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Amortiguadores, todo lo que quisiste saber y no te atreviste a preguntar

Si hay unos elementos del coche que merecen de nuestra atención y que suelen quedarse apartados del escrutinio básico, son los amortiguadores. Hay tendencia a creer que los amortiguadores pueden aguantar en perfecto estado casi toda la vida útil del coche, pero lo cierto es que han de revisarse periódicamente, y de su perfecto estado de mantenimiento depende en gran parte nuestra seguridad, y en otra gran parte, también, nuestra comodidad.

No somos de los que sacrificamos la comodidad, pero sobre todo jamás vamos a escatimar en seguridad. Los amortiguadores forman parte de un grupo de elementos vital para la seguridad en el coche, siendo sus compañeros de fatigas los neumáticos, y el sistema de frenos. Con este triángulo de sistemas en perfectas condiciones, podremos estar seguros de tener un coche efectivo y reactivo.

¿Cuál es la función de los amortiguadores?

Los amortiguadores son elementos mecánicos que tienen como misión mantener los cuatro neumáticos pegados al asfalto la mayor cantidad de tiempo posible, asegurando la tracción sobre el firme, y "sujetando" al coche en las maniobras: la frenada o el negociado de curvas, por ejemplo. Esas son las dos situaciones más fáciles para los amortiguadores.

Cuando se les pone a prueba de verdad es absorbiendo irregularidades como baches, badenes, resaltos, bordillos (pero nadie debería acometer un bordillo, ¿verdad?), o cargando el coche para las vacaciones (en exceso a veces, algo que deberíamos corregir si es que nos pasa alguna vez). Los amortiguadores tienen mucho aguante y debe ser así para que duren muchos kilómetros, pero todos los elementos mecánicos tienen más o menos resistencia al uso.

Unos amortiguadores en buen estado de mantenimiento y conservación nos permiten:

  1. Frenar con eficacia (minimizando la distancia de frenado) en cualquier condición, ya sea asfalto seco o mojado, liso o bacheado (y en cualquier terreno).
  2. Mantener el coche estable en esa frenada, es decir, sin que bascule de forma errática, por ejemplo.
  3. Mantener el centro de gravedad controlado, es decir, contrarrestar el efecto que produce cualquier cambio en el reparto de masas del coche (ejemplo: si frenamos fuertemente, las masas tenderán a acercarse a la parte delantera; si tomamos una curva cerrada, la inercia llevará el centro de masas hacia el lado contrario al sentido de la curva).
  4. Absorber cualquier irregularidad (razonable) del terreno evitando que los neumáticos pierdan contacto con la calzada, de forma que la conducción será cómoda y más segura.

Por el contrario, con unos amortiguadores en mal estado el coche no podrá mantener la estabilidad. Pensemos en el coche como un plano que se aposenta sobre las cuatro ruedas. En condiciones normales, dicho plano estará estable, supongamos que paralelo al suelo. Si los amortiguadores funcionan correctamente, en una frenada el plano se inclinará hacia delante, pero lo harán los dos lados a la vez, sin que haya derivas extrañas.

Si los amortiguadores no hacen correctamente su función, habrá una deriva imprevista que hará que no sea del todo estable una frenada, desde la más leve hasta la de emergencia. Por eso es muy importante saber detectar cualquier indicio de deterioro de este elemento, y os explicamos cómo.

Cómo detectar cualquier degradación anormal de los amortiguadores

Tal y como dijimos antes, los amortiguadores tienen como función principal la de absorber cuanto antes las irregularidades del terreno, volviendo a su posición original, de reposo, en el menor tiempo posible. Por tanto, si nos encontramos con un obstáculo, los amortiguadores deben neutralizarlo, y no transmitir nuevas ondulaciones.

Por eso mismo, para saber si un amortiguador está en perfecto estado, podemos hacer una prueba casera muy simple. Esta prueba consiste en comprimir "a mano" cada amortiguador y soltarlo, para observar su comportamiento. Haremos lo siguiente:

  • Nos situamos sobre el amortiguador que vamos a probar, y colocamos las dos manos en la chapa, para ejercer presión.
  • Hacemos presión contra el suelo, utilizando el peso de nuestro cuerpo para ello, de forma que consigamos la mayor compresión posible.
  • Cuando lleguemos lo más abajo posible, quitamos la presión y observamos el comportamiento.
  • Si el amortiguador vuelve a su posición original y no observamos rebotes sucesivos, es buena señal; si por el contrario observamos rebotes sucesivos que van perdiendo amplitud, deberíamos llevar el coche a que nos lo revisen, porque podemos tener desgastados los amortiguadores.
  • Como los amortiguadores son independientes, repetiremos la operación con el resto, hasta comprobarlos todos.

Es bueno revisar los amortiguadores de esta manera, pero no es necesario hacerlo cada mes. Cuando notemos que el coche es más blando de lo habitual, o que "rebota", comprobémoslo. Con cada revisión anual puede que nos lo revisen (sería lo lógico, pero por las dudas podríamos revisar nosotros esa respuesta cada año, aproximadamente). No es algo para tomarse a la ligera, porque unos amortiguadores en mal estado no van a responder a la perfección en situaciones delicadas, como una frenada de emergencia, por ejemplo.

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