¿Habéis oído un Fórmula 1 en el que no hay que cambiar de marchas?

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Si intentamos imitar el sonido que hace un Fórmula 1, a buen seguro todas las imitaciones contendrían el característico sonido del motor subiendo de vueltas a medida que se van engranando marchas. Pero esto podría no ser así de haber tirado adelante las cajas de transmisión variable continua (CVT). Esta tecnología fue desarrollada por primera vez por el equipo Williams en 1993, y el encargado de probarlo en pista fue un jovencísimo David Coulthard a los mandos de un Williams FW15C.

La CVT hubiera sido un avance tecnológico que habría implicado rebajar los tiempos por vuelta de los monoplazas en un orden de magnitud de segundos, ya que su uso hacia girar siempre el motor en su régimen de giro óptimo para que entregara en todo momento los valores máximos de potencia y par, eliminando la pérdida de tiempo intrínseca de los cambios de marcha y los periodos de subida y bajada de vueltas del motor. Pero también tenía como consecuencia la emisión de un ruido nada apetecible para el espectador, ya que oir un motor de Fórmula 1 rugir de una manera totalmente plana no parecía nada atractivo…

Por suerte, estas cajas de cambios fueron inmediatamente prohibidas por la reglamentación técnica de la FIA, y dejaban de esta forma en la cuneta otro desarrollo del siempre genial Patrick Head, que en esa época estaba diseñando coches muy por encima de los pilotos, como lo demostró la suspensión activa de los Williams FW14B de 1992, que arrasaron por completo en esa temporada. No es de extrañar que en esos años se consolidara esa característica creencia en Williams que quien gana es el coche, no el piloto.

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