Madrid acaba de anunciar una solución tan interesante como innovadora de cara a un futuro más sostenible: en el futuro túnel de la A-5 y la renovada estación de metro de Conde de Casal, se aprovechará la energía del subsuelo mediante la termoactivación para dar calefacción, aire acondicionado y agua caliente a edificios públicos cercanos.
Esta iniciativa del Ayuntamiento será pionera en España, y no sólo destaca por su avanzada tecnología de aprovechamiento del calor residual. También busca transformar la zona sur de la capital más allá del ámbito urbanístico.
Cómo funciona la termoactivación: Ventajas e inconvenientes de esta tecnología
En esencia, la termoactivación geotérmica utiliza la temperatura constante del suelo, en este caso unos 16ºC a 16 metros de profundidad. El proceso se basa en cimentaciones termoactivas, o estructuras de hormigón con tubos internos donde circula un fluido que recoge el calor subterráneo. Luego, mediante bombas de calor, la temperatura del fluido se incrementa, generando calefacción o agua caliente.
En el caso concreto del túnel de la A-5, actualmente en obras, habrá dos tramos de losa doble de 250 metros cada uno, donde circulará agua calentada hasta 25ºC gracias a dos bombas geotérmicas de 110 kW cada una. Esta energía alimentará edificios cercanos, empezando por la biblioteca pública Ángel González, en Latina, que reducirá su consumo energético hasta un 90 %, además de reducir emisiones y contaminación acústica.
Según declaraba la directora general de Planificación e Infraestructuras de Movilidad del Ayuntamiento de Madrid, Lola Ortiz, a 'El País': "este sistema permitirá obtener 30 W/m2 en la losa del túnel, proporcionando agua templada a 25 grados para uso público".
Entre las ventajas de esta tecnología destaca el ahorro energético, "que puede llegar hasta un 90 %", dicen desde el Ayuntamiento. Otros beneficios son la reducción del ruido, mayor integración arquitectónica al evitar equipos externos, reducción significativa de emisiones de CO2 y bajos costes de mantenimiento.
No obstante, la obra requiere una inversión inicial considerable y estudios geotécnicos detallados. Además, la eficacia depende mucho de las características térmicas del suelo, por lo que no todas las zonas resultan igual de aptas para implementarla.
Otros casos fuera de España
En Europa, la Terminal E del Aeropuerto de Zúrich utiliza esta tecnología desde hace años, reduciendo su gasto en calefacción en un 70 % y en climatización en un 53 %, amortizando la inversión inicial en ocho años.
En España, aunque aún no acaba de despuntar, otros proyectos relacionados sobre la mesa son el uso del calor generado por el Metro. Madrid Subterra propone ampliar esta solución debido al gran potencial térmico de los 300 kilómetros de la red subterránea.
"Esta tecnología abre oportunidades extraordinarias para avanzar hacia ciudades más sostenibles, aprovechando recursos que antes simplemente desperdiciábamos", destaca Jeannette Bain, de Ecodes, quien recalca la necesidad de reducir la dependencia de combustibles fósiles.
Imágenes | Unsplash, Ayuntamiento de Madrid