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Probamos el nuevo Toyota Land Cruiser VXL, y sí, nos vamos al agua y al barro

A finales del pasado año Toyota actualizaba uno de sus modelos con más historia tras de sí, el Toyota Land Cruiser. Más que una profunda renovación del todoterreno se trataba de unos ajustes e incorporación de importantes novedades en su equipamiento para así ponerlo a la orden del día.

Dicha actualización incorporaba, entre otras cosas, la versión Toyota Land Cuiser VXL, con mejor equipamiento, mayores niveles de seguridad y un precio competitivo, llegando a la carrocería de cinco puertas con transmisión automática. Anteriormente ya se ofrecía en la variante de tres puertas.

Hoy, precisamente, ponemos a prueba esta versión. El Toyota Land Cruiser VXL con el motor D-4D de 177 CV, transmisión automática y habitáculo de siete plazas.

Antes de empezar con la prueba a fondo debemos citar que, el Land Cruiser se encuentra disponible actualmente con cuatro niveles de acabado como son los GX, VX, VXL y Limited. A ellos hay que sumar la variante NX, destinada exclusivamente para el uso profesional. En cuanto a las mecánicas, solo se comercializa el motor 2.8 D-4D de 177 CV, estando disponible tanto con transmisión manual como automática.

Diseño exterior

La unidad que probamos recibe la pintura metalizada en color plata, que tiene un sobrecoste de 725 euros, siendo este color el único extra de nuestra unidad. El resto de equipamiento que iremos viendo es totalmente de serie con este acabado VXL.

El Toyota Land Cruiser sigue siendo fiel a su estética. De este modo vemos un frontal que lo hace muy fácilmente reconocible como un Land Cruiser, pero que recibe algunas pinceladas modernas como las luces de iluminación diurna de LED. Como en todo buen todoterreno, las formas son muy robustas y las dimensiones muy prominentes. La rejilla principal es muy grande y los contornos son cromados. A ambos lados se encuentran las ópticas de luces.

En la parte central e inferior del paragolpes se ubica una protección para evitar “males mayores” en caso de rozar con el suelo en situaciones extremas fuera del asfalto, aunque ya te adelanto que llegar a tocar es muy complicado. En los extremos aparecen las luces de antiniebla con formas redondeadas. Otros detalles para apreciar la robustez de este modelo son la gran altura del capó y del techo, la altura libre que queda entre la parte inferior del paragolpes y el suelo o el volumen de los retrovisores exteriores.

Cambiamos de vista y nos vamos a una perspectiva lateral. No hay nada mejor que esta imagen para comprobar la gran altura libre al suelo, los generosos ángulos de entrada y salida de los paragolpes delantero y trasero, la altura total de la carrocería y la longitud del vehículo. Como vemos, contamos con un estribo para facilitar la entrada y salida del vehículo además de unos cristales oscurecidos para mejorar la climatización del interior. Las llantas, que no parecen demasiado grandes, son de 18 pulgadas, con neumáticos en medidas 265/60.

Para terminar con el repaso al exterior, nos situamos en el perfil trasero del Toyota Land Cruiser. Ya no tenemos, como antiguamente, la rueda tras la puerta del maletero, encontrándose ahora “escondida” en los bajos. Las líneas generales, aquí detrás como en el frontal, son robustas; algo muy demandado por el cliente habitual de este todoterreno. Eso sí, los pilotos aportan un punto de distinción. En la parte baja del paragolpes volvemos a encontrar un refuerzo extra para evitar daños en caso de rozar con el suelo.

La tapa del maletero se abre lateralmente. Esto permite que la boca de carga sea muy grande, pero no es ventajoso si detrás nuestro tenemos otro vehículo, por ejemplo. Para solventar parcialmente esta situación, la luna trasera sí se puede abrir de forma vertical para facilitarnos la operación en estos momentos puntuales. Si Toyota hubiera recurrido a una apertura vertical habitual del portón, sería posible que en un parking éste golpeara con el techo y también que personas no muy altas tuvieran complicaciones para cerrarlo.

Diseño interior

Pasamos al habitáculo utilizando la estribera exterior y el asidero que se encuentra dentro, en el pilar. Unos asideros que también existen en la segunda fila de asientos. Lejos de ofrecer una imagen futurista y novedosa como en otros modelos, en el interior del Toyota Land Cruiser vemos un diseño más tradicional, como en el exterior, y una estética muy robusta. El interior nos recuerda mucho a modelos americanos, serios y robustos, y es que el estadounidense es un mercado que demanda mucho este Toyota Land Cruiser.

