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Sin miedo con la transmisión automática

A pesar de ser una de las industrias más innovadoras del mundo, el automóvil sigue siendo muy conservador. Hace algunas décadas se esperaba vehículos ‘espaciales’, con diseños rompedores, tecnología de ciencia ficción y en muchos casos, ni siquiera necesitarían ruedas. Obviamente, son sueños de unas épocas en las cuales, la imaginación volaba a velocidades vertiginosas. Sueños que se han cumplido en parte, pues tras más de 130 años, el automóvil sigue quemando combustible fósil, sigue usando ruedas de caucho llenas de aire, los diseños no son realmente nada sorprendente y seguimos cambiando los desarrollos manualmente. Sin embargo, la tecnología aplicada al automóvil si que puede considerarse de ciencia ficción y quizá, es el único de aquellos sueños locos que se ha llegado a cumplir.

El siguiente paso es abandonar los combustibles fósiles, un camino que también acabará con las transmisiones manuales o eso al menos parece ser que ocurrirá. La caja de cambios, como se conoce popularmente, es algo intrínseco al coche desde que se inventó. El motor de combustión no es una máquina precisamente eficaz y requiere que se cambie los desarrollo para un correcto avance. Con el tiempo y la evolución técnica y tecnológica, se han desarrollado cambios automáticos con mayor o menor fortuna, aunque no siempre han sido del agrado de todos. Unos, porque aseguran, se pierde placer de conducción, otros, porque aumentan los consumos, por otro lado, los que dicen no tener un control total del vehículo; motivos son muchos, pero una vez se haya establecido la electricidad como energía predominante en el automóvil, la caja de cambios manual será cosa de los clásicos.

El cambio automático expande sus dominios

Ya se está viendo un cambio generalizado en muchas marcas. El cambio manual cada día tiene menos cuota de mercado, ya sea obligado por los fabricantes o por demanda de los usuarios. Los grandes deportivos han dejado de lado la transmisión manual, los modelos más urbanos buscan la comodidad y eficiencia de los automático y los modelos más eficientes han tomado el mismo camino al poder gestionar por completo el funcionamiento del grupo propulsor. El desarrollo de estos sistemas de transmisión automática ha logrado ofrecer conjuntos de funcionamiento impecable y cuyo agrado de conducción está a años luz de los primeros. Incluso con convertidores de par, por norma, el sistema más usado y que más ‘resbalamiento’ ofrecía. Los cambios de doble embrague se pueden considerar los más deportivos y los CVT, los más eficientes. Aunque sea sólo por el reparto de modelos que los emplean.

En el caso del CVT (Continuos Variable Transmision), es quizá el menos popular y actualmente, lo emplean pocas marcas. No obstante, se ha posicionado como un cambio ideal para motores híbridos dado su funcionamiento y las posibilidades de control electrónico. Se trata de una transmisión con un número de relaciones ‘infinito’. Varía continuamente la relación según las necesidades y mantiene el motor siempre en la zona de máxima eficiencia. No hay salto entre marchas, no existe el típico cabeceo entre cambio y cambio y no hay pérdida de potencia en ningún momento. Pero, como todo, tiene una pequeña pega, hace girar al motor siempre en el mismo régimen y genera un sonido un tanto monótono que no tiene relación entre ruido y entrega de potencia. Y decimos pequeño porque con una buena insonorización y buen equipo de sonido, pasa totalmente desapercibido. Además, tras varios kilómetros, se deja de prestar atención a este apartado.

Transmisión ‘e-CVT’, la evolución según Toyota

La transmisión CVT es la elegida por Toyota para sus modelos híbridos (y otros rivales seguirán el mismo camino). Se han decantado por este tipo de cambio dada su suavidad de funcionamiento y por su eficiencia. Básicamente, explicado de forma sencilla, se trata de una transmisión que no tiene piñones, sino que se basa en dos poleas capaz de variar su diámetro, normalmente unidas por una correa o cadena. Según las necesidades, la cadena/correa se desplaza por las poleas que cambian el diámetro de forma continua dando lugar a las diferentes relaciones. Al no tener posiciones fijas y sí una infinidad de ellas, se dice que cuenta con un número de relaciones infinito. Al contar con un número tan elevado de relaciones, es posible entregar la potencia más adecuada de la forma más eficiente sin los compromisos de una transmisión convencional.

Toyota, sin embargo, emplea lo que llaman ‘e-CVT’, donde la letra ‘E’ viene a indicar que se emplea un sistema eléctrico para cambiar las relaciones y no las tradicionales poleas. De esta forma es más sencillo gestionar electrónicamente su funcionamiento y asegurar que la eficiencia siempre sea máxima, aprovechando además toda la potencia y el par generados por el grupo propulsor.

En cuanto al manejo, no tiene ningún cambio respecto a otras transmisiones automáticas, más allá de la ausencia de manejo secuencial. Todo conductor se encontrará con las posiciones típicas: N (neutral o punto muerto); D (Drive o directa); R (reverse o marcha atrás) y P (Parking, que se acciona mediante un botón). El uso de estas posiciones es más que lógico y no genera dudas, pero hay una posición extra marcada con la letra B. Esta hace referencia a ‘brake’ o freno, que sirve para emplear el freno motor y retener el coche en bajadas o en situaciones que el conductor así lo requiera. Es muy útil para ayudarse en una frenada fuerte o incluso frenando en ciudad. Además, recarga la batería al emplear el motor eléctrico para ofrecer resistencia al avance y al mismo tiempo, generar energía.

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