De plazas de aparcamiento, coches eléctricos y civismo

Poco a poco, empieza a ser frecuente ir paseando por una gran ciudad y toparnos con una plaza de aparcamiento reservada para coches eléctricos. Aneja a esa plaza seguramente encontraremos un poste para recargar, normalmente inutilizable si no disponemos de la tarjeta "mágica" que lo habilita.

Empieza a ser también frecuente encontrar sobre dichas plazas a coches de motorización convencional, y los motivos que hay para ello son tres: desconocimiento de dónde se ha aparcado, que "nadie las usa" y una total falta de civismo. Puede que las tres cosas a la vez, sí, también.

El coche eléctrico está llamado a participar en el ecosistema automovilístico de las grandes ciudades --después de las medianas-- ya que es un coche ideal para mejorar el transporte urbano en múltiples sentidos. No produce contaminación local, es mucho más silencioso y está optimizado para corto y medio recorrido.

Con el coche eléctrico y las recargas hemos topado

Sin embargo, todos por estos lares sabemos que los coches eléctricos necesitan energía eléctrica y no pueden recargarla en marcha. Pueden recuperar una fracción de su energía cinética y convertirla en electricidad, pero eso más que generar, es desperdiciar menos desde un punto de vista más rígido en física.

No son coches de _slot_ (Scalextric(TM) para los amigos), ni tampoco tienen una catenaria como los trenes. Tampoco pueden alimentarse de inexistentes sistemas de recarga inductiva debajo del asfalto. A día de hoy, necesitan enchufe y energía eléctrica para recuperar fuerzas.

Mucha gente piensa en el paradigma ideal de coche eléctrico que está en un chalé, en una zona residencial con garajes individuales, con una familia feliz que tiene perro y colabora con Greenpeace. Si nos dejamos de tópicos, encontraremos casos de muchos tipos, como el que no tiene un chalé en ciudad (lo normal).

Las ciudades, dependiendo de la zona, nos suelen obligar a recurrir a los aparcamientos colectivos, ya sean de acceso restringido a socios o público del todo. También hay zonas, como cascos históricos, donde eso es muy difícil porque cada vez que se cava algo, aparecen antigüedades.

El propietario tipo de un coche eléctrico normalmente hará desplazamientos previsibles y repetitivos, pero más de una vez necesitará recurrir a un punto de recarga público, al margen de que sea más caro que hacerlo en la comodidad del hogar o punto de recarga personal en un aparcamiento privado.

Aquí es donde entran en juego las plazas de aparcamiento reservadas a vehículos de este tipo, con una función doble: facilitar el aparcamiento a los pioneros y de paso, facilitarles la recarga de sus vehículos. De momento pocos son los usuarios, así que lo normal es que estas plazas estén vacías.

Una ayudita legal, por favor

La legislación sobre coches eléctricos e híbridos enchufables a nivel de corporaciones locales o ayuntamientos puede ser inexistente, ambigua o mínimamente reglada. En lo relativo a impuesto de circulación (IVTM), el precio del abono al servicio de estacionamiento regulado (SER) o quién puede usar esas plazas es cosa de cada alcalde.

Por eso encontraremos lugares donde el coche eléctrico goza de más protección --como Valladolid por la relación con Renault-- y en el otro lado, donde ni están ni se les espera. La mayoría de los clientes de eléctricos son administraciones locales y empresas, la penetración a particulares es simbólica.

Poco a poco empezará a haber particulares, y empezarán a hacer uso de estas plazas... si les dejan. Tendrá que haber cambios normativos si se quieren hacer las cosas bien, porque a base de civismo se deberían respetar otras restricciones, como las plazas de personas de movilidad reducida, y ni por esas, oiga.

Habría que empezar por colocar la señal de tráfico de prohibido parar y estacionar, con un aspa en fondo azul y borde rojo, con el cartelito de "excepto coches eléctricos". A continuación, delimitar qué es un coche eléctrico. Podría aparcar el avispado conductor de un híbrido usando algo de caradura, ¿no? ¿Y si es un híbrido enchufable?

Eso se limitaría con un tipo de distintivo, viñeta o pegatina, que permita a los agentes de policía municipal, trabajadores del SER o similares saber si se trata de un coche eléctrico o de un "listillo". No podemos pretender que esos trabajadores y agentes sepan todos los eléctricos del mercado.

A fin de cuentas, los vehículos de cuerpo diplomático, policía, de personas de movilidad reducida... tienen algún tipo de identificación. En algunos lugares hasta encontraremos plazas de aparcamiento reservadas en exclusiva para el titular de una matrícula. Con los eléctricos habrá que hacer lo mismo.

Otra cuestión por la que no conviene pasar de largo es cuánto tiempo se permite la permanencia en una plaza. Al principio no, pero más adelante se dará la situación de que vale, puede que no haya coches quemadores de petróleo en una plaza reservada a eléctricos... pero sí puede estar otro eléctrico ocupando la plaza. Adiós recarga.

En Madrid me he topado con una limitación de tres horas para ocupar una plaza para coches eléctricos. ¿Cómo controlar eso? ¿Mediante el propio punto de recarga? Parece sencillo, se da un tiempo de cortesía y si permanece el vehículo se puede dar un aviso inmediato a la policía local o incluso la grúa.

Por hacer un simil, sería como las plazas de carga y descarga. Se supone que son para uso profesional, y si un repartidor llega y otro compañero ha ocupado la plaza, se tendrá que fastidiar, al margen de que su otro compañero respete la limitación de tiempo o se la pase por el arco del triúnfo.

En los aparcamientos públicos hay previsión de reservar plazas para este tipo de cliente. No solamente va a necesitar espacio para aparcar, también recargar. No sabemos si eso se hará sin coste o si se tarificará de forma especial para al menos cubrir el precio de la recarga. Que nos lo aclaren.

Imaginemos un aparcamiento de tamaño limitado, como 100 plazas, en un casco histórico donde no sobra sitio. Hay dos plazas para eléctricos y 98 coches de motor térmico. Si viene el número 99 se tendrá que limitar de alguna forma que no ocupe plazas reservadas, otro problemilla.

Todavía no he hablado de los "listos" que irán desenchufando cables de recarga por diversión. De los que corten cables ni hablaré, porque con un poco de suerte y selección natural, cable de alta tensión que corten, último cable que cortan en su vida. Justicia por la vía rápida, silla eléctrica instantánea pero sin silla.

Las ciudades del mañana tendrán que afrontar este reto, a la problemática habitual del aparcamiento se sumará el aparcami-E-nto de los eléctricos, y lamentablemente habrá problema de convivencia como ya los hay ahora. Habrá que colaborar por las buenas y si eso falla, pues a base de multas.

De momento, aunque creamos que las plazas para eléctricos son un desperdicio de suelo municipal, seamos cívicos y no las ocupemos. Si tuviésemos un eléctrico nos encantaría encontrarla disponible, y si ya el punto de recarga funciona y se puede usar, miel sobre hojuelas.

Las administraciones tienen trabajo que hacer, adelantarse al reto para que cuando sea una realidad cotidiana, no pille a los alcaldes con los pantalones en el suelo. Los ciudadanos por nuestra parte nos podemos ir mentalizando, aunque no haya una señal de tráfico que lo prohíba bajo pena de multa.

También te puede gustar

Portada de Motorpasión

Ver todos los comentarios en https://www.motorpasion.com

VER 0 Comentario