La huelga en EEUU pone en jaque al gigante General Motors: han llegado a un acuerdo fundamental

"Los multimillonarios no van a salvar el Sueño Americano. La clase trabajadora lo hará". El sindicato United Auto Workers (UAW) está ganando cada vez más músculo en Estados Unidos y Ford ya ha dado su brazo a torcer con un acuerdo inicial que incluye un aumento de salarios que argumentaba imposible.

Como era de esperar, este primer acuerdo está haciendo efecto llamada y los trabajadores de Stellantis han conseguido otro acercamiento con la compañía, a falta de que General Motors mueva ficha. Si en cuatro días no hay más acuerdos a la vista, la huelga pasará a ser indefinida.

"Fabrican coches que no pueden comprar"

Foto: UAW (X).

El fabricante Chrysler, que forma parte del consorcio Stellantis, ha llegado a un acuerdo salarial provisional con el UAW para poner fin a una huelga de seis semanas. Aunque aún tiene que ser ratificado por los miembros del sindicato, incluye un aumento salarial del 25% durante los próximos cuatro años y medio.

El sindicato también ha explicado que los trabajadores peor pagados de Stellantis verían un aumento salarial de más del 165 % durante el período del acuerdo, así como la reapertura de una planta de ensamblaje en Belvidere, Illinois, que cerró a principios de este año, y la construcción de una planta de baterías anexa.

El director de operaciones de Stellantis Norteamérica, Mark Stewart, se ha mostrado satisfecho con el principio de acuerdo: "Me gustaría agradecer a todos los equipos negociadores que han trabajado incansablemente durante muchas semanas para llegar a este punto. Y ha añadido: "Esperamos darle la bienvenida al trabajo a nuestros 43.000 empleados y reanudar las operaciones".

Ahora falta General Motors, que está viendo cómo sus trabajadores extienden la huelga a medida que ven progresos en las otras compañías. El sábado, el sindicato dijo que extendería su huelga a la planta de la compañía en Spring Hill, Tennessee, mientras que el fabricante de Detroit echa mano de los números para demostrar lo que le está costando la huelga: 400 millones de dólares cada semana (la huelga lleva ya siete semanas).

Según explica Reuters, los puntos conflictivos en las negociaciones del UAW incluyen beneficios de jubilación y cuestiones relacionadas con los trabajadores temporales. En general, los argumentos de los fabricantes se centran en que un aumento de salarios incurrirá en un aumento de costos de los vehículos. Y también, dicen, les pondrán en desventaja en la carrera por fabricar coches eléctricos frente a rivales que no permiten sindicatos, como Tesla o Toyota.

Como bien resumió el problema en una frase el periodista Guillermo Fesser: "Fabrican coches que no pueden comprar". Y quieren hacerlo.

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