Mark Webber. El invariable desencanto

Partía desde la pole, tenía el coche más rápido de todos, las condiciones le eran favorables para ganar...y no pudo hacerlo. Admito que antes de la carrera tenía la esperanza de observar una redención del australiano, de verle cruzando la meta victorioso. Pero en la propia salida del Gran Premio reapareció el tradicional Mark Webber. Inmediatamente, después de apagarse los semáforos, fue sobrepasado por Romain Grosjean y por Lewis Hamilton. Por suerte para el australiano, el piloto de Mercedes AMG sufrió un pinchazo y en instantes era un enemigo menos. Otra vez Webber era el rápido del sábado y el lento del domingo.

Para ser sincero, creo que ni en Lotus esperaban la actuación de Grosjean; el francés se convirtió en el invitado no deseado en la fiesta de Red Bull. La estrategia de Horner debía plantearse con alternativas porque Grosjean iba a dos paradas y además tenía ritmo para pelear por la victoria. Sin embargo, en esta ocasión el mejor de los Red Bull era el de Webber y eso estaba claro desde ayer. El australiano era capaz de girar en 1:34 y fracción mientras Sebastian Vettel no pudo bajar del 1:35 y evidenciaba algunas dificultades para mantener su coche en pista. La estrategia a tres paradas fue la correcta porque las circunstancias harían de Webber, con neumáticos frescos, el más rápido en los últimos tramos de la carrera. Quedaba en manos del australiano luchar por su victoria. Pero resulta que tardó 52 vueltas para superar a Romain Grosjean y así, honestamente, no se puede aspirar a nada.

Si hoy los escépticos no quedaron convencidos de que en Red Bull solo hay un piloto con actitud ganadora pues entonces no hay margen para razonar con objetividad. Si ambos Red Bull van a dos paradas no había garantía de triunfo debido al factor Grosjean. Mayor ridículo para Horner si el francés alcanzaba la victoria. Por otra parte, si Mark Webber no tiene mayores compromisos con Red Bull, entonces por qué tardó un siglo detrás de Grosjean cuando ha podido adelantarle e ir por Vettel para tener la oportunidad que tanto anhela.

Pero Webber no está acostumbrado a ganar y por ello no creía que hoy era el día de reverdecer laureles. El culminar la carrera en la estela de Vettel también le habría redimido, pero prefirió confirmar que es un piloto rápido a una vuelta pero inconsistente en carrera, un piloto que suma puntos pero que no gana, un piloto incapaz de mantener la pole aunque sea por una vuelta, un piloto sin mayores aspiraciones. Estoy consciente de que mis palabras pueden resultar ofensivas para los fanáticos del australiano, pero en lo personal me resultó más que decepcionante su actuación hoy y más aún cuando declaró en la rueda de prensa, posterior a la carrera, que la estrategia de su equipo condicionó su desempeño. ¿Es qué acaso podía superar a Grosjean con los neumáticos destrozados? ¿Y si es Sebastian Vettel quien va a tres paradas pero gana la carrera?

Mark Webber es buen piloto y buena persona pero se debe admitir que en su mente el ganar no es una prioridad. Con 212 participaciones en la Fórmula 1 y con 9 victorias en su historial, es obvio que no es un aspirante a Campeón. Pero también resultan indignantes las constantes insinuaciones de que Red Bull no le asigna un buen coche o que Sebastian Vettel lo tiene pisoteado. Webber es dueño de su vida y de su destino, así que el estar siempre excusándose por no lograr lo que otros sí pueden también resulta reprochable.

Fueron 130 sus participaciones previas antes de ver la bandera a cuadros en primer lugar y para ese entonces ya Sebastian Vettel, en solo 30 22 actuaciones, había ganado un Gran Premio y con un Toro Rosso. También el piloto alemán, en el año 2009, en apenas su tercera carrera con Red Bull, triunfaría en China y al finalizar la temporada acumularía 4 victorias y resultaría subcampeón. ¿Si Vettel no llega a Red Bull, Webber habría ganado algo?

Escribo estas líneas desde una óptica muy personal ya que ciertas veces me identificaba con Mark Webber; esa figura del marginado que no nació para hacer historia pero que las circunstancias y los avatares de la vida le podían dar una revancha, una sola oportunidad de otorgarle sentido a la vida aunque sea durante unas pocas horas. Estimaba que Webber era en la vida real la perfecta imagen del actor principal que es constantemente azotado por las adversidades pero que en la parte culminante del film se arma de valor y despliega ataques incesantes y mortales contra todo aquello que le hace daño. Pero ya caí en cuenta que Webber no es así.

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