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Toyota Hilux, la pick-up indestructible del cine de los 80 y 90

Entrando en la década de los 70 el mundo vio nacer el que probablemente sea el coche más duro de la historia. No hace falta ser ningún experto en automóviles, ni si quiera hace falta que te gusten, tu subconsciente sabe de que coche estamos hablando. No es un utilitario ni un deportivo destinado a competir en las 24 Horas de Le Mans. Es, quizás una de las pick-up más populares del mercado y es fácilmente reconocible por lucir la palabra Toyota en negro sobre fondo blanco en su trasera. En efecto, hablamos de la Toyota Hilux.

Hace poco tiempo vi sorprendido como cierta compañía asiática se atrevía a construir un concept car que bien podría haber sido diseñado por cualquier gigante. Quién lo hubiera dicho… y quién hubiera pensado lo mismo de Toyota en sus inicios. De algún modo, con Alemania y Estados Unidos en el sector, la fiabilidad de los vehículos japoneses quedaba en entredicho durante sus primeros años.

Si el primer gran deportivo nipón no fuera suficiente, Toyota tenía la voluntad y los recursos para crear un todo-terreno que no entendiera de fronteras, de averías ni problemas mecánicos. Una pick-up que llevaba "imparable" tatuado a fuego en su ADN.

Desde los 70 hasta el día de hoy hemos visto siete generaciones de Hilux, caracterizándose todas y cada una de ellas por su durabilidad. No obstante, fueron la cuarta y la quinta, correspondientes a los años 80 y 90, los que se ganaron la fama de indestructibles.

Protagonista en Los Vigilantes de la Playa o Regreso al Futuro

Aparecieron de forma recurrente en numerosas series y películas de la época procedentes de Estados Unidos. En ellas el tipo duro de turno acudía al instituto en su camioneta – con aquellos faros estilo rally en el techo –, paseaban por las carreteras de California o las playas de Santa Mónica en Los Vigilantes de la Playa o regresaban al futuro de Marty McFly.

Puede que a David Hasselhoff no le funcionaran los frenos, conociendo la serie seguramente algún adolescente que necesitaba su ayuda se los saboteó. Sin embargo lo que sí parece claro es que habían puesto una carga explosiva dentro del vehículo para hacerlo saltar en pedazos.

Reto TopGear: destruir una Hilux

¿Por qué pienso así? Bueno, porque hace no mucho tiempo en TopGear tuvieron el llamativo reto de intentar acabar con un Toyota Hilux. Una de las normas a las que se enfrentarían es que el vehículo no podía cambiar ninguna pieza mecánica y sólo sería legal utilizar un mecánico con herramientas básicas para reanimarlo. El primer encargado de deshacerse de él fue Jeremy Clarkson, que empezaría con pequeños rasguños para pasar a los choques, a tirarle una caravana encima o a dejarlo a su suerte en el mar. Jeremy, sin embargo, no pudo acabar con el Toyota y la pick-up arrancó después de sacar el agua salada de sus cilindros. Para rematarlo le dieron una buena tunda con una bola de demolición y prendieron fuego. Inocentes…

Jeremy se rindió, pero James May estaba lejos de tirar de toalla y localizaron una zona en el este de Londres en la que se demolerían tres bloques de edificios. ¿Colocarlo debajo para que lo cubrieran los escombros? No, lo subieron a la azotea…

Tranquilos, el final lo tenéis a continuación:

Después de soportar la furia de los presentadores más populares del mundo del motor se decidió, casi por petición popular, erigirlo como símbolo de la fiabilidad japonesa. Hoy en día la fiabilidad japonesa ha colmado todos los ranking de mercados europeos y británicos dejando atrás cualquier prejuicio.

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