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Por una adherencia total gracias al control de tracción y al control de estabilidad electrónico

La llegada de la electrónica al mundo del automóvil ha supuesto grandes avances. Muchos de ellos, los de confort tales como las luces automáticas o los asistentes de aparcamiento, son los más apreciados por los usuarios. No en balde, son los más usados, al menos, a simple vista. Pero la electrónica va más allá y ha supuesto un auténtico salto hacia delante en cuestiones de seguridad.

Gracias a la evolución de los sistemas electrónicos, a los sensores, los actuadores, incluso los radares y cámaras de vídeo, los coches actuales puede presumir de ser los más seguros nunca vistos. Sistemas como el antibloqueo de frenos, la ayuda a la esquiva, al frenada de emergencia autónoma y, sobre todo, el control de estabilidad y el control de tracción, han convertido a los coches actuales en escudos con ruedas.

El caso es que estos sistemas sólo actúan cuando en casos extremos y en la gran mayoría de las ocasiones, los conductores ni siquiera saben que existen. Por un lado es una buenísima señal, ya que deja claro que no han sido necesarios, pero al mismo tiempo es un problema porque al pasar desapercibidos, no se les da la importancia adecuada.

Control de estabilidad, más conocido como ESP

Muchos usuarios desconocen que el control de estabilidad, más conocido como ESP por sus siglas en alemán (aunque también son sus siglas en inglés y cada marca lo denomina como quiere), tiene más de 20 años de historia. Su primera aparición fue en 1995 y cambio el automóvil para siempre; se convirtió en el ‘ángel de la guarda’ de los conductores. Cuando llegó al mercado no era un equipamiento de serie, era parte de la lista de opciones y era relativamente caro, como todos los nuevos desarrollos.

La electrónica ha permitido una evolución increíble en materia de seguridad

Actualmente es un elemento obligatorio para vender coches en la Unión Europea desde el 1 de noviembre de 2014 y según afirma el especialista Bosch, puede evitar hasta el 80% de todos los accidentes ocasionados por derrapes. Además, este sistema ha evolucionado a una velocidad increíble y hoy día, un microordenador es capaz de comprobar 25 veces por segundo las maniobras que realiza el conductor trabajando en conjunto con el ABS y el control de tracción.

El control de estabilidad está considerado uno de lo sistemas de seguridad más importantes. Gracias a su inclusión en todos los coches que se fabrican en la Unión Europa desde hace años, la seguridad en carretera ha aumentado enormemente y los siniestros han descendido. Esto se debe a que se evita el derrapaje del coche, una de las situaciones más peligrosas cuando se conduce y que no todos los usuarios saben remediar.

Cuando un coche derrapa de atrás, se deben llevar diversas acciones para que todo acabe sólo en susto. Por ejemplo, si frenamos en pleno derrape sólo conseguiremos que la situación se complique todavía más aunque, por lo general, es la primera acción que un usuario normal suele llevar a cabo. Tampoco se debe soltar el acelerador ni pisarlo más, al igual que se debe accionar el volante con suavidad. Esto es más fácil decirlo que hacerlo y por eso existe el control de estabilidad.

Control de tracción, conocido como ASR

Todos los coches modernos llevan una serie de sensores desde los cuales, se alimenta de información la centralita del vehículo y desde ahí, a los diversos dispositivos de seguridad como son el ABS, el control de tracción, el freno de emergencia, la asistencia al mantenimiento del carril o el control de estabilidad. Todos estos sistemas funcionan como uno solo, compartiendo sensores y actuadores, así como funcionando al mismo tiempo para controlar la situación.

El control de tracción es otro sistema que en colaboración con el ESP, consigue que los coches modernos sean tan seguros. Toyota incorpora el denominado TRAC (así se llama en la marca el control de tracción), que funciona en conjunto con el control de estabilidad para reforzar la seguridad al máximo. Además, se trata de un sistema que se puede desactivar a voluntad y que también permite disfrutar de salidas fuera del asfalto.

Un control de tracción se hace especialmente necesario en situaciones de climatología adversa o cuando el asfalto no está en perfecto estado, como tras las primeras lluvias, en zonas con mucho tráfico de vehículos pesados o donde la carretera suele estar muy sucia. Cuando nos encontramos con estas condicione,s los neumáticos pueden tener problemas para ofrecer el mejor agarre ocasionando pérdidas de tracción y derrapes.

El control de tracción fue uno de los primeros asistentes de conducción electrónicos

Para controlar esas situaciones, el sistema TRAC utiliza los sensores del ABS para calcular el número de vueltas dan las ruedas motrices y las compara entre sí. Cuando se detecta discrepancias como una velocidad de giro excesiva en una de las ruedas, el sistema interpreta que hay una pérdida de tracción y actúa en consecuencia para recuperar la adherencia. El primer paso consiste en reducir la potencia del motor y si con ello no es suficiente, se recurre a los frenos.

Además, el sistema de Toyota está desarrollado para funcionar en condiciones complicadas como nieve o barro, aunque en estas situaciones lo mejor es desconectarlo para que las ruedas reciban toda la potencia del motor y pueda sacar al vehículo del atolladero.

Imágenes | Toyota Global Newsroom

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