Está inspirado en una postal familiar de Gottlieb Daimler en 1872
Pocas marcas de coches pueden presumir de un logotipo tan reconocido como Mercedes-Benz. La estrella de tres puntas, rodeada de un círculo, se ha convertido en un icono global que va mucho más allá de un simple emblema en el capó.
Lo que pocos saben es que su origen está en una postal dibujada por Gottlieb Daimler en el siglo XIX. Desde ahí, su camino hasta convertirse en uno de los símbolos más poderosos y reconocidos de la industria del motor combina tradición, innovación y un mensaje que todavía define a la marca.
Un emblema con raíces en el siglo XIX
Antes de hablar de la estrella, hay que hablar del nombre de la marca alemana. Mercedes-Benz nació en 1926 de la fusión entre Daimler-Motoren-Gesellschaft (DMG) y Benz & Cie., las compañías fundadas por Gottlieb Daimler y Carl Benz. Sin embargo, el nombre “Mercedes” ya era conocido mucho antes.
Todo se debió a Emil Jellinek, un empresario austrohúngaro y apasionado del automovilismo que fue clave en el éxito de Daimler-Motoren-Gesellschaft (DMG). No solo vendía sus coches, también los inscribía en carreras bajo un nombre peculiar: Mercedes, en honor a su hija.
El 2 de abril de 1900 encargó el Mercedes 35 PS, un coche revolucionario de 35 CV que batió récords y que muchos historiadores consideran el primer automóvil moderno. Capaz de alcanzar 85 km/h en una época en la que esa cifra parecía ciencia ficción, fue un éxito inmediato.
El triunfo fue tal que en 1902 la denominación “Mercedes” quedó registrada como marca. Como dijo Paul Meyan, secretario del Automóvil Club de Francia, tras sus imponentes victorias: “Hemos entrado en la era de Mercedes”.
La evolución de la estrella de Mercedes-Benz
La historia del logotipo comenzó en 1872, cuando Gottlieb Daimler dibujó una estrella de tres puntas sobre una postal para señalar la ubicación de su casa. Según contaba a su esposa, “algún día esa estrella brillaría sobre su fábrica como símbolo de prosperidad”.
Décadas después, en 1909, sus hijos Paul y Adolf rescataron aquel símbolo familiar y lo registraron oficialmente como logotipo de Daimler-Motoren-Gesellschaft el 24 de junio. No era un dibujo al azar: Daimler fabricaba motores no solo para automóviles, sino también para barcos y dirigibles.
Así, cada punta representaba un ámbito de ambición tecnológica: tierra, mar y aire. Ese mismo año también se registró una versión alternativa con cuatro puntas, que nunca llegó a utilizarse en producción.
La primera estrella era azul y aparecía sola, pero pronto se rodeó de un círculo con el nombre “Mercedes”. Tras la fusión con Benz en 1926, se incorporó la corona de laurel del logotipo de Benz, uniendo en un solo emblema a los dos pioneros del automóvil.
En 1934, con el nacimiento de los míticos Flechas de Plata, la estrella adoptó el acabado plateado que sigue siendo seña de identidad de la marca. Desde entonces, acompañó tanto a los coches de calle como a las grandes victorias en competición, desde los circuitos europeos de los años 30 hasta la Fórmula 1 actual, reforzando su asociación con innovación y excelencia.
El logo apenas ha cambiado en más de un siglo. En 1989 se modernizó con un diseño tridimensional y, poco después, se añadió la tipografía “Mercedes-Benz”. Hoy domina la estrella limpia dentro de un círculo, aunque todos los modelos siguen luciendo discretamente la versión fusionada con la corona de laurel, como recuerdo de su origen histórico.
Más allá de la estrella: el logo de AMG
Detrás de Mercedes-Benz también hay nombres femeninos fundamentales. Mercédès Jellinek dio nombre a la marca y Bertha Benz pasó a la historia como pionera: en 1888 realizó el primer viaje largo en automóvil y contribuyó a la invención de las primeras pastillas de freno, una aportación técnica clave que aún utilizamos. Sin ellas, quizá la estrella de Mercedes no brillaría con tanta fuerza.
Si la estrella de Mercedes-Benz es sobria y universal, el logotipo de AMG es mucho más explícito. En su lado derecho muestra un árbol de levas, una válvula y un muelle, representación de la pasión por la mecánica. En el izquierdo, un manzano y un río, inspirados en el escudo de Affalterbach, localidad donde se encuentra la sede de AMG. Un emblema que combina raíces locales con pura obsesión por los motores de altas prestaciones.
Imágenes | Motorpasión, Mercedes
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