Contaminación excesiva, ¿el precio del "progreso"?

Los acueductos romanos traían agua limpia a la población

Desde el amanecer del hombre moderno (homo sapiens sapiens) la contaminación ha ido ligada a la concentración de seres humanos si se producía de forma insostenible, que era lo más normal. Ya en el neolítico se conocían los vertederos, y los romanos montaron el alcantarillado y acueductos por problemas de salud pública.

A nivel sociológico, se tiende a aceptar que un nivel mayor de progreso conlleva más contaminación. No se trata únicamente de residuos domésticos —que también— sino de la quema de combustibles por actividades industriales, calefacción, transporte, iluminación o lo que se quiera mencionar.

Las imágenes de Pekín, capital de China, con una contaminación impresionante, están dando la vuelta al mundo. Los chinos ya están acostumbrados a respirar un aire congestionado normalmente, pero esto es demasiado incluso para ellos. En la Historia esto ha ocurrido muchas veces y con muchas civilizaciones.

Que en Pekín no salga el sol, en realidad, no es noticia. Imagen de 2007

Algunos casos de contaminación clásicos

En las grandes ciudades británicas durante el Siglo XIX ya había problemas para dar y tomar por contaminación. De hecho, hasta encontraremos órdenes dictadas en el medievo que prohibían quemar carbón en Londres, aunque sus habitantes se las pasaron por el ark royal.

Cuando no era por la contaminación del agua, o por la quema de carbón para calefacción, o por el alcantarillado… era por la circulación de caballos. Ya sabéis, esos animales tienen la “mala” costumbre de orinar y defecar donde les pilla. Cuando llovía el problema era realmente molesto.

De hecho, en Londres llegó a ser un problema mayúsculo la acumulación de heces de los caballos, por no hablar de los animales que morían por cansancio a una corta edad del uso que se les daba. Probad a retirar un caballo muerto a pulso, aviso que pesan bastante. En Pekín no se trata de un exceso de caballos, sino de coches.

Así lucía Pekín en 1920

La contaminación en las grandes urbes modernas

Ahora mismo hay varios países que están creciendo incluso con crisis, porque no es “su” crisis. Brasil, Rusia, China y la India están comprobando en sus carnes las consecuencias de un crecimiento y desarrollo demasiado rápido. Sus grandes urbes no pueden digerir adecuadamente todo eso.

Cuando un país pasa de la bicicleta al coche como medio de transporte popular en pocos años, nos encontraremos con graves problemas si no se ha dimensionado de forma adecuada el transporte colectivo, las vías de comunicación, la legislación medioambiental, etc.

En los países industrializados, para entendernos, “el primer mundo”, se sufre este problema pero no es tan acusado. No hace falta ir muy lejos, Madrid cuando tiene poco viento o tarda en llover puede acumular una boina impresionante de contaminación, pero no es tan exagerada. Se puede ver en la calle y eso.

Una ciudad virtual en SimCity 3000

Lecciones que podemos obtener del SimCity

Desde los años 90 he jugado a SimCity, más que un simple entretenimiento una herramienta para entender las características de la vida urbana. Cualquier jugador medianamente avispado sabrá que como la ciudad no tenga una buena red de transporte público va a tener importantes problemas de salud pública y atascos.

Pero incluso teniendo una buena red de transporte puede haber problemas de contaminación excesiva, ahí tenemos a las megalópolis japonesas que durante los años 80 tenían problemas de contaminación galopante. En una entrega anterior os expliqué cómo consiguieron solucionar una gran parte del problema, atacando a los vehículos de gasóleo.

Si las infraestructuras de una ciudad son insuficientes para un tránsito excesivo de vehículos, entonces tocará recurrir a soluciones impopulares. Peatonalizar calles, restringir el tráfico rodado, imponer peajes, limitar matriculaciones, sanciones más estrictas, cargar con más impuestos al vehículo privado, etc.

La contaminación en Hong Kong provoca 7.400 muertes al año

Para que una ciudad pueda convivir con una gran población, tanto de personas como de vehículos, es vital pensar en la sostenibilidad. Dejar que se mueran cientos de ciudadanos cada semana por problemas respiratorios, como el que echa pesticida, no es una solución al problema, y es muy caro.

Los vehículos que circulen deben reducir sus emisiones, ya sea por un menor uso o por medidas anticontaminación. Volvamos al caso japonés anti-Diesel, en pocos años la mejora de la calidad del aire fue espectacular. Y ojo, que Pekín no tiene muchos turismos Diesel que digamos, pero la ecología de su parque móvil es discutible en general.

Comprendo que cuando se hable de incentivar las ventas de modelos más eficientes y menos contaminantes se piense en represión recaudadora, hacer de lobby a los fabricantes, oprimir al ciudadano por deporte, etc. Pero es innegable que a veces, hay muchas razones que justifican precisamente eso.

