Renault Twizy: primeras impresiones

Durante el Salón del Vehículo y Combustible Alternativos de Valladolid, uno de los coches que tuve ocasión de probar brevemente fue el Renault Twizy. Digo brevemente porque las pruebas consistían en darse un par de vueltas al patio con el coche. En total 1,5 kilómetros por vuelta aproximadamente.

Si os soy sincero tenía muchas ganas de catar este modelo. Posiblemente sea el vehículo eléctrico más rompedor e innovador de todos los que se venden en la actualidad. Su peculiar diseño mitad coche mitad moto no deja indiferente a nadie y puede ser un interesante formato de automóvil de cara al futuro.

La verdad es que darse un par de vueltas al patio pese a no ser una extensa toma de contacto, si que fue suficiente para que me formase mis primeras impresiones sobre el coche. Para mi el Renault Twizy es ante todo sencillo, directo y quizá un poco duro.

Hay gente que tacha a este coche de feo, o incluso de ridículo. Mis impresiones son otras, para mi el Twizy está en ese reducido grupo de coches que te dibujan una sonrisa en la cara cuando los ves pasar. Un happy car como me gusta llamarlos.

Según me acercaba a la pista de pruebas iba observado los Twizys. Había tres coches para probar. Dos de 20 caballos (Twizy 80) y uno de 7 caballos (twizy 45) que es la versión que se puede llevar sin carnet de conducir. La idea era coger uno de los potentes ya que estábamos, siempre que me dejasen elegir, claro.

Twizys les he visto pasar varias veces por la calle, pero nunca tan cerca como en esta ocasión. Una de las cosas que más me llama la atención de este coche es que “todo” está a la vista. Si lo miras de frente puedes ver los triángulos de suspensión delanteros, los sistema de frenos y las rótulas de dirección.

Todo está a la vista y a nadie se le ha ocurrido esconderlo bajo un plástico o carenado como suele ser habitual. Personalmente me gusta más así. Me gusta que la parte mecánica de las máquinas esté a la vista y no tapada. Después del reconocimiento visual, un amable señor de Renault me acercó a la unidad que iba a conducir.

Genial, era un Twizy de 20 caballos, así que podría darme alguna que otra alegría con el pedal del acelerador. La potencia del coche se puede reconocer facilmente si dirigimos nuestra mirada a la matrícula. Si es de automóvil, estamos ante la versión potente, si es de ciclomotor será el Twizy modesto.

Lo primero era abrir la puerta, más que abrir creo que lo correcto sería subir la puerta ya que tienen apertura de tijera: se abren hacia arriba no hacia los laterales como suele ser usual. Este sistema lo que nos da es practicidad, sobre todo en entornos urbanos. Con este coche se puede aparcar en sitios realmente estrechos ya que no requiere espacio para abrir las puertas.

Sinceramente a mi estas puertas me resultaron algo más engorrosas que las de toda la vida aunque imagino que será cuestión de acostumbrarse. Un detalle curioso es que por fuera no tiene manetas para abrir. Hay que meter la mano al habitáculo y accionar el mecanismo que esta ubicado en el interior de la puerta.

El Renault Twizy tiene puertas con abertura tipo tijera

Una vez sentado dentro del coche he de reconocer que me gustó lo que vi, y eso que para gustos los colores. El asiento es bastante confortable y recoge bien lateralmente. Te abrochas el cinturón, de los de toda la vida como en un coche y miras al frente donde está el volante.

Digo todo esto porque las primeras sensaciones son un poco raras. Es un vehículo muy estrecho, solo hay un asiento en el centro. Nada por la derecha ni nada por la izquierda y ahí estás tu con el cinto puesto y el volante en todo el medio del coche. Si os soy sinceros me recordó a un kart.

De lo siguente que te das cuenta es de lo minimalista que es todo. Tienes un volante, dos palancas que salen de la piña del mismo para las luces y los intermitentes y 3 botones en el resto del salpicadero. Dos son para las velocidades: para adelante y hacia atrás. Si los pulsas a la vez es punto muerto.

Por último un botón más para las luces de emergencia y una palanca para quitar el freno de mano que se situa debajo del salpicadero cercana a la rodilla izquierda. Además de eso hay dos pedales en el suelo, acelerador y freno y eso es todo lo que hace falta manipular para conducir este coche.

A los mandos del Renault Twizy

Ya con toda la botonería explicada y comprendida era la hora de darse la esperada vuelta por el patio. Inserto la llave en el contacto. ¡Si, una llave! hace un año en similares circunstancias probando un Citroën C-Zero ya me quejé por lo mismo. En mi opinión todos los coches eléctricos deberían de enenderse con un botón.

Pero bueno, con el tiempo me he vuelto más tolerante. Entiendo que un coche cuyo objetivo es ser barato no pueda incorporar gadgets de este tipo que, de cara a la galería son muy bonitos sí, pero a la hora de la verdad tampoco es que añadan mucha practicidad. Total, que se enciende como cualquier coche de los de siempre.

Giras la llave una posición para dar el contacto y luego una posición más durante uno o dos segundos para “arraccar el motor” como si de un coche convencional se tratase. El sistema ya queda encendido. Pisas el freno, pulsas el botón de la marcha que quieras (sólo hay dos), quitas el freno de mano, sueltas el freno de servicio y… nos vamos.

Un detalle curioso que noté respecto a otros vehículos automáticos que he conducido es que cuando sueltas el pedal del freno con la marcha puesta el coche no echa a andar como suele ser habitual. Has de apretar el acelerador para que el motor cobre vida y comience a impulsar el coche.

Ya en “ruta” las primeras impresiones dinámicas del coche son buenas. El Twizy tiene una gran estabilidad en parte gracias a una suspensión bastante firme y dura. Va muy pegado al suelo. La dirección no es asistida pero tampoco le hace falta. Es un coche de escaso peso con unas ruedas finas por lo que mover la dirección no es tarea complicada.

Los 20 caballos mueven correctamente el coche sobre todo a bajas velocidades aunque personalmente creo que un poco más de repris le hubiese venido de perlas. Cuando la velocidad va aumentando el motor eléctrico comienza a desinflarse como suele ser habitual.

Si levantas el pie del acelerador entonces el motor eléctrico invierte su funcionamiento y comienza a recargar las baterías frenando el coche. El freno de servicio no modifica ningún parámetro de la frenada regenerativa y actúa unicamente sobre los frenos hidráulicos.

Por cierto, no tiene servofreno por lo que el pedal nos puede parecer un poco duro al principio ya que no basta con acariciarlo para reducir la marcha si no que hay que hacer fuerza sobre él para detener el coche. Volvemos a lo de siempre, el Twizy pesa poco más de 400 kilos y este componente no es “necesario” así que no lo equipa para no encarecer el precio.

En general yo me bajé con la idea de haber conducido un coche divertido. Llevarlo todos los días por ciudad para ir a trabajar tiene que ser toda una experiencia. Si cabe, yo le echo de menos un poco más de potencia, porque con 40 CV este coche hubiese sido una bomba.

En Motorpasión Futuro | Salón del vehículo y combustible alternativos de Valladolid: Así lo hemos vivido; Citroën C-Zero: Primera toma de contacto

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