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El automóvil desde el papel hasta la carretera: acompáñanos en su diseño

Hemos llegado a un punto en la historia el cual está marcado por la evolución tecnológica. O mejor dicho, por la capacidad tecnológica y las posibilidades que se abren cualquier rama industrial o del día a día más rutinario. En muchas cosas, la tecnología ha superado las capacidades del ser humano como en la rapidez o la precisión, aunque la llegada del Siglo XXI no ha supuesto la desaparición de algunas labores totalmente artesanales que estaban abocadas a quedar en el recuerdo.

En la industria del automóvil, sumamente automatizada y muy avanzada en aspectos como el tratamiento de materiales, se mezclan a la perfección muchas labores artesanales con la nuevas tecnologías de diferentes maneras y un gran número de personas ni siquiera son conscientes de ello.

El coche, en general, es una herramienta, una máquina creada para desplazamientos cómodos y rápidos. Somos los aficionados y los amantes de estos aparatos quienes otorgamos otro significado y otro aura a los coches. Pero es cierto que también sabemos todo lo que esconden estas máquinas –o casi todo– de las que muchos presumen sin siquiera saber cómo funcionan. Un coche requiere de varias miles de horas de trabajo llevado a cabo por varias centenas de personas, y todo comienza con un folio en blanco, bolígrafo y lápices para dibujo. De la forma más artesanal que existe.

Moda e ingeniería marcan las pautas

Vivimos en la era de la tecnología, de la conectividad: la era de la información. Hoy, llevamos en el bolsillo un dispositivo con unas capacidades de procesamiento superiores a todas las que tenía la NASA cuando se fundó en 1958, pero hay cuestiones que siguen siendo básicas. Cuando se comienza con el proceso de creación de un vehículo, son muchas las decisiones a tomar que se llevan a cabo alrededor de una mesa, hojas de papel y bolígrafos. Aquí se definen ideas y objetivos, que luego deben ser plasmadas en un proyecto con cuatro ruedas. Esto lleva siendo así más de cien años, al igual que el siguiente paso hacia el modelo final que finalmente estará en los concesionarios.

Con las ideas definidas, los diseñadores toman el relevo y comienzan a imaginar como podría ser este vehículo cuando tome cuerpo. Los ingenieros, en ocasiones, muchas ocasiones, deben discutir y ‘negociar’ con los artistas de lo estético para no entrar en conflicto, algo totalmente inevitable. Unos porque buscan la eficiencia, otros porque quieren marcar tendencias y seguir modas. Y he aquí un punto donde moda e ingeniería se unen, tras incontables de horas de trabajo, abriendo el camino por el que discurrirán los siguientes pasos de la creación de un automóvil. Al mismo tiempo y en contacto directo con los responsables de dar forma al cuerpo del coche, un grupo de especialistas trabaja en los colores que tendrá disponibles y en futuros, mientras que, en paralelo, varios grupos de profesionales se centran en otros apartados como tapicerías, materiales a utilizar e incluso en el olor que notamos al entrar en el coche.

Miles de horas de trabajo, de cientos de personas, sólo en la fase de diseño. que todavía deben pasar por dos fases más antes de convertirse en realidad: diseño CAD y creación de maquetas con arcilla. Es curioso que una de las industrias más avanzadas en algunos aspectos siga empleando procesos tan artesanales como el trabajo con arcilla, mediante el cual, se crea el aspecto final que tendrá el nuevo modelo cuando llegue a producción en varias escalas, incluyendo la real.

Cientos de miles de kilómetros y mucha destrucción

En este viaje del folio a las tiendas, hay cosas un poco contradictorias pero que tienen su objetivo, obviamente. Por un lado, cierto número de unidades recorren medio mundo cubriendo en algunos casos más de un millón de kilómetros. Una locura como esta tiene como objetivo asegurar la fiabilidad, así como el perfecto trabajo de todo el conjunto. Por eso, se visitan lugares tan inhóspitos como desiertos o zonas heladas, donde el coche se somete a temperaturas que varían entre 50 y -50 grados. Polvo, baches, rectas interminables o carreteras donde las curvas marcan el camino; nada se deja al azar, todo es analizado.

Mientras se trabaja en la durabilidad y correcto funcionamiento del nuevo vehículo, un grupo de ingenieros pasan las horas destruyendo un elevado número de unidades en un proceso que resulta contradictorio; si se busca durabilidad, ¿por qué machacan tantos coches? Actualmente tenemos la generación de automóviles más segura jamás vista y es gracias a esta parte del desarrollo: los test de impacto. Aquí, los ingenieros ponen a prueba la resistencia y el comportamiento estructural ante colisiones de todo tipo. También se comprueba el funcionamiento de los sistemas de seguridad como los airbags o los cinturones y gracias a los famosos dummies, maniquíes tremendamente complejos, se puede conocer hasta las lesiones que sufren los ocupantes.

Son cerca de cuatro años los que se necesitan para que, desde la primera reunión, se llegue a la primera unidad funcional. Hay veces que este tiempo es menor, como el caso de un restyling, pero también puede ser mayor. Todo con un objetivo principal: que los usuarios no deban preocuparse de nada más que disfrutar de su coche, que resulta un compendio tecnológico e ingenieril que pasa totalmente desapercibido.

Imágenes | Toyota

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