Contenidos contratados por la marca que se menciona

+info

Cuidado de la batería y otros consejos que te interesarán si tu coche duerme en la calle en invierno

"Se acerca el invierno" y "la noche es oscura y alberga horrores". Estas dos míticas frases de una famosa serie de televisión coinciden (pero sin exagerar) con la realidad nocturna de una buena parte del automovilístico español. ¿Qué le ocurre a nuestro vehículo cuando duerme en la calle en invierno?

Los coches sobrellevan cada vez mejor la soledad que doblega las calles durante las noches. La tecnología que montan es cada vez más avanzada y el impacto de las inclemencias meteorológicas, sobre todo del frío, hielo y nieve, resulta menos comprometedor.

Esto no quiere decir que las mecánicas sean infalibles. La nocturnidad constituye un fenómeno que afecta a millones de coches en España. Es un dato complicado de obtener de forma precisa. Algunas fuentes aseguran que la cifra de turismos que pasan la noche a la intemperie se acerca al 70 % del total.

Según el informe "Transición hacia una movilidad sostenible", elaborado por la Asociación Española de Profesionales de Automoción junto al Colegio Oficial de Ingenieros Industriales de Madrid, la Asociación de Ingenieros Industriales de Madrid y el INSIA, serían hasta 15 millones los coches que duermen cada día en la calle.

Que el coche no duerma en un garaje no es una cuestión baladí. Bien lo demuestra el hecho de que las compañías de seguros no dejan de preguntarlo al contratar una nueva póliza. Y es que la respuesta de los componentes y el rendimiento de la motorización puede variar.

El frío y las baterías: enemigos íntimos

La batería es uno de los elementos más sensibles al paso de las noches gélidas. Tanto las bajas temperaturas, como las más elevadas, alteran el comportamiento de su química. Como consecuencia directa de ello, la vida útil de la batería tiende a acortarse. Este factor se conjuga con otros como sus orígenes, fabricante, composición, la cantidad de arranques que atesora y el uso o desuso del vehículo

El motivo del envejecimiento prematuro de los acumuladores reside en la sulfatación de la batería. El fenómeno se explica por la disminución de la proporción de ácido sulfúrico en el electrolito, lo que ataca directamente a los 12 V de tensión de las baterías más comunes de plomo-ácido. Es decir, la batería pierde su capacidad para entregar la energía eléctrica que se le demanda.

Si el coche pasa la noche en la calle y ha de aguantar fríos extremos, lo más recomendable es apostar por fabricantes que ofrezcan químicas de mayor calidad. Hay que tener en cuenta que los acumuladores suelen homologar vidas útiles de 4 a 5 años.

¿Y la batería de un coche híbrido eléctrico?

Las heladas son un enemigo declarado de las baterías de los modelos convencionales y lo mismo ocurre con los vehículos híbridos eléctricos. La química es diferente, pero no deja de sufrir las consecuencias de las noches frías, aunque con puntualizaciones.

En el caso de los híbridos eléctricos de Toyota, hasta la fecha han montado baterías de hidruro de níquel-metal (NiMh) y de iones de litio. Precisamente por su experiencia histórica con los modelos eléctricos, desde Toyota entienden a la perfección lo que ofrece cada una de estas tecnologías.

No es extraño que las baterías fabricadas en NiMh alimenten la motorización de los modelos con tracción integral. Su química es menos propensa al desfallecimiento térmico, lo que las convierte en un valor en este tipo de vehículos. Es más, la extinción de su tecnología está lejos de producirse, porque Toyota sigue invirtiendo e innovando hacia lo que se conoce como una batería bipolar níquel-metal.

¿Pueden descargarse este tipo de baterías con el frío? Desde Toyota, señalan que el rango térmico óptimo de sus baterías se mueve entre 10º y 30º. Además, entre 0º y 50º la respuesta es adecuada y sin excesivos sufrimientos.

El fabricante nipón nos da algunos consejos para la mejor conservación de las baterías:

  • Comprobar que la batería está en buen estado. Puedes consultar el nivel de carga de la batería en un taller cualificado.
  • Si es posible, que tu coche duerma en garaje. Los vehículos aparcados en la calle están más expuestos y sufren más las inclemencias meteorológicas.
  • No dejes a tu coche en el banquillo. La mejor forma de combatir el frío es utilizándolo regularmente (al menos una vez a la semana, aunque sea para hacer la compra).
  • Inicia la marcha con suavidad. No pises demasiado durante los primeros kilómetros.
  • Realiza un trayecto largo al menos una vez al mes.

Una cuestión de fluidos y su espesor

La batería no es la única que nota el descenso térmico cuando un coche duerme en la calle. Otra de las causas que esconde el clásico comportamiento perezoso estriba en la influencia del frío en los fluidos que circulan por las entrañas del coche.

Líquido de frenos, lubricantes, refrigerante o limpiaparabrisas pueden tener mucho que ver con una reducción del rendimiento. Si nos centramos en el refrigerante, su rol es crucial, pues es responsable de rebajar el margen de congelación de los fluidos, propiciando el trabajo del motor a una temperatura baja. Por eso, es aconsejable durante los episodios de frío comprobar de forma ocasional su nivel y su color.

A pesar de que puede pasarnos desapercibido, el motor de nuestro coche realiza un enorme esfuerzo cuando le demandamos un despertar fulgurante tras una noche invernal.

Si conducimos un modelo alimentado por diésel, quizá deberíamos prestar atención al tiempo que lleva expuesto a temperaturas bajo cero. Aunque no es una cuestión acuciante, el punto de congelación del diésel es más sensible que el de la gasolina. Esto no quiere decir que se vaya a congelar, pero sí que se espese. Puede llevar a obstrucciones en las canalizaciones internas.

Neumáticos y gomas del limpiaparabrisas

Dejando atrás el corazón del coche, parte de sus órganos externos puede llegar a sufrir el efecto del frío. Un fenómeno importante, relacionado con la seguridad de la conducción, se da con la presión de los neumáticos.

A largo plazo, las bajas temperaturas afectan a la presión, provocando que disminuya. En consecuencia, se hace más necesario estar atento a este aspecto, como al desgaste de las gomas.

Otra goma que se altera es la de los limpiaparabrisas. ¿Por qué no es recomendable activar su mecanismo para deshacernos de la siempre incómoda escarcha de las lunas? El motivo es que en las temperaturas de congelación las llevan a adherirse al cristal y fracturarse. De ahí que muchos opten por elevar los limpiaparabrisas una vez llega la hora de acostar al coche.

En un plano más de apariencia, la humedad y el agua no son buenos amigos de la piel del vehículo, pues a muy largo plazo pueden acelerar la corrosión. Eso sí, no llegan al nivel de contumacia de la sal que habita en la superficie de las carreteras invernales.

Como se puede constatar, la gran mayoría de recomendaciones no suponen esfuerzos adicionales para el conductor medio. En cambio, el vehículo agradecerá mucho estos cuidados en los casos en los que no es posible concederle un techo nocturno.

Imágenes | Toyota, Flickr/xddorox, Freepik/teksomolika

También te puede gustar

Portada de Motorpasión

Ver todos los comentarios en https://www.motorpasion.com

VER 0 Comentario