La semana después del rally. Vuelta a la normalidad.

Uno de los rallyes más propensos a los resultados atípicos fue el que paradójicamente devolvió el orden al Mundial de Rallyes tras la pequeña insurrección ocurrida en Alemania: tras el doblete de Hyundai allí los Volkswagen arrasaron en nuestras antípodas para asegurarse por la puerta grande el título de Marcas y dar la primera pola de campeonato a Sébastien Ogier y Julien Ingrassia.

Aunque para ser honestos, la primera etapa fue bastante divertida y dio la impresión de existir una cierta igualdad en el campeonato FIA internacional probablemente más descaradamente desigualado de este año. Eso sí, gracias al orden de salida y al encadenado de especiales cortas. En cuanto llegó la segunda etapa, con posición más favorable para Volkswagen y un tramo de 49 kilómetros en el que no todos pueden mantener el ritmo, se rompió el hechizo.

Hoy por hoy nadie le puede toser a Sébastien Ogier y, en menor medida, Jari-Matti Latvala, de ahí que haya pocas dudas de la intención de Volkswagen de anunciar más pronto que tarde una renovación al completo del equipo. Y ello también incluye a Andreas Mikkelsen pese a no haberse mostrado tan rápido como los dos punteros más que puntualmente... ¿pero si algo funciona, para qué tocarlo? Al fin y al cabo el noruego es tercero en el campeonato, es decir, cumple con lo exigido.

Ante esta situación hay que darle rally tras rally más mérito a lo de Kris Meeke. Lo de Alemania cuando lideraba la prueba y podía anotarse su primer triunfo en el Mundial fue una cagada, pero por ritmo es quien más cerca está rodando de los Polo R WRC en la segunda mitad de la temporada. En esta ocasión una rigurosa sanción por atajar (cuesta entender 1:01 de penalización por algo que en realidad no le hizo ganar más que unos segundos) le impidió colarse entre los imbatibles coches alemanes.

Lo curioso es ver cómo esas buenas sensaciones no se plasman aún en la general del campeonato: el norirlandés es séptimo, sólo seis puntos por delante de Elfyn Evans (¿¿¿???) y por detrás de Hirvonen, Neuville y su propio compañero Ostberg, quien cualquiera diría que lleva de vacaciones desde su segundo puesto en Cerdeña. Van dos abandonos, un sexto puesto a medio mundo de los Hyundai en Alemania y una suspensión dañada en Australia. A uno le dan ganas de quemar la camiseta de Mads que se compró en el Catalunya 2012...

Mikko Hirvonen salió picado en Australia tras tantos rumores sobre su posible retirada al final de esta temporada y completó una primera etapa en la que cualquiera diría que no es un ex-piloto. A lo tonto es cuarto del campeonato y lleva desde su abandono en Cerdeña un cuarto puesto y dos quintos. ¿Pero es lo que se espera de un piloto puntero, aunque sea en una estructura privada como M-Sport? ¿22 puntos de diferencia con su compañero novato dan para seguir una temporada más en un asiento tan codiciado como el suyo? Quien pueda responder afirmativamente, que entre al trapo en la sección de comentarios, por favor.

Para mí la sorpresa del Rally de Australia fue Hayden Paddon. El neozelandés, como ya hizo en Finlandia donde un desafortunado problema de dirección asistida en la última etapa estropeó su resultado final, realizó un rally notable y se convirtió en la punta de lanza de Hyundai. Cuatro rallyes, tres veces en los puntos y en las dos últimas dejando un gran sabor de boca pese a que el tercer i20 WRC en teoría no está a la altura de los dos 'oficialísimos'.

Vamos, si Hyundai necesita un piloto oceánico por cuestiones de marketing, entre Atkinson y Paddon ya no puede haber ninguna duda. El australiano, en casa, demostró estar falto de ritmo, especialmente en el kilométrico tramo del sábado donde llegó a irse a tiempos de WRC-2 con el segundo i20 WRC. Otra cosa es que entre el indiscutible Neuville, Sordo y Paddon, más lo que decidan hacer con Hänninen, Bouffier y el propio Atkinson puede haber overbooking la próxima temporada en el equipo coreano.

De los que hicieron el largo desplazamiento hasta Australia sólo nos queda Robert Kubica, noveno tras una salida de pista y que cada vez deja más claro cuál puede ser su rol en esto de los rallyes. Por mucho que nos esperanzara su gran temporada 2013 en WRC-2 y que puntualmente haga grandes cronos, como ocurrió en Alemania, es improbable que jamás le veamos en un coche oficial. Si el polaco decide seguir en el Mundial será más por diversión propia, como método para quitarse el mono (o enfundárselo, dependiendo de cómo se mire) que por una aspiración real a ser alguien en esta especialidad. Y conociendo de sobra lo que le ocurrió, tampoco se le puede echar en cara nada. Como si le da por tratar de ser campeón del Europeo, donde ya triunfó a principios de año, volver a WRC-2 o montarse un programa con un GT.

Por cierto, hablando de WRC-2 sigue sorprendiéndome lo abierto que está el campeonato este año. Lorenzo Bertelli SIGUE líder tras acabar cuarto en Australia, aunque sólo tres puntos por delante de Protasov y Ketomaa, si bien el finlandés ya ha participado en las siete pruebas que se le permiten. Y a ocho del italiano se sitúa el coco, Nasser Al-Attiyah, gracias a su triunfo este pasado fin de semana. Eso sí, ninguno de ellos estará en Francia, donde Pontus Tidemand o Bernardo Sousa podrán dar alas a unas opciones mínimas de título. Con el Mundial absoluto visto para sentencia, como WRC-3/JWRC y el Trofeo Fiesta D-MACK, WRC-2 bien nos puede servir de metadona.

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