Renault falla y Fisichella sigue en su linea

Fin de semana bastante pobre para el ING Renault, aunque la realidad es que ha mejorado con respecto a anteriores carreras. Un problema en los repostajes ha propiciado que la estrategia de Heikki Kovalainen y la de Giancarlo Fisichella se rompiese en pedazos y tuvieran que forzar la tercera parada en boxes. Si bien es cierto que esto dio pie al punto de Super Aguri, no es falta de mérito por parte de los japoneses porque Fisichella estaba corriendo... poco.

Una vez más, y ahí nadie se equivoca, el compañero de equipo del italiano le pasa por encima. Y no es ni de lejos la primera vez, porque años anteriores Alonso le dio sopas con onda. Y para quitarse la presión le hecha las culpas a Renault con la boca bien llena (se debe haber leido el post del Arte de la Excusa), diciendo que no hay que luchar. Todo un piloto, desde luego. Hacer más sangre del comentario de Fisichella es un poco cansino, lo sé, así que lo dejaré aquí hasta la próxima carrera, en la que meterá de nuevo la pata. Y diréis, si yo siempre ando defendiendo a los pilotos como grandes trabajadores, a sus posiciones como muy sudadas y muy trabajadas, ¿cómo es que me pongo a criticar a Fisichella con tanto veneno? Os lo quiero explicar.

Es muy sencillo, ha demostrado muchas veces que se rinde a las primeras de cambio, y eso no se le puede consentir a un piloto de Fórmula Uno con tanta experiencia como él, ni siquiera a un novato. Protesta constantemente y nunca se plantea que el punto negro del equipo es él, el cenizo, el cansino y aún encima, el figura (recordemos que antes de empezar la temporada, se veía como líder lógico de Renault, y como serio candidato al título).

David Coulthard, también muy criticado, no protesta. Trabaja. Y eso se valora, ya que si no eres capaz de dar lo que se espera de ti, al menos cállate un poco y pon el doble de esfuerzo. Pero lloriquear no, que nadie lo hace. Es como un niño malcriado, cuando tiene un juguete que parece que ya no funciona igua, quiere que lo tiren y que le compren otro nuevo. A los niños hay que enseñarles que las cosas se pueden arreglar, y a Fisichella parece que hay que enseñárselo también: Kovalainen séptimo, él noveno y, como decíamos en el colegio, se lleva un carolo (un cero).

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