¿Qué puedo hacer si el coche no arranca?

Si aún no te ha pasado que un buen día tu coche no arranca, te va a pasar. Entonces estará bien que sepas de antemano algunos de los escenarios más probables en los que te puedes encontrar y sus soluciones. Sea lo que sea que hace tu coche (o no hace), si no arranca ya te adelantamos que la solución óptima más probable va a ser la misma: llamar a la grúa.

¿No se activa el contacto?

Empezando quizá por el peor de los escenarios, si un buen día nos subimos al coche y al activar el contacto (ya sea por botón -sin llave- o girando la llave en el cláusor) el cuadro de mandos no hace absolutamente nada es porque estamos ante un problema eléctrico.

Normalmente si la batería se ha descargado sigue habiendo suficiente carga como para activar el contacto, lo que quiere decir que si no vemos lucecitas es porque no es la batería.

Los problemas eléctricos son los más difíciles de gestionar porque son los más complicados de identificar. Un fallo general de corriente puede venir desde un simple fusible hasta un problema de centralita o del sistema eléctrico.

¿Hay contacto pero el motor no se mueve?

Si estamos en la situación en la que giramos el contacto y el cuadro de mandos hace su trabajo y se encienden los testigos pero en el momento de girar la llave el motor no se mueve ni un ápice es probable que el motor de arranque se haya quedado atrancado o, simplemente, se haya muerto.

Antes era bastante habitual que los motores de arranque fallasen y una opción para solucionar este imprevisto era golpear con un objeto más o menos contundente el propio motor de arranque mientras un ayudante giraba la llave de contacto o intentar empujar el coche con una marcha engranada para mover los engranajes.

Ahora estas soluciones analógicas ya no son útiles en un mundo digital donde los coches están plagados de electrónica y, además, este tipo de fallos ya no son fáciles de encontrar.

¿El motor se mueve pero no arranca?

También puede ocurrir que el motor de arranque reciba toda la energía necesaria para mover el motor pero no llegue a arrancar. Aquí el problema podría venir casi de cualquier parte, para empezar podemos habernos quedado sin algo tan obvio como el combustible o que haya entrado suciedad en los inyectores y no metan mezcla en los cilindros. Mucho ojo con apurar al máximo la reserva.

También puede ocurrir un problema eléctrico que impida la ignición en las cámaras de combustión (el típico "no hay chispa") o que la bomba encargada de llevar el combustible hasta el sistema de admisión se haya estropeado.

Si en cambio el motor de arranque hace su trabajo y mueve el motor pero su cadencia es cada vez más lenta, llega la opción clásica: Batería KO.

Hora de cambiar la batería

Si al girar la llave de contacto escuchamos cómo las revoluciones del motor de arranque poco a poco decaen en una melodía dramática hasta que en un intento desesperado volvemos a girar la llave y las luces del cuadro de mando se apagan sin energía suficiente para iluminarse ni hacer girar el motor es porque la batería ha dicho basta.

Un descuido con las luces, épocas de frío o simplemente el agotamiento de su capacidad nos pueden dejar colgados sin batería. La solución más razonable es hacer una foto a la batería y acercarnos a comprar una nueva del mismo tipo, capacidad y tamaño para sustituirla y poder seguir con nuestra vida.

La operación de montaje y desmontaje no nos llevará más de unos pocos minutos siempre y cuando la batería no se encuentre en un lugar inaccesible. Bastará con quitar alguna tapa, desconectar los bornes y retirar el soporte que fije la batería. Más grave puede ser que no haya batería porque el alternador no esté generando corriente; para detectarlo debería bastar con fijarnos si en el cuadro de mandos el icono de la batería se queda encendido con el motor en marcha.

A empujones. Antes sí, ahora... ¡error!

Si es uno de esos típicos días en los que todo puede salir mal y el coche decide que es un buen momento de tomarse una jornada de descanso, la solución tradicional es tan vieja como los propios coches y seguro que la conoces: Arrancar a empujón, o a capón como se le conoce coloquialmente.

Esta técnica consiste en quitar el freno de mano y empujar el coche en punto muerto (o dejarlo caer por una pendiente) hasta coger la velocidad suficiente para, con el contacto dado, engranar segunda velocidad y soltar el embrague de golpe para obligar al motor a girar y ponerse en marcha.

En los coches de hace algunos años esta solución era bastante útil y posiblemente todos la hayamos llevado a la práctica. En las mecánicas actuales también puede utilizarse (siempre que sea con cambio manual), pero nos exponemos a crear una avería más grave al poder dañar, por ejemplo, el catalizador. Y sí, un catalizador es mucho más caro que una batería nueva, que además también tendrías que acabar cambiando.

Las pinzas son baratas y pueden sacarte de un apuro

En caso de que estemos seguros de que el problema culpable de que nuestro coche no arranque es una batería con poca carga siempre tenemos una solución práctica y bastante barata: Las pinzas.

Tener unas pinzas en el maletero es una solución práctica, barata y sencilla que nos puede sacar de un apuro o echar un cable (nunca mejor dicho) a otro conductor en apuros. Conectando los bornes positivo con positivo y negativo con negativo debería ser suficiente para que nuestro coche pueda ponerse en marcha con la ayuda del otro coche arrancado.

Si aun así no arranca podemos acelerar un poco el coche donante y esperar unos segundos antes de darle al contacto mientras pisamos el pedal del embrague para quitar algo de esfuerzo al motor de arranque.

Eso sí, aunque consigamos arrancar el coche con las pinzas, debemos tener presente que si ya nos hemos quedado sin poder arrancar una vez es un síntoma más que suficiente para plantearnos reemplazar la batería o, al menos, cargarla para prolongar algo más su vida útil.

Llamar a la grúa

Hoy por hoy, con la electrónica, la tecnología y los complicados avances mecánicos que incorporan prácticamente todos los coches sin necesidad de irnos a vehículos de gama alta sólo nos dejan con una solución viable de cara a enfrentarnos a un coche que no arranca.

Llamar al seguro para que nos mande una grúa y nos recoja allá donde estemos es la opción razonable si no disponemos ni de tiempo ni de conocimientos ni de las herramientas necesarias para solucionar lo que quiera que sea que le pasa a nuestro coche. Con el coche en un taller serán los profesionales los que sepan cómo arreglarlo como proceda.

Aquí es conveniente que estemos al tanto de qué tipo de cobertura nos ofrece nuestro seguro. Según el tipo de póliza habrá seguros que nos cubran en según qué asistencias en carretera o nos recogerán el coche y lo podrán dejar en cualquier lugar o bien tener un radio de acción limitado a donde poder llevarlo. Es precisamente en el tipo de asistencia donde residen las diferencias de precio entre unas pólizas y otras.

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