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No nos volvamos locos con las rotondas inteligentes

Vamos a comenzar admitiendo que sí, todos cometemos errores y alguna vez lo hemos hecho mal. Parece ser algo muy común entre los españoles que las rotondas sigan siendo una asignatura pendiente de muchos conductores. Es cierto que, para muchos, resulta muy cómodo seguir una trayectoria recta, independientemente de la marcada por las líneas de la carretera, aunque ello conlleve, en más ocasiones de las deseables, algún que otro problema. Las rotondas no son, precisamente, ninguna novedad. En España, llevan desde 1976 y no parece que vayan a desaparecer, sino más bien a evolucionar en otros sentidos.

Las rotondas se emplean -o al menos eso se pretende-, para mejorar la circulación y la seguridad en las intersecciones de carreteras, obligando a ceder el paso, reduciendo la velocidad y prestando atención. Sin embargo, la reacción más común es la de saltarse el ceda y continuar con la marcha, siguiendo al coche que precede (incluso cuando este ha maniobrado mal). Mientras, otros vehículos esperan pacientes a que todo el pelotón termine la maniobra. Y no digamos de aquellos que toman la rotonda como si de una recta se tratase, sin señalizar y violentando a quienes osan criticar su conducción. Las rotondas, en definitiva, son un foco de conflicto, precisamente todo lo contrario de lo que pretende su principal objetivo.

Tanto la Guardia Civil como la Dirección General de Tráfico hacen una campaña casi continua en explicar, una y otra vez, como se debe circular a través de ellas. Esto sirve para confirmar lo que dice un estudio realizado por Automovilistas Europeos Asociados, el cual señala que entre 2012 y 2016 los accidentes mortales en este tipo de infraestructuras viales creció en un 131% en aquellas rotondas situadas en carretera secundaria, mientras que en aquellas colocadas en ciudades, la subida fue del 86,7%. Un auténtico despropósito que se debe atajar inmediatamente.

Las rotondas inteligentes, un invento español

No son pocas las asociaciones ni las personas que abogan por un cambio en las rotondas, o más bien, por una mayor formación y severidad en las sanciones correspondientes. Soluciones que de momento parecen tardar en llegar. Por ello, hay quienes prefieren buscar la solución por su propia cuenta, antes que esperar a que se sigan acumulando las víctimas. Una de esas personas es Carlos Escrich, un perito judicial y experto en seguridad vial, que puso sobre la esa, a finales del año 2018, las Rotondas R.I. o rotondas inteligentes, un nuevo tipo de cruce de circulación circular con un diseño muy concreto y señalización específica. Según este experto en seguridad vial, las rotondas inteligentes mejoran en todo a las actuales, incluso también a las turborrotondas.

“La gran diferencia con las turborrotondas es que mi diseño obliga a salir desde el carril exterior y, sobre todo, hace prácticas las rotondas de dos carriles de salida, ya que el vehículo que circula por el carril interior también puede salir de la rotonda sin peligro de colisión, en paralelo al vehículo que circula por el carril exterior. Lo más sencillo y lo más barato me pareció usar la señalización horizontal, todo el mundo sabe que es una línea continua, que por otra parte va extruida”.

El diseñador de estas rotondas inteligentes afirma que se mejora el acceso, la circulación interior y la salida de dicha vía, principalmente, porque todos los carriles se han separado claramente con señales viales en la calzada (tanto con líneas continuas, como con discontinuas y flechas que obligan a ir en una dirección concreta). De hecho, la línea continua es la clave del diseño, pues parece ser una de las señales viales más respetadas por todos los conductores. En junio de 2018 se instaló una en Puçol, Valencia, 20 kilómetros al norte de la capital y desde que se colocó, no se han registrado incidentes a pesar de estar en un lugar con una densidad de tráfico elevada.

¿Cómo funcionan las rotondas inteligentes?

Las rotondas inteligentes basan su funcionamiento, como hemos comentado, en la señalización de la calzada que indica por donde se puede circular y cuando se debe cambiar de carril. Estas guían al conductor para que todo transcurra con fluidez y seguridad, impidiendo que se tomen las rotondas rectas y a una velocidad indebida. Las reglas básicas son las siguientes:

  • Para tomar la primera salida se debe acceder por el carril exterior, el situado más a la derecha y dejando la línea continua a la izquierda. Dicha línea continua impide que podamos seguir de frente como ocurre actualmente y obliga a seguir circulando hacia la derecha o bien, llegar a la zona con línea discontinua para poder seguir hacia la siguiente salida, creando menos confusión con los vehículos que ya estén dentro.

  • Para tomar la segunda salida no se puede hacer como en las rotondas actuales, es decir, seguir recto, ya que la línea continua nos lo impide. Debemos entrar en el carril central y volver a salir por el derecho antes de llegar a la línea continua. Es importante, como en el punto anterior, usar el indicador de dirección (otra asignatura pendiente).

  • Para hacer el cambio de sentido debemos realizar la misma maniobra que para tomar la segunda salida, pero continuando por el carril interior.

En las rotondas con varios carriles de acceso, el funcionamiento es el mismo pero con la diferencia que se podrá tomar la primera salida desde los carriles situados más a la derecha. El resto es básicamente igual.

Ya se intentó algo similar con las turborrotondas

Otra idea con la que se buscaba el mismo objetivo fueron las turborrotondas, que se implementaron en algunos lugares de España en 2009 con la intención de extender su uso. Por el momento es complicado divisar una turborrotonda en nuestros núcleos urbanos, así que no podemos confirmar con exactitud cómo se circula por ellas, pero el funcionamiento básico es bastante sencillo. Dicho de una manera breve, una turborrotonda es una glorieta con forma de espiral, con carriles marcados por líneas continuas y discontinuas en la calzada que indican por donde se debe circular en función de la salida que se quiera tomar.

Al tener los carriles claramente marcados en el asfalto, se facilita al conductor la forma de actuar en su interior y así, fomentar lo que llaman como ‘disciplina de carril’, o dicho de otro modo, que el conductor elija antes de acceder a la rotonda qué salida quiere tomar y por tanto, sepa de antemano qué carril debe elegir para entrar en la misma. Ni siquiera hace falta saber circular en una rotonda, pues todo está marcado e indicado con claridad.

Imágenes | iStock

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