Nos acomodamos con la regulación eléctrica de sus asientos de cuero, en altura, longitud y reclinación, y también con el ajuste eléctrico en altura y profundidad del volante; un detalle que no se ve en todos los coches. Además, cuando apagamos el contacto, el volante se acerca a su posición más cercana al salpicadero para facilitarnos la salida. Otro detalle de este nivel de equipamiento es que los asientos delanteros son calefactables de serie.

El volante tiene un gran diámetro y asistencia, algo que agradeceremos por el bajo peso de la dirección que nos ayudará en conducción offroad. También incorpora los mandos del sistema de audio, el manejo del ordenador de a bordo y del control de velocidad de crucero adaptativo. El cuadro de instrumentos muestra las diferentes informaciones de forma clara, pudiendo navegar por las diferentes pantallas que nos ofrece su pantalla ubicada entre los diales de cuentarrevoluciones y velocímetro.

Ya en zona central del salpicadero nos encontramos con dos grandes salidas de aire y la pantalla táctil de 7 pulgadas con la que manejamos el audio, el navegador, el teléfono y algunas aplicaciones del sistema Toyota Touch 2 & GO. Inmediatamente debajo se ubican los mandos del climatizador delantero, y decimos delantero porque para la segunda fila existe otro módulo de climatización.

Como vemos en la imagen, algunos detalles del salpicadero y de las puertas reciben un acabado en madera, al igual que el pomo de la palanca del cambio; y es que además de robustez también hay elegancia en el interior de este Toyota Land Cruiser. En la parte baja y central del salpicadero tenemos dos botones y una ruleta, que sirven de izquierda a derecha para el bloqueo del diferencial central, la introducción de la reductora y el control de descensos automático.

Si te preguntas por el espacio, como ya habrás intuido, en estas plazas delanteras habrá de sobra en todas sus cotas. Nos bajamos y pasamos a la segunda fila realizando la misma operación. Nos subimos al estribo, nos apoyamos en el agarrador y nos dejamos caer en estas butacas de la segunda fila. Una vez cerramos la puerta, nuestra vista se irá irremediablemente al sistema de climatización independiente de esta fila de asientos. Si nos fijamos, vemos algunas salidas de aire en la parte superior.

Un punto muy positivo de esta segunda fila es su modularidad, pudiendo variar la inclinación del respaldo y también el ajuste longitudinal para dejar más espacio al maletero o a los ocupantes de la tercera fila. En su posición más retrasada, no habrá ni mucho menos problemas para las piernas. Tampoco lo habrá en las cotas de anchura y de altura, pudiendo viajar de forma cómoda cinco adultos en estas dos principales filas de asientos. El respaldo de la plaza central se puede abatir y da lugar a un reposabrazos con alojamiento para botellas.

Vamos a probar la tercera fila. Entrando por la puerta trasera derecha, utilizamos la palanca inferior y el respaldo se pliega hacia delante pudiendo ya desplazar esta butaca longitudinalmente para facilitar el acceso. A continuación, utilizando otras dos palancas extraeremos los dos asientos de la tercera fila. Es conveniente que, en caso de utilizarlas, los pasajeros de la segunda fila no dejen sus butacas en la posición longitudinal más retrasada para así dejar un mayor espacio para las piernas, lo que mejorará el confort.

Lógicamente el espacio de esta última fila es más contenido y personas de gran envergadura no se sentirán del todo cómodas, más que nada porque el piso queda alto y las rodillas se quedarán algo elevadas. Niños o personas de 1,70 metros podrían afrontar un viaje aquí detrás con relativa comodidad. Además, también existen huecos portabotellas y asideros para facilitar la entrada y la salida, operaciones no tan cómodas como en el resto de plazas. Algo razonable, por otra parte.

El Toyota Land Cruiser dispone de un gran número de huecos portaobjetos por todo el habitáculo, incluso en la tercera fila como ya hemos visto, y la gran mayoría de ellos son de grandes dimensiones. Bajo el reposabrazos central de las plazas delanteras el espacio es muy grande y además es refrigerado.