Contaminación de Madrid, o la “boina” en palabras llanas

Ya no nos sorprende oír propuestas acerca de erradicar los coches con motor de combustión interna de los núcleos urbanos, aunque sea a muy largo plazo, cuando estemos todos en el asilo o bajo tierra. Es una de las causas que potenciarán el coche eléctrico, como mucho puede producir atascos… pero sin contaminar.

Lo que es inviable, y cualquiera puede verlo, es una elevada concentración de turismos en zonas densamente pobladas, sobre todo si no cumplen las normativas de contaminación más estrictas. Pensemos en los coches de los años 80 pero con el tamaño actual del parque móvil español. En algunas ciudades sería peligroso hasta respirar.

De hecho, se puede dar la paradoja de que algunos coches emiten por el tubo de escape un aire más limpio del que han tomado por la admisión. Es imprescindible que el coche eléctrico gane terreno al térmico en las grandes urbes, aunque queda mucho por recorrer al respecto.

Tokio y el Monte Fuji (2012)

Solamente el sistema Stop&Start, de utilizarse de forma masiva, podría aliviar notablemente la contaminación urbana. Lo mismo podemos decir de los híbridos, pueden llegar a usar la mitad el motor de combustión que un coche normal, y mientras no lo usen, no producen emisiones. Cuando producen emisiones, son más bajas de lo normal.

Respecto a los coches de hidrógeno, queda la duda de qué pasará cuando se usen de forma masiva en zonas urbanas y haya miles de vehículos expulsando por el tubo de escape vapor de agua. Podrían hasta crear microclimas, no encuentro consenso en los expertos en ese tema.

Es más, si se potenciase mucho el uso de vehículos térmicos a gas, se podrían lograr muchos avances. En muchos de los llamados despectivamente países ex comunistas europeos, el uso del gas está muy extendido. Los autobuses a gas no echan una humareda tan grande como ellos al acelerar, los Diesel suelen hacerlo.

Que levante la mano quien no ha aguantado la respiración al ver arrancar un autobús cerca de él. ¡Prohibamos los autobuses! ¿O no? Si dividimos la contaminación por pasajero, pues sale más a cuenta que más de 20 vehículos privados con uno o dos ocupantes. Otro punto interesante.

Si volvemos al ejemplo del SimCity, podemos ver cómo una red de transporte público eficiente reduce mucho el uso del vehículo privado. No todo el mundo coge el coche por gusto o para fastidiar al planeta, sino por necesidad. Demosles una forma rápida y competitiva de viajar, y aparcará más su vehículo privado.

Pero todo esto que hemos hablado es más fácil si los gestores públicos pueden reaccionar a una velocidad adecuada y a tenor de los acontecimientos. Si el progreso viene demasiado rápido es obvio que habrá problemas. China crece a ritmo de pura burbuja, el día que eso pinche vamos a flipar.

Comparativa entre autobús, bicicletas y coches privados

A la mayoría de la gente le gusta ir de A a B, directamente y con confort, y eso suele proporcionarlo el vehículo privado. A partir de cierto número esos vehículos sobran, considerando múltiples factores de los que ya os he hablado. Si no se limita de forma natural, hay que hacerlo por las malas.

Hay formas y formas. Por ejemplo, obligar a los chinos a volver a usar la bici de forma masiva no es una idea brillante de un día para otro, porque hacer ejercicio con aire tan contaminado no es precisamente algo saludable. Tampoco es práctico dar pedales con bombones de aire como los buzos.

Fijaos en la imagen. A fin de cuentas la bicicleta es buena idea, porque la superficie que ocupan las bicicletas necesarias para mover a los ocupantes de un autobús no llega al doble. Si hacemos la cuenta en coches privados hay mucha diferencia. Y como hablemos en términos de contaminación…

En resumen, como ciudadanos tenemos que ser comprensivos en la medida de lo posible sobre estos problemas. La contaminación suele ir ligada al progreso, pero no siempre. De hecho, habría más progreso con un aire limpio, ríos sin contaminación, producción sostenible de deshechos, etc. ¡Más progreso aún!

Encontraremos muy pocos ejemplos de lugares con un alto grado de sostenibilidad, es algo costoso, que lleva tiempo, dinero y cambio de hábitos. Pero esos lugares existen, no son quimeras. Al final tenemos que hablar de calidad de vida, no solamente de comodidad individual.

Hay un viejo dicho, el que no conoce su historia está condenado a repetirla. Los países en desarrollo están repitiendo lo que ha pasado en otros lugares. Si usasen dicha experiencia, acabarían con sus problemas mucho más deprisa que si esperan al último momento a hacerlo.

Fotografía | Wikimedia Commons (I), Bell and Jeff (II), UK National Archives (III), Kevin Dooley (VII), Cycling Promotion Fund (IX)

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