Algunos coches tienen los tapones de las ruedas de color verde. No es postureo, es que sus neumáticos no están hinchados con aire corriente

  • Inflar un neumático con nitrógeno en lugar de aire común cuesta alrededor de 5 euros por rueda

  • Tiene ventajas, pero hay que seguir revisando presiones una vez al mes

Álvaro Ruiz

La industria del automóvil es sinónimo de evolución constante, de hecho, todos los días hablamos de nuevas tecnologías, pero todavía no han inventado que nos ahorre hacer una de las tareas de mantenimiento más básicas y, al mismo tiempo, más importantes: revisar la presión de los neumáticos.

Hoy por hoy, ninguna tecnología nos permite ahorrarnos esta tarea, por lo que una vez al mes es recomendable revisar la presión de los neumáticos, pero también cuando toca hacer un viaje largo o cuando cambia el tiempo y varían mucho las temperaturas. Eso sí, existe una forma de que la presión de los neumáticos no varíe tanto: el nitrógeno.

Se utiliza en competición y también en los neumáticos de los aviones

Hay dos opciones a la hora de inflar los neumáticos del coche: utilizar aire corriente o utilizar nitrógeno. La mayoría de los coches llevan aire normal en las ruedas, pero hay quien prefiere llenarlas de nitrógeno, a pesar de ser un poco más caro.

La forma de identificar unos neumáticos inflados con nitrógeno es poner los tapones de las válvulas de color verde, así se diferencian de los convencionales, que están hinchados con aire y, generalmente, llevan tapones de color negro.

El inflado con nitrógeno cuesta unos 5 euros por rueda y tiene varias ventajas frente al aire normal. El aire común está compuesto principalmente de nitrógeno (un 78%), pero también contiene oxígeno (21%) y vapor de agua (1%), por lo que este último componente genera humedad y eso provoca que la presión del neumático varíe más con los cambios de temperatura.

En cambio, el nitrógeno es seco y no tiene esa humedad, por lo que la presión de la rueda se mantiene más estable, independientemente de que el neumático se caliente o se enfríe. Como el nitrógeno permite que las presiones sean más estables, incluso ante cambios de temperatura muy bruscos, se utiliza para inflar neumáticos en los que mantener la presión adecuada es crucial, como los que llevan los coches de competición o los de los aviones.

Hace tiempo, el nitrógeno llegó también a los coches de calle porque también permite que la presión sea más estable y eso es una ventaja frente al aire normal. Si los neumáticos están inflados con nitrógeno, sigue siendo necesario revisar presiones cada mes, pero es probable que la presión no varíe nada durante mucho tiempo, incluso cuando hay cambios de estación y pasamos del frío al calor y viceversa. 

¿Merece la pena pagar un extra por esta tranquilidad? Evidentemente, cada uno es libre de hacer lo que quiera, pero, desde mi punto de vista, no merece la pena pagar alrededor de 20 euros más por inflar los neumáticos con nitrógeno.

Además, cuando se utiliza el nitrógeno, hay que seguir utilizando este gas. Se puede mezclar con aire común, sin embargo, de esa forma pierden las ventajas del nitrógeno. 

Lo malo es que, para inflar los neumáticos con nitrógeno hay que ir a un sitio especializado, mientras que para inflarlos con aire común se puede ir a cualquier gasolinera, recurrir a un compresor de aire convencional o utilizar un inflador doméstico. Me parece bastante más cómodo, por tanto, inflarlos con aire común, simplemente porque es mucho más accesible que el nitrógeno.

Si el inflado con nitrógeno permitiera olvidarse del mantenimiento regular de la presión de inflado de los neumáticos sería otra cosa, pero no es así.

Imágenes | Motorpasión y Continental

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