Maletero

El Toyota Land Cruiser tiene un maletero de 553 litros cuando solo utilizamos dos filas de asientos y esta se encuentra en su posición más retrasada. Si desplegamos la tercera fila, lógicamente, el espacio de carga que queda es contenido, homologando 104 litros. Por otro lado, si abatimos tanto la tercera como la segunda fila, el espacio de carga aumenta hasta los 1.833 litros. Como es habitual en estos coches, la boca de carga queda algo elevada, pero jugamos con la ventaja de que se encuentra perfectamente enrasada con el piso del maletero.

El Land Cruiser y su 2.8 D-4D

Una vez realizada la revisión estética, llega el momento de descubrir la parte más interesante de este Toyota Land Cruiser 180D VXL de 177 CV con cambio automático. Seguro que ya tienes ganas de saber qué tal funciona en su hábitat, el campo, pero también viajarás con él así que empezamos por su comportamiento en asfalto.

Con la llave en el bolsillo del pantalón, abrimos la puerta, pisamos el pedal de freno, pulsamos el botón de arranque y el motor 2.8 diésel de cuatro cilindros cobra vida. El sonido y las vibraciones apenas se dejan notar, aunque en frío sí aparecen tímidamente. Ajustamos los retrovisores eléctricos, cinturón de seguridad, palanca del cambio a posición “D”, soltamos el freno de mano y salimos.

Antes de nada, recordamos que este propulsor diésel desarrolla su potencia máxima de 177 CV a 3.400 rpm; mientras que su generoso par motor máximo de 420 Nm apareceré entre las 1.400 y 2.600 rpm. En cuanto a las cifras homologadas, su velocidad máxima es de 175 km/h, puede realizar el 0 a 100 km/h en 12,7 segundos y el consumo combinado se cifra en 7,4 litros por cada 100 kilómetros recorridos.

Autopista

El Toyota Land Cruiser demuestra ser un gran aliado para devorar kilómetros en vías rápidas. No tiene problemas en circular a 120 km/h con varios ocupantes y el maletero cargado. Su par motor aparece desde muy abajo y aunque no gana velocidad a ritmo de un deportivo como el Toyota GT86, no le asustan las pendientes. Destacará su confort de viaje, tanto para el conductor como para los ocupantes.

La dirección asistida no transmitirá demasiada información al conductor, pero no es algo importante en un coche con cero pretensiones deportivas. La suave suspensión con largos recorridos, el ancho perfil de sus neumáticos y los cómodos asientos harán que no nos enteremos de los baches, pareciendo que viajamos en una nube. Tampoco aparecerá un gran ruido aerodinámico, y eso que sus dimensiones son muy grandes, por el gran trabajo realizado en su diseño.

Otro aliado es el control de crucero adaptativo, que permite olvidarnos prácticamente del pedal derecho y también del izquierdo, aunque en todo momento debemos permanecer atentos ya que los únicos responsables somos nosotros. Este sistema es solo una ayuda. El lado negativo es que el tamaño de la carrocería, el peso del conjunto, el sistema de tracción integral y los grandes neumáticos hacen que el consumo en esta situación sea bastante superior a los de un turismo normal y corriente. A 120 km/h nos moveremos entre los 9,5 y los 10,5 l/100 km. No es una cifra disparatada teniendo en cuenta lo anterior y mejora claramente a la anterior motorización de 3 litros.

Carreteras secundarias y puertos de montaña

En estos tipos de vías debemos tener en cuenta que circulamos con un vehículo pesado y de grandes dimensiones muy enfocado a su uso por campo, por lo que no podemos demandar las mismas reacciones que a un modelo compacto.

Si entramos en curvas a ritmos elevados la carrocería comenzará a inclinarse y, si hacemos mucho el bruto, los neumáticos pronto empezarán a “chillar”. Conduciendo con relativa calma y sabiendo lo que llevamos entre manos, no tendremos ningún problema. En cuanto a los consumos en secundarias llanas serán de entre 7 y 8 litros a los 100, mientras que en ascensos de puertos de montaña pronunciados podremos registrar 12 y 13 litros cada 100 kilómetros de media.

Vías urbanas

La ciudad no es el hábitat principal del Toyota Land Cruiser. Su posición de conducción, los grandes retrovisores y la cámara de visión 360 grados nos facilitarán mucho el trabajo, tanto para circular como para aparcar, pero la física es la física y las dimensiones del Toyota Land Cruiser no lo convierten en el coche para una ciudad repleta de tráfico.

