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Los coches híbridos y la nieve, ¿amigos o enemigos?

¿Qué pasa si juntamos un coche híbrido y una buena nevada? En estas fechas tan invernales, encontrarnos un panorama frío, helado y con incómodas precipitaciones en la forma que sean (nieve, aguanieve o, simplemente, agua muy fría), tiene claras desventajas. Primero, por el estado de la calzada y la adherencia que podamos conseguir con nuestros neumáticos; segundo, porque hay que ambientar el habitáculo del coche, algo que a veces no es trivial porque podemos pasarnos en calorías (y conseguir viajar más incómodos).

El invierno afecta a los coches limitando su autonomía, y reduciendo su capacidad de tracción y su adherencia. Esto ocurre con todos los coches, da igual el tipo de motor que lleven, porque el frío hace siempre que las cosas sean más difíciles. En coches con motor de combustión, el frío hace que sea más difícil arrancar (a veces no es posible), que se consuma más combustible por el uso de calefacción, y a veces porque el firme ofrece más resistencia al avance o porque el viento afecta negativamente a ese mismo movimiento. Es de suponer que en un coche híbrido también notemos cierto descenso de la autonomía.

Es muy probable que el motor de combustión de un híbrido se aparte de la máxima eficiencia cuando hace mucho frío en el exterior. Si el coche solo tiene un motor de combustión, lo que sucede en una mañana muy fría es que, por despacio que nos movamos, el motor va a ir cogiendo temperatura de forma gradual hasta situarse en el punto óptimo de funcionamiento. En un coche híbrido puede suceder que esos primeros kilómetros los hagamos con el motor eléctrico, y por tanto que, al tener el motor de combustión apagado, o con relativamente poco funcionamiento, tarde algo más en calentar.

La eficiencia de combustible y la tracción, principales afectadas por el frío

El frío influye en la eficiencia de los motores, y en el caso híbrido, cuanto más tarda en entrar en funcionamiento el motor de combustión, más va a tardar en llegar a la temperatura óptima de funcionamiento. Y mientras no esté en la temperatura óptima, será menos eficiente. Esto no quiere decir que estemos ante un problema, sino que, simplemente, el momento en que el motor funciona al 100% de eficiencia tarda algo de tiempo en llegar. En las primeras etapas de encendido de un Toyota Prius, por ejemplo, el motor térmico no se utiliza, mayoritariamente, para el movimiento, sino para calentar sistemas y a sí mismo.

Si hablamos de cantidades importantes de nieve, tenemos varios asuntos a los que atender: primero, el peso extra de la nieve (y si se congela, más todavía); segundo, el uso de neumáticos de invierno, que son menos eficientes (aunque en España no es que sean la opción más extendida, salvo en zonas de montaña, o que estén muchos meses con temperaturas muy bajas); tercero, la capacidad de tracción del coche, que si monta neumático de invierno mejorará, pero si no puede ser no demasiado buena.

Hay que pensar en responder a la pregunta del principio: la nieve y los híbridos, ¿se llevan bien, o mal? Lo cierto es que responder a esto no es sencillo, de ahí que parezca que le damos un poco de vuelta al asunto. La nieve, en general, no es amiga de ningún vehículo, y cada tipo de motor tiene sus peculiaridades a la hora de lidiar con el frío. Unos calientan antes que otros, unos coches funcionan mejor que otros en condiciones de nieve, unos neumáticos funcionan mejor que otros...

Lo que podemos asegurar es que no cabe esperar la misma eficiencia de combustible en condiciones de nieve, frío y viento, que si hablamos de un soleado día de verano. Es lógico que la eficiencia de combustible se vea reducida en cualquier tipo de coche y en un híbrido, al ser tan eficiente en condiciones normales, se notará más. No en más cantidad, sino que será más vistoso: si en condiciones normales consumimos muy poco, cuando ese consumo suba un 10% o un 15% lo vamos a notar enseguida. En coches convencionales, quizás no le prestaríamos atención.

Concluyendo: el frío y la nieve no ayudan a la eficiencia de combustible, pero no es algo que deba preocuparnos más que con un coche con motor convencional. Por otro lado, los neumáticos eficientes tienen menos superficie en contacto con la calzada, de forma que reducen la resistencia a la rodadura, pero a cambio ofrecen menor adherencia en condiciones deslizantes. En lo que se refiere a coches y condiciones ambientales, todo es cuestión de compromiso. El truco es conocer las peculiaridades de cada tipo, en este caso, de los coches híbridos.

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