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Una presión incorrecta en los neumáticos nos puede hacer perder todo lo ahorrado

Sistemas híbridos, vehículos eléctricos, de hidrógeno, Start-Stop, son todas nuevas tecnologías que cada vez nos suenan más y van inundando los vehículos para que estos cada vez consuman menos, emitan menos CO2 a la atmósfera y, en resumen, sean mucho más limpios y ecológicos.

Existen también otras innovaciones que no son tan palpables pero que también aportan su granito de arena: aerodinámica cada vez más estudiada, bajos y pasos de rueda carenados, trampillas de refrigeración en el frontal que se abren o cierran en función de las necesidades del motor, neumáticos de baja resistencia a la rodadura... De nuevo un montón de avances con el mismo objetivo: el ahorro de carburante.

El principal ahorro está en nuestras manos

Desde que en 1888 John Boyd Dunlop desarrolló el primer neumático con cámara para el triciclo de su hijo, hemos tenido el problema del control de la presión correcta. Me imagino que no pocas collejas le caerían a Dunlop Jr. cuando llevaba el triciclo deshinchado, pero de aquella, solo influía en el cansancio de sus piernas pero hoy en día, una presión incorrecta en los neumáticos de nuestro vehículo influye directamente en nuestro bolsillo.

Primero, lo notamos casi diariamente ya que un neumático con una presión incorrecta puede ocasionar que nuestro vehículo llegue a consumir hasta un 6% más de carburante de media. Si somos dejados con este detalle, ¿de qué nos sirven las miles de horas invertidas por los ingenieros para disminuir el consumo y toda la tecnología que estamos adquiriendo con nuestro vehículo si la echamos nosotros por tierra por no comprobarlas una vez al mes?

El gasto también se nota a largo plazo

También influye en nuestro bolsillo a largo plazo ya que la duración se ve drásticamente disminuida. Valga como ejemplo que una presión de 0,4 bar inferior a la recomendada, reducirá la duración de nuestro neumático en un 20%. Esto se traduce en 6.000 km en una duración total de 30.000 kilómetros, es decir, si llevásemos la presión siempre correcta, nos ahorraríamos un cambio de ruedas de cada cinco.

Pero es que si la presión es todavía inferior, corremos el riesgo de que nuestro neumático nos quede inservible o lo que es peor, se nos salga de la llanta y suframos un accidente.

Por eso debemos llevar siempre las presiones correctamente ajustadas y revisadas al menos una vez al mes, incluso la de repuesto la cual hincharemos tanto como la máxima presión de las ruedas montadas. De esta forma nos servirá perfectamente si pinchamos y no estará nunca incorrectamente hinchada.

En Espacio Toyota

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