Las reglas del juego de la movilidad en ciudad cambian. La frontera entre que es y que no es un vehículo urbano no queda tan clara, se emborrona; y los conductores tenemos más dudas que nunca para encontrar una solución de movilidad que se adapte a nuestra necesidades. Es aquí donde entran en juego las tres ruedas.
Tras la pandemia y sus restricciones, las rutinas del tráfico urbano han retomado su intensidad habitual. Los que se mueven a diario en vía urbana lo saben.
Pero es que a los clásicos atascos o problemas para encontrar un lugar donde estacionar se les ha unido una realidad, necesaria en lo sostenible, pero nada simpática para el común de los conductores. Hablamos de las limitaciones que acarrean las Zonas de Bajas Emisiones (ZBE) y todo el meollo jurídico que están generando y que, en algunas ocasiones, es difícil de entender hasta para los más puestos en la materia.
Por una parte, existe un impulso a las nuevas normas a nivel nacional con la Ley de Cambio Climático y Transición Energético que prevé la creación de casi 150 Zonas de Bajas Emisiones (ZBE). Aunque esta norma sienta las bases, cada administración gestiona su parte, con reglas propias.
Como colofón, el Anteproyecto de Ley de Movilidad Sostenible sopesa la idea de introducir peajes de entrada a las ZBE... algo que, sumado a la deriva ascendente del precio de combustible, no nos ayuda demasiado.
¿Existe el vehículo urbano perfecto?
¿Cómo no dudar sobre qué vehículo es el más adecuado para lidiar con este panorama? La industria de la automoción es consciente de ello y trata de dar con soluciones reales. Resultan tiempos en los que enrocarse en una única forma de movilidad no resulta práctico.
Entre las propuestas más útiles para navegar por la jungla de asfalto de forma ágil, pero sin perder la vista la carretera, encontramos triciclos como el Yamaha Tricity 300.
Esta alternativa introduce un tono de mesura y ligereza al ambiente urbano, fuera de experimentos más forzados como todocaminos todomusculados de más de dos toneladas con etiquetas medioambientales, sí, pero en la práctica nada ágiles entre callejuelas.
La gran ventaja de las tres ruedas es que aúna algunas de las propiedades más valoradas de los universos de las dos y las cuatro ruedas. Hablamos de su capacidad de movimiento en situaciones complicadas con el tráfico, facilidad para encontrar aparcamiento, aportan estabilidad y seguridad, son sencillas de conducir y son más respetuosas con el medio ambiente en contraste con los vehículos más antiguos o pesados.
Diseccionemos algunas de estas ventajas valiéndonos de un scooter versátil como el Yahama Tricity 300.
Ventajas de conducir un vehículo de tres ruedas
1) Ahorras tiempo y se lo ahorras al resto
La genética compartida de estos scooter con las motos les permite gozar de muchas de sus virtudes. El ahorro de tiempo es una de las más famosas.
La asociación Anesdor ha repetido en varias ocasiones lo que desvelan los estudios en la materia: sustituyendo un 10% los vehículos de cuatro ruedas por tres o dos, los atascos se reducirían en un 40%. Además, triciclos y motos reducen la duración media de los trayectos entre un 50% y un 70%.
Esta es una de las propiedades más valoradas porque ataca de forma directa a ese tiempo de vida que se nos escapa entre los dedos día a día en los viajes al trabajo.
Lo bueno de la fisonomía de un triciclo como el Yamaha Tricity 300 es que sus dimensiones no crecen en exceso con respecto a sus iguales de dos ruedas, con 2.250 mm de longitud y 1.595 mm de distancia entre ejes.
2) Seguridad potenciada
Si bien el Tricity 300 comparte esto con un vehículo de dos ruedas, la seguridad que aporta cambia y se incrementa. La mayor estabilidad está garantizada y, además, los fabricantes tienden a incorporar elementos que refuerzan su fama por la seguridad.
