Se abre la guerra entre concesionarios y fabricantes

En la actualidad, los concesionarios son los escaparates donde vamos a comprar los coches. De la fábrica van pedidos hacia las concesiones, donde ahí esperan un comprador, unas veces se venden, otras no. Esa acumulación se llama stock o en castellano “existencias” o “almacén”.

¿Qué pasa? Si un coche tarda mucho en venderse supone un problema económico para el concesionario, que ha comprado un bien que va depreciándose y se verá obligado a venderlo más barato para convertirlo en más atractivo. Eso reduce la rentabilidad de las concesiones, ya en la línea roja y que aún se salvan por la postventa.

Y se abrió la caja de los truenos. Hay una reforma legislativa en marcha para hacer que los concesionarios puedan devolver a los fabricantes los coches que no han conseguido vender, pasándoles la patata caliente. Los concesionarios encantados, los fabricantes echan espuma por la boca.

Ahora mismo el concesionario está obligado a veces, debido a un contrato, comprar más coches de los que directamente tienen comprador (pedidos). Los que sobran sirven para exposición, para pruebas o para tener stock en caso de que un cliente lo quiera “ya” y no desee esperar a que se lo fabriquen y traigan.

El Partido Popular se alió con Convergència i Unió, en contra del PSOE, para enmendar la Ley de Economía Sostenible en este punto. En la práctica, si se obligase a comprar un lote al concesionario, si en dos meses no ha conseguido vender todo, podrá devolver el excedente al fabricante.

Si esto sale adelante podría ponerse en peligro el modelo de distribución actual, y algunos fabricantes podrían plantearse pasar de los concesionarios y realizar ventas directas, ya sea a través de Internet, flotas para particulares e incluso adquiriendo concesiones. El beneficio para el consumidor es aún dudoso.

Es más, algún fabricante ha dejado caer que podría afectar a la asignación de modelos fabricados en suelo español, lo cual no es nada bueno. Mientras los fabricantes se recuperan y aún ganan dinero (principalmente por la gran demanda de los mercados emergentes), los concesionarios llevan prácticamente tres años en tablas, sin rentabilidad positiva.

La devolución se produciría al mismo precio de compra, es decir que el fabricante no solo se queda con unidades no vendidas, también apechuga con su depreciación: perderán más dinero. Tenemos dos bandos, por un lado está FACONAUTO (representan a los concesionarios) y por otro ANFAC (representan a los fabricantes).

FACONAUTO argumenta que no siempre devolverían todos los coches, aunque la Ley se lo permitiría. ANFAC se justifica con que los que cortan el queso no están en España y pueden no entenderlo, y eso puede traer repercusiones. La reforma legal no ha entrado en vigor aún, pero ya ha puesto al mercado patas arriba.

Vía | El Mundo Motor, Público

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