Conducir con lluvia: qué es el aquaplaning, cómo podemos prevenirlo y qué hacer si aparece

Cuando la lluvia hace acto de presencia el riesgo de sufrir un accidente se incrementa un 70%. La pérdida de agarre y de visibilidad son los principales riesgos, pero entre ellos también se encuentra el aquaplaning.

Hoy vamos a ver qué es el aquaplaning, por qué ocurre y cómo podemos evitar que nos suceda al volante para minimizar las situaciones de riesgo.

¿Qué es el aquaplaning y por qué se produce?

Los neumáticos están diseñados para ofrecer el mayor agarre posible en cualquier condición dependiendo de su propósito. No es lo mismo un neumático deportivo de verano que un all season, pero siempre se diseñan para evacuar el agua de manera eficiente.

Los dibujos en la banda de rodadura de un neumático son los canales por los que el agua tiene que alejarse de la zona de contacto. Cuando hay demasiada agua como para que esto suceda de manera efectiva y se forme una película de agua que separe el neumático del asfalto es cuando nos encontramos con el aquaplaning.

Esta situación puede producirse bien por circular por una repentina y especialmente cuantiosa acumulación de agua, pero también por un mantenimiento deficiente de nuestro coche: neumáticos demasiado gastados con una profundidad de dibujo insuficiente, presión de inflado inadecuada, barro o gravilla atrapado en el interior de los surcos...

El término aquaplaning fue acuñado en 1960 por Tom Frech, jefe de desarrollo de Dunlop. Detectó que las ruedas podían llegar a dejar de girar debido al agua que se acumula en la parte delantera de la rueda que actúa como cuña y facilita que se mantenga una capa de agua separando el neumático del asfalto.

En términos físicos esto ocurre cuando la acumulación del agua delante de la rueda en su avance ejerce una fuerza superior al peso que esa rueda ejerce en dirección hacia el asfalto (peso del coche). La cuña de agua levanta la rueda, y a más velocidad, mayor fuerza ascendente.

Al producirse el aquaplaning nos enfrentamos a una pérdida de control del coche porque deja de haber contacto entre las ruedas del vehículo y la carretera. Así podemos perder la capacidad de tracción, frenado o dirección, y nos topamos ante un deslizamiento que puede comprometer la estabilidad del vehículo y el bloqueo inmediato de las ruedas al actuar sobre los frenos.

¿Cómo se puede evitar el aquaplaning?

La imprevisibilidad de las acumulaciones de agua ya sea por lluvias repentinas, averías en las canalizaciones de agua o cualquier otra eventualidad hacen que el aquaplaning sea imposible de evitar en algunos casos, pero sí podemos tener ciertas precauciones.

Lo primero que está en nuestra mano es mantener los neumáticos en el mejor estado posible. El dibujo ha de tener la profundidad adecuada, la banda de rodadura no debe presentar un desgaste irregular y las presiones deben ser las indicadas por el fabricante. Además habría que evitar usar neumáticos caducados.

En condiciones de lluvia siempre es especialmente útil conducir con especial dulzura y maximizando la distancia de seguridad. De esta manera podremos anticiparnos a una masa de agua, esquivarla o al menos no complicar más de la cuenta la situación.

Al entrar en una balsa si detectamos un tacto excesivamente suave de la dirección posiblemente estemos sufriendo aquaplaning. De ser así la mejor solución es agarrar con firmeza el volante con la dirección apuntando en línea recta, olvidarnos del freno y levantar ligeramente el pie del acelerador.

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