Prueba: Dacia Logan 1.4 (parte 1)

De vez en cuando me planteo un pequeño reto automovilístico, y esta vez la víctima es la berlina más económica de Renault, el Dacia Logan 1.4. Solicité al Dpto. de Prensa una versión económica, y me proporcionaron un Laureate sin ningún extra adicional, el de 9.100 euros.

El objetivo de esta prueba no es hacer un análisis como los que he venido haciendo, sino comprobar el máximo rendimiento que se le puede exprimir en viajes por autopista a velocidades legales. Casi todo el kilometraje es por autopista y trote a 120 Km/h exceptuando cuando la orografía no lo permite o el tráfico.

Con un sol de justicia, me estaba esperando la unidad de prensa en el aparcamiento al aire libre. El coche estaba literalmente ardiendo, y los plásticos del Logan emiten un aroma muy particular cuando están calientes. Lo que más me dolió fue ver el equipamiento que realmente tenía el coche. A veces la memoria me juega malas pasadas.

Dirección asistida bien, retrovisores eléctricos bien, elevalunas, cierre centralizado, ordenador de abordo… pero no tenía instalado el aire acondicionado ni tampoco la radio, aunque estaba hecha la preinstalación de altavoces y antena.

Como mi intención era hacer un viaje muy largo y era mediodía, me hice a la idea de que iba a pasar mucho calor, pero al menos, no era la primera vez. Estaba convencido de que el Laureate de serie traía el A/C, pero me colé. Me dirigí a la gasolinera más cercana para asegurarme del llenado del depósito, aunque el indicador digital del coche marcaba 100%.

Entraron 11,60 litros, lo que ya me hizo sospechar un poco de la precisión del medidor. De un depósito de 50 litros, que falten el 23,2% y marque “lleno” pues es sospechoso. Una vez completamente repostado, puse el ordenador de abordo a 0 en todas sus funciones. Los datos previos que marcaba, con un total de 2163 Km. de esa unidad, son los siguientes:

  • Consumo medio: 8,0 l/100 Km

  • Autonomía: 621 Km

  • Odómetro parcial: 1.418 Km

  • Velocidad media: 42,2 Km/h

  • Combustible consumido: 114,1 litros

Este es el momento de hacer algunas aclaraciones: el Logan 1.4 monta el conocido propulsor Renault K7J con culata de 8 válvulas, inyección eletrónica multipunto, que es capaz de dar 75 CV a 5.500 RPM y un par máximo de 112 Nm a 3.000 RPM. Con un peso de 1.050 Kg. el Logan es una berlina muy ligera, y este motor es más que suficiente para moverlo.

Para condiciones poco exigentes de uso, este propulsor no garantiza prestaciones que se salgan de lo normal, ni adelantamientos brillantes, pero es un motor fiable, que sirve para lo que sirve y al que no hay que pedirle milagros. Subiendo pendientes cargado hasta arriba, se le notará corto. Pero alguien que realice viajes esporádicos o se mueva fundamentalmente por entornos rurales o urbanos, tiene la potencia que necesita.

En mi caso, el coche sólo tenía que cargar con 64 Kg. de conductor más una bolsa de equipaje que no supera los 15 Kg, de modo que las condiciones son dinámicamente muy favorables. Los neumáticos que monta son Continental ContiEcoContact 3 de medidas 185/65 R15 88T. Deberían favorecer un consumo bajo.

De modo que sumamos los siguientes factores: día caluroso, ausencia de A/C, mínimo peso a transportar, neumáticos baja resistencia a la rodadura, ausencia de apéndices aerodinámicos (incluso la antena). Puse rumbo a la M-30 y de ahí tomé la A-3 en dirección Levante.

Los primeros kilómetros saliendo de Madrid fueron tranquilos, la media de consumo que me iba marcando el ordenador era inferior a 5 litros (que eso en un gasolina está mucho mejor que bien), hasta que empecé a coger tráfico. Si lo llego a saber, me meto por la R-3. Me encontré varios momentos de circulación muy densa, en la que tuvimos incluso que parar. Procuré en todo momento hacer conducción eficiente para no desperdiciar ni una gota de gasolina.

Las retenciones son momentos en los que uno puede hacer un análisis de los tipos de conductores. El que más abunda es el listo del carril izquierdo, que está convencido de que es el carril mas rápido, y se apelotona ahí. Como estaba en el supuesto contemplado por el código de adelantamiento por la derecha permitido, fui pasando varios coches, pero fijándome en que nadie se echase a la derecha a traición y fuese seguro.

Perdí de vista a unos cuantos coches “tipo”, sabía que luego me iban a acabar alcanzando. Matemáticamente es imposible que me alcanzasen sin superar los 120 Km/h, a menos que alguno utilizase otro sistema.

Siempre que el tráfico me lo permitía, circulaba a 120 Km/h más o menos clavados (de aguja). El tráfico me frenó un poco y la orografía también, pues las pendientes ascendentes empezaban a pasar factura al motor de 75 CV y aunque no hacía falta reducir a 4ª, si podía perder velocidad hasta los 100 Km/h. Cuesta abajo levantaba el pie para no pasarme del límite, algo que si uno presta la mínima atención, no resulta complicado. Con más peso encima, la 4ª habría sido necesaria.

Algunos coches que dejé atrás en el atasco volvieron a adelantarme como pasada media hora o tres cuartos. Durante el atasco, su velocidad fue inferior a la mía, y cuando se libraron de él, pues pasaron de 120 Km/h (de otra forma no es posible). Es más importante la velocidad media y un crucero estable que estar alterando el ritmo, y así se tira combustible. Y podría haber gastado menos con un control de crucero, pero Dacia no lo ofrece.

De hecho, hubo varios coches que tuvieron conmigo piques “light”. Me adelantan a 130 Km/h o así, y a los pocos metros, sigo con mi crucero estable y bajan el ritmo, y como me “estorban”, pues les adelanto. Como 5 Km. después, me vuelven a adelantar, y al rato, les vuelvo a coger. ¿Tanto cuesta mantener la velocidad?

Habiendo salido a las 13:22, tocaba hacer una parda para descansar, y el reloj marcaba las 15:14. Paré en una E.S. en el kilómetro 168 de la A-3. Hasta ese momento, había recorrido 179,8 kilómetros en 1h 49min, con un consumo medio de 5,7 litros a los 100, una autonomía restante de 836 Km. y una velocidad media según ordenador de 96,2 Km/h, que no está mal considerando todo el tráfico que me comí.

Desde el repostaje, había gastado 10,2 litros y el indicador seguía marcando lleno.

Continuará...

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