El monovolumen está a punto de desaparecer de la mente de los compradores y, por tanto, de los concesionarios. Sin embargo, existen indicios que nos hacen pensar que su espíritu está más vivo que nunca. Para investigarlo, debemos hacer un recorrido por su historia y los modelos que dieron paso a su nacimiento.
Berlinas y minivans, origen del monovolumen
Ya vimos en Espacio Toyota que el monovolumen es un tipo de vehículo en el que la carrocería integra el motor, habitáculo y maletero en un mismo espacio (o volumen, de ahí su nombre). Muchos aficionados apuntan a que su origen se encuentra en la década de los 80, pero si nos ceñimos a esta definición, debemos datarlo mucho antes. En este artículo hacen un interesante repaso a su historia, situando el nacimiento de la categoría en las berlinas o limusinas de viaje de principios de siglo XX.
En la década de los 40, un nuevo concepto de taxi, que buscaba aumentar las plazas para cada viaje, supondría un nuevo impulso para este tipo de vehículo. Destaca en 1944 el prototipo de taxi del español Ernesto Rodríguez para la empresa Construcciones Móviles de Valencia.
Pero hay quien defiende que los ancestros del monovolumen se encuentran en las minivans que tanto se popularizaron en los años 50 y 60. En 1963 nacería precisamente la incombustible Toyota HiAce, de la cual aún se pueden encontrar unidades circulando. En todo caso, estamos hablando ya de furgonetas con dos volúmenes que, por supuesto, han mostrado una gran versatilidad para viajar e incluso pernoctar.
Kar-a-Sutra, ¿el primer monovolumen moderno?
Si nos atenemos al concepto del monovolumen tal como lo conocemos hoy, quizás debemos situar su punto de partida en el Kar-a-Sutra. Se trata de un prototipo presentado en 1972 en el MOMA de Nueva York por el diseñador Mario Bellini. El concepto nos muestra un vehículo de espacio abierto en el que, como su propio nombre insinúa, conductor y pasajeros pueden adoptar diferentes posturas. Esta web de arquitectura nos describe los detalles del proyecto más en profundidad.
Aunque como vehículo el Kar-a-Sutra se encontraba muy poco desarrollado, alumbró algunos detalles que resultarían claves en el diseño de los monovolúmenes futuros. Por un lado, la flexibilidad que ofrecía el espacio con las distintas configuraciones de los asientos. Por otro, el nuevo concepto de habitabilidad con mayor luz y sensación de espacio gracias a las enormes ventanas.
Los japoneses serían los primeros en explorar las vías del Kar-a-Sutra, con techos extensibles como el que podemos ver hoy en el Toyota PROACE Camper.
Con estos nuevos conceptos, los distintos fabricantes se lanzarían a partir de los 80 a fabricar los nuevos monovolúmenes. El objetivo era maximizar el espacio con la nueva disposición del motor, pero también con puertas correderas, portones traseros casi verticales y asientos que se pudieran desplazar, plegar e incluso desmontar. A todo eso se le añadían equipamientos y comodidades propios de turismos para alejarlos del concepto de vehículo comercial.
Auge y caída del imperio monovolumen
Para finales de los 90 y principios de los 2000, los compradores parecían tener ya muy claro que querían vehículos lo más espacioso posible para sus seres queridos. Se produjo una reconversión en la industria hacia diseños con el habitáculo más optimizado, muchos de ellos versiones familiares de modelos ya en el mercado.
Por ejemplo, en Toyota conoceríamos los Corolla Verso (1997), Yaris Verso (1999) y Avensis Verso (2002), en lo que sería el nacimiento de una nueva filosofía de vehículo adaptado al uso familiar (y que hoy podemos ver en los PROACE VERSO y PROACE CITY VERSO).
En 2005 el monovolumen alcanzaría su mayor cuota de mercado en Europa, en torno al 19 % del total de las matriculaciones (según la asociación de fabricantes ACEA). Los compradores parecían haberse olvidado de berlinas y sedanes como coche familiar, aunque demandaban sus comodidades y prestaciones en un vehículo con las ventajas de un monovolumen.
En 2007 el Toyota Verso se independizó de la familia Corolla para responder a esa demanda, con un monovolumen que incluía la tecnología de sus modelos más premium, con soluciones de flexibilidad como el Toyota Easy Flat.
Y entonces llegó el SUV. Como sabemos, los Sport Utility Vehicles han terminado por convertirse en la categoría favorita de los compradores. Añadiendo una estética más deportiva y ciertas prestaciones off-road, el SUV ha supuesto una revolución en la industria y ha terminado por barrer al resto de segmentos. En lo que respecta al monovolumen, lo ha reemplazado como vehículo predilecto por las familias, dejándole con una cuota del 0,3 % en Europa.
Monovolumen: hay vida más allá de Europa
Entonces, ¿estamos frente a la extinción del monovolumen? Nada más lejos de la realidad. Existen economías emergentes con una creciente y pujante clase media que cuentan con nuevas necesidades familiares que cubrir. Hablamos de regiones como Sudamérica, Oriente Medio o el Magreb, o países de enorme población como Sudáfrica, India o China.
Son mercados que en Europa nos pueden parecer secundarios, pero que se desarrollan al margen de las modas del viejo continente y que juegan un papel fundamental en la automoción del futuro. Estos países demandan todo tipo de vehículos de gran espacio, y el novedoso SUV en este aspecto se queda en tierra de nadie.
El monovolumen, en cambio, cuenta con una gran aceptación en el Sudeste Asiático, un mercado además muy accesible logísticamente a otros como Oceanía o Sudamérica. En estas regiones, Toyota cuenta con modelos de éxito como los hermanos Toyota Avanza y Toyota Veloz, el imponente Toyota Innova e incluso la renovación de un clásico como la Toyota HiAce, con un modelo capaz de acoger hasta 17 personas.
Monovolumen: renovarse o morir
En Europa, el monovolumen cuenta con cada vez menos modelos disponibles (el Toyota Verso dejó de fabricarse en 2017). Pero su espíritu de máxima habitabilidad y flexibilidad modular sigue muy vivo en la industria.
Como si de una vuelta a sus orígenes se tratase, los fabricantes han recurrido a sus furgones y furgonetas para cubrir esa demanda. Ahora se les dota de un aspecto más elegante y refinado, mayores prestaciones de confort y más equipamiento para el entretenimiento.
El objetivo ya no son solo las familias más numerosas, también jóvenes con aficiones que necesitan mucho espacio, o empresas que buscan lo mejor para el transporte de sus empleados. Las nuevas formas de movilidad, como el ride-sharing o el transporte bajo demanda, también reclaman este tipo de vehículos.
En esta línea se han desarrollado los Toyota PROACE VERSO y PROACE CITY VERSO, que se presentan como la renovación del concepto monovolumen. El fabricante nipón incluso los equipa específicamente para necesidades muy concretas, como en el ya mencionado Toyota PROACE Camper.
La mirada al pasado podría ir más allá, a la época de las grandes berlinas de viaje. Toyota ofrece versiones muy amplias con el Corolla Touring Sports y su acabado campero TREK. También el Toyota Prius+, con capacidad para siete plazas, brinda esa habitabilidad y flexibilidad de los familiares más grandes. No en vano, Toyota dice recoger con esta versión de su híbrido estrella el testigo que dejara el Toyota Verso. ¿Estamos pues ante la extinción del monovolumen o se trata solo de una renovación del concepto?
Imágenes | Toyota | Wikipedia/Aspiriniks
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