Malditos: Maserati 450 S Coupé Costin Zagato

Hoy os traigo otro de los malditos. Sé que quizá me estoy repitiendo, pero en este caso merece la pena: he aquí una unidad única y fracasada, el Maserati 450 S Coupé diseñado por Frank Costin a petición del mismísimo Stirling Moss; con el cual corrió (o más bien intentó hacerlo) Le Mans en 1957.

En aquel año la marca de Módena tenía lo mejor: entre otros prodigios, unas barchettas de infarto y a conductores legendarios, incluído Juan Manuel Fangio. También tenían a Moss en coches sport, si bien éste dejó claro por contrato que las 24 horas le parecían una paliza y que no las correría.

Aun así, Maserati le quería en La Sarthe y para ello utilizó el viejo truco de no ponerle condiciones. Para el piloto inglés no se trataba de dinero, sino de contratar los servicios del por aquel entonces nuevo y brillante experto en aerodinámica Frank Costin, el cual venía del mundo de la aviación y se había forjado una fama con el diseño del Lotus 8 y del Vanwall de GP de 1956.

A trabajar

Lo malo es que desde el comienzo fue un proyecto de esos que se hacen al salir del trabajo; y para cuyo desarrollo, encima, solo se tuvieron seis meses. No quiero andarme por las ramas: fue un absoluto desastre. Veamos por qué.

Costin dibuja los planos en el comedor de su casa, sin hacer modelo a escala ni, obviamente, utilizar tunel de viento; fiel a su filosofía de que él hacía las cosas a ojo y no necesitaría de dichos procedimientos hasta que sus coches perdiesen las carreras. Era brillante, pero con la falta de tiempo…

Termina y sale para Italia. Stirling y él habían acordado fabricar un coupé pero parece que alguien se olvidó de avisar a los jerifaltes de Maserati, que pensaban todavía que las barchettas abiertas (como el 450 S estandar) eran lo mejor.

He aquí un ejemplo en video de que, indudablemente, estas últimas eran de ensueño: el 450s sale en unas tomas geniales al principio y al final; entre medias hay un Ghibli que seguro que tampoco os desagrada:

Tampoco hicieron bien los deberes al no avisar en Zagato de que iban para allá a encargarles un coche que no había sido diseñado por su estudio. Puedo imaginarme la cara de los carroceros y su expresión de “¿Pero de qué estáis hablando? ¿Y encima un diseño inglés?”

En fin, sea como fuere se salen con la suya. O casi: al no haber tiempo nadie le hizo ni una prueba del coche y, lógicamente, pasó factura.

Lo acabaron dos días antes de la mítica carrera de La Sarthe y Moss y Costin no lo vieron hasta entonces. En realidad, nadie quiso nunca a esta… ¿belleza? Al primero le parecía horrendo e ingobernable; y el segundo, después de la experiencia, lo difinió como una mujer fatal, preciosa a la vista y terrible en su interior.

Errores garrafales

Alguien decidió posicionar un importante conducto de ventilación del motor, en lugar de en su posición original, a la altura de los pies de Stirling, que tuvo que conducir dentro de un volcán. El motor tampoco dejó de estar on fire por ello. Como solución, en boxes se decidieron a dejar el automóvil como un coladero, perforándolo en múltiples puntos.

Por otro lado, algún preparador se ahorró aislar los carburadores del V8, con lo que los asfixió por encima de las 6.200 vueltas, incapaces de llegar a las 7.000 previstas.

Asimismo, la carrocería estaba mal ensamblada (¿venganza de Zagato?) y su efecto suelo no era precisamente para organizar una despedida de soltero.

Supongo que las prisas no perdonan.

Las pruebas fueron un fiasco y Stirling Moss sabía que no tenía ninguna posibilidad. Costin era del mismo parecer y se maravilló de que el legendario piloto inglés fuera capaz de aguantar en carrera.

Tan solo quedaba eso, correr; y lo hizo durante 38 vueltas, en el transcurso de las cuales el coche empezó a vibrar y a oler a problemas, al reventar un manguito de aceite. Después de repararlo, la rotura del eje trasero provocó el adios definitivo.

Otro patito feo

No existen videos en la red del coche sobre el que léeis, así que, antes de terminar, me voy a tomar la licencia de poneros otra vez la sinfonía de la barchetta hermana, seguramente muy parecida a la de su pariente:

Volviendo el asunto que nos ocupa, es una pena que las cosas no siempre salgan bien a la primera; por ello hay que dejar siempre un margen de error. Es este caso es una lástima que un vehículo con un V8 de 400 CV, llamado a surcar las rectas de las 24 horas a 320 Km/h, fuese desaprovechado.

Además, el pobrecito cargó con toda la culpa y fue arrumbado en las naves de la Maserati sin motor ni ruedas, completamente abandonado. Unos norteamericanos lo encontraron y adquirieron al año siguiente pero, una vez arreglado, se deshicieron de él. Posteriormente, pasó por numerosas manos que lo maltrataron hasta que, después de quince años, conoció por fin el cariño y la restauración.

Sin duda, es otro de los patitos feos.

Fotografía | Raamis, SpotModel, Profit24

Video | Youtube: (“I”: Maserati 450 S y Ghibli, “II”: Maserati 450 S)

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