Por ejemplo, en el caso del Yamaha Tricity 300, la compañía nipona ha aumentado el tamaño de sus frenos de disco hasta los 267 mm. El modelo también ha implementado su sistema de frenado para mejorar la respuesta de detención en firmes resbaladizos.
La postura de conducción es más elevada con respecto a la de una moto convencional, lo que resulta un punto a su favor en el área de la visibilidad en vía urbana. Esto, además, conecta con la siguiente ventaja.
3) Las tres ruedas aportan confort extra
Esa posición más elevada se complementa con un pilotaje más arropado por apoyos delanteros y traseros, un manejo sencillo o tecnologías diseñadas para este tipo de vehículos.
El Tricity 300, por ejemplo, cuenta con el denominado Standing Assist System, muy valorado en ciudad, donde hay constantes paradas. Consiste en un sistema de asistencia de bloqueo de inclinación que afecta al tren delantero. Se traduce en que el scooter puede aguantar de pie cada vez que nos detenemos. Se desactiva una vez superamos las 2.000 revoluciones.
4) Conducción amena y ágil
Una de los puntos que más ilustra que las tres ruedas son una buena solución intermedia es su tipo de conducción. Es cierto que están alejadas de la esencia de la deportividad, pero eso no significa una conducción aburrida en vía urbana, en la que se requiere otro tipo de musculatura, más cercana a la eficiencia.
En la concepción del Yamaha Tricity 300, se ha elevado la apuesta pasando de una generación de 125 cc a otra de 300 cc. Se ha buscado una respuesta compensada entre una aceleración aceptable en la entrega y un vigor suficiente como para moverse con soltura a velocidades de autovía. El nuevo motor va en consonancia con su semblante de líneas más agresivas.
De este modo, un scooter de estas características franquea las fronteras que separan la conducción urbana repleta de paradas y tráfico, con la que se da en el extrarradio de las ciudades.
5) No solo tiempo, también se ahorra dinero
Otro de las ventajas demostradas hasta la saciedad a base de cifras es el ahorro en combustible. En ese aspecto (y también en el de la respuesta más ágil), según el modelo nos podemos beneficiar de un peso más reducido.
El Yamaha Tricity 300 puede alardear en esta asignatura con una masa en orden de marcha de 239 kilogramos. Esto repercute en un consumo de combustible más reducido. Homologa 3,3 l/100 km, cifra imposible de alcanzar para un modelo térmico convencional y difícil para la mayoría de los coches híbridos.
6) No necesitas sacarte el carnet de moto
Una ventaja absoluta para aquellos que dudan en pasar de las cuatro a las tres ruedas. La familia Tricity, tanto el modelo de 300cc, como su antecesor de 125 cc, no requieren para su conducción estar en disposición del carnet A2.
Demuestra la versatilidad de este tipo de vehículo para adaptarse, no solo a diferentes escenarios de conducción, sino a una variedad más amplia de conductores.
7) Más que un vehículo urbano
Los scooter de tres ruedas comparten las principales ventajas prácticas de los vehículos urbanos y utilitarios. Sin embargo, en función del modelo, son un aliado perfecto para realizar trayectos más largos que se escapan de la rutina diaria.
Por dimensiones, aplomo y estabilidad, los 300 centímetros cúbicos de la Yamaha Tricity 300 son suficientes para movernos más allá del casco urbano de las ciudades. En ese sentido, se ha trabajado sobre suspensión y dirección para reducir las oscilaciones. Además, la aerodinámica del modelo es de destacar, librando del flujo del viento la gran mayor parte del cuerpo.
En definitiva, las tres ruedas allanan el camino hacia el corazón de las ciudades, incluso en aquellas que están apostando por restricciones más severas hasta la fecha. Ofrecen garantías sólidas para aquellos que necesitan una herramienta de movilidad eficiente, eficaz, sencilla, barata y segura.
