Mi coche no ha pasado la ITV por culpa de los humos, pero el técnico de la ITV me ha dicho el truco para pasarla sin tener que ir al taller ni echarle aditivos 'milagrosos'

  • Mi coche no superó la prueba de gases en la ITV

  • Aacabé pasando la ITV después de hacer caso al técnico de la propia ITV

Álvaro Ruiz

Siempre que me toca pasar la ITV al coche dedico unos minutos antes de ir a la estación para revisar algunas cosas básicas y comprobar que todo está como tiene que estar: luces, neumáticos, limpiaparabrisas... De esa forma me aseguro que no hay ningún fallo tonto por el que luego me pueden tirar en la ITV.

Lo hago todos los años y este año no ha sido una excepción, de manera que cuando me tocó ir a la ITV fui tranquilo porque sabía que todo estaba bien y esperaba que todo fuera un trámite, como siempre. Sin embargo y para mi sorpresa, esta vez no pasé la ITV.

La forma de limpiar carbonilla para superar el test de opacidad

Me tuve que volver a casa con un resultado sin mi pegatina para un año más y no fue por culpa de un fallo tonto, como una bombilla que no luce o un limpia en mal estado. El motivo del “suspenso” fue un exceso de humos en la prueba de opacidad.

Mi coche es un diésel de 2006, un Jaguar X-Type con motor firmado por Ford, uno de los últimos turbodiésel que no llevaban filtro anti partículas (FAP). Este coche siempre ha soltado humo en las aceleraciones fuertes, como todos los modelos que montaron la misma mecánica, incluso la Ford Transit. En esa época eran típicos los “calamares”, sobre todo, si no contaban con FAP como es este caso; hay que pensar que los motores diésel no eran, ni de lejos, tan limpios como los de ahora.

Esas humaredas no se producen porque algo esté roto o funcione mal, es la “naturaleza” del propio motor, igual que los coches de gasolina con carburador echaban un pestazo fuerta a gasolina y las motos de dos tiempos tiran humo azulado y huelen a la mezcla de aceite y gasolina. 

Como nunca he tenido ningún problema por esta cuestión en la ITV, fui a pasar la inspección sin preocuparme por absolutamente nada. Pero llegó el momento de pasar la prueba de gases y el resultado fue sencillamente terrible: la máquina indicaba una opacidad de 3,62 m-¹, cuando el límite para mi coche era de 3 m-¹. Muy lejos de entrar en los valores en los que la máquina habría dado luz verde y, como es un defecto grave, la ITV directamente fue desfavorable. 

Fue una decepción, pero son cosas que pasan... al menos en un coche con casi 20 años, a pesar de que no tiene muchos kilómetros, está impecable y tiene sus mantenimientos al día. 

No podía ser porque la EGR estuviera atascada porque la desmonté y la limpié unos meses antes. El coche había estado parado una temporada. Sospeché que podía haber mucha carbonilla atascada y que la solución era tan sencilla como “darle zapatilla”, así que me fui a un polígono con calles vacías para dar unos buenos acelerones en segunda y tercera, con el motor estaba ya caliente. 

De esa forma pretendía limpiar el atasco de carbonilla, confiando en que sería suficiente para no dar humos en una segunda inspección. No probé a echar ningún tipo de aditivo porque no habría servido de mucho, como cuenta mi compañero Daniel Murias.

Volví a la estación ese mismo día, confiando que esta vez no hubiera ningún problema en la prueba de gases, sin embargo... fail. Los valores volvían a ser muy altos, solo un poco mejores que la última vez, pero seguían lejos de ser correctos, por lo que me llevé un segundo desfavorable. 

Fue entonces cuando el técnico me preguntó si había probado a acelerar el coche en parado para limpiar la carbonilla. Mi respuesta fue que no, que solo había estirado las marchas en movimiento. Me explicó que eso no sirve de mucho, que lo que tenía que hacer era acelerar en parado para que el tapón de carbonilla se limpiase a base de hacer cargas de acelerador. Me animó a hacerlo y a volver, a ver si había suerte.

Como no tenía nada que perder, antes de llevar el coche al taller probé a poner en marcha el consejo del técnico. Lo hice en la misma calle de la ITV, seis o siete veces, y en cada ocasión el coche soltó bastante humo negro por el escape. 

Volví a la estación, por tercera vez ese día y con pocas esperanzas de tener un resultado favorable. El mismo técnico me llevó directamente a la zona de la prueba de gases, aceleró y... verde. Al primer intento. El tapón de carbonilla se había ido y el coche superó la prueba de gases. A la tercera fue la vencida.

No tuve que ir al taller y tampoco tuve que gastar dinero en aditivos. Simplemente aprendí que no hacía falta pegar acelerones en marcha para limpiar la carbonilla, sino dar esos acelerones en parado para acabar con el tapón de carbonilla.

Imágenes | Motorpasión, Jaguar, RVSA ITV

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