertad para personalizar el interior a nuestro gusto, como en el Ford Fiesta o el Volkswagen Polo. Sobre la ubicación de los mandos, no termina de convencerme por el mando de luces (a mano izquierda) y la consola central.

El mando de luces tiene el problema de que hay que estirar el brazo y memorizar la posición/función de los botones (antinieblas, los de regulación de altura o intensidad del tablero no hay que manipularlos en marcha) para no bajar la vista y no quitar los ojos de la carretera. Por otra parte, el diseño de la consola central es simpático, pero las funciones no son tan intuitivas como en el Astra y se ha complicado más de lo deseable (y eso que estoy acostumbrado a cambiar de coche cada 2x3). Además, el climatizador sigue quedando bajo, como en su predecesor, y sigue siendo monozona.

A continuación, el salpicadero Cosmo y seguidamente el Enjoy:


Desde luego, la impresión de calidad es superior al Corsa D, se mire como se mire. Hay detallitos por pulir que sólo un friki o un profesional pueden localizar, por lo demás, poco se le puede reprochar. Se echa de menos superficie adherente en algunos portaobjetos, los receptáculos son un poco pequeños, y ¡no tiene elevalunas traseros eléctricos! Esto sí que no lo entiendo. Algunos botones de plástico están retroiluminados, un guiño a la modernidad, y a la vez, facilitan su localización con poca luz.

Los más espabilados habrán visto que el volante en Cosmo está forrado en cuero y el del Enjoy no. En este último caso, el volante es de plástico, pero el tacto es más agradable que en otros utilitarios con volante de plástico, que resultan más ásperos. A diferencia del Clio y casi todos sus rivales, el regulador de velocidad está integrado en la palanca de los intermitentes, y se maneja con relativa facilidad.

Respecto a los asientos, tienen la sujección lateral adecuada, aunque los de la versión Cosmo y Sport van mejor en ese aspecto, y en cuanto a dureza, ni mucha ni poca. En el caso del modelo Enjoy, me parecieron adecuados considerando el presupuesto del coche. Curiosamente, en las plazas traseras los enganches del cinturón están especialmente pensados para no clavárnoslos, pues están bien incrustados en la butaca.

¿Qué hay del maletero? Es más práctico que antes, pues tiene formas más regulares, tenemos doble fondo, es posible guardar la bandeja superior pegada a los respaldos de los asientos (estos se pueden inclinar un poquito sin tener que abatirlos), etc. La capacidad es de 285 litros, expandibles hasta 1.100 abatiendo la segunda fila de asientos.

En esta fotografía, podemos ver que el doble fondo está en posición superior. Bajo el mismo podemos colocar objetos tales como paraguas, carpetas con apuntes, packs de latas de refrescos y cosas por el estilo.

Esto ha sido todo por lo que es exterior e interior, en la próxima entrega, veremos qué tal se portan las motorizaciones 1.4 16v de 90 CV y el CDTI de 75 CV. En la última entrega podrás ver más detalles en la galería de fotos, por razones de espacio no he podido ponerlo todo aquí.

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