Eso sí, en vías urbanas nos hará un favor el cambio automático, que nos evitará la fatiga de los atascos y los tirones. La suavidad de este cambio, tanto en arrancadas como en los saltos de marcha, es digna de admirar; aunque es cierto que los cambios de marcha no son los más rápidos del mercado.

De escapada al campo

Ahora sí llega el momento más entretenido y divertido, donde el Toyota Land Cruiser muestra la mejor de sus versiones. Salimos del negro y aburrido asfalto para afrontar pistas, caminos rotos, vadeos, fuertes pendientes ascendentes, descensos y todo lo que te puedas imaginar. Este es el lugar preferido para un gran todoterreno. ¿Cumplirá el Land Cruiser en este terreno? Vamos a comprobarlo.

Circulando por caminos en un estado aceptable rodaremos prácticamente como si lo estuviéramos haciendo en asfalto. Los largos recorridos de la suspensión, su blanda configuración y el ancho perfil de los neumáticos absorben las pequeñas piedras y las irregularidades del piso sin que apenas lo apreciemos. En caminos rotos, bastará con circular a una velocidad relajada, pero igualmente no tendremos reacciones bruscas de la carrocería ni miedos a rozar con los bajos en el suelo.

El Toyota Land Cruiser está diseñado para solventar situaciones complicadas, por lo que un simple camino no le hace ni cosquillas. Encontramos una gran pendiente de tierra, ideal para comprobar ángulos de la carrocería y los sistemas de tracción, así como la reductora. Insertamos la reductora y el bloqueo de diferencial, un mínimo de carrerilla y allá vamos.

Empezamos a escalar y tras alguna pérdida de motricidad sin consecuencias coronamos la pronunciada pendiente. Es importante no levantar el pie del gas y a su vez mantenerlo más o menos constante para evitar pérdidas de tracción. A no ser que prácticamente estemos ante una pared vertical, el ángulo de ataque será suficiente. Donde más posibilidades tendremos de rozar es en el ventral por su gran distancia entre ejes, siendo el de salida también muy bueno.

Vamos a probar el control de descensos. Con la reductora y el bloqueo de diferencial, pulsamos el botón y el sistema nos mantiene por sí solo, y aunque parezca difícil de creer, la velocidad con la que descendemos una pendiente. Este sistema realiza una labor muy importante, ya que hasta en descensos muy resbaladizos e inclinados realiza un trabajo muy eficaz.

Por lo demás, los largos recorridos de la suspensión consiguen hacer realmente complicado que alguna rueda quede suspendida en el aire. Esto es algo muy positivo para un coche de campo, ya que el hecho de contar con las cuatro ruedas apoyadas en el suelo siempre es un plus de adherencia. En el caso de darse la situación, el control de tracción ayuda bastante y no siempre es necesario recurrir a reductora y bloqueo; si el control de tracción “se satura”, basta con girar la ruleta de “H4” a “L4” y enseguida saldremos del apuro.

Como ves en las imágenes, también lo hemos probado atravesando zonas con un buen número de centímetros de agua. La admisión de aire del motor se encuentra muy alta, permitiendo vadeos de hasta 70 cm aproximadamente; mucho más de lo que hemos realizado en esta prueba. A no ser que sea fango o barro, no será necesario introducir la reductora y el bloqueo diferencial. Si realizas vadeos, acuérdate de subir las ventanillas y cerrar el techo solar si no quieres empaparte tú, los pasajeros y el interior.

Equipamiento y precio

Como ya hemos citado, estamos ante uno de los equipamientos más completos de la gama Land Cruiser, el VXL. Este trae de serie, además de muchas otras cosas: 7 airbags, varias tomas de corriente, tres filas de asientos, asientos calefactables en las dos filas delanteras, asientos de cuero, alerta de tráfico trasero, bloqueo de diferencial central y reductora, control de balanceo de remolque, control de crucero adaptativo y detector de presencia en ángulo muerto.

A todo lo anterior se suman las llantas de aleación 18 pulgadas, sensores de luz y lluvia, sensores de aparcamiento delanteros y traseros, entrada y arranque sin llave, sistema de seguridad precolisión, cámara de visión 360 grados, techo solar, ayuda al arranque en pendiente, control de descensos y el sistema Toyota Touch 2 & GO con 9 altavoces, pantalla táctil de 7 pulgadas, bluetooth y navegador. Todo ello por 57.000 euros, a los que hay que sumar los 725 euros de la pintura metalizada de nuestra unidad.

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