Visión doble no siempre quiere decir tener el doble de visión

Visión doble no siempre quiere decir tener el doble de visión
23 comentarios

A raíz de la noticia sobre el albergue zaragozano que aplica descuentos del 44 % a la clientela que le llegue demasiado ebria como para conducir que publiqué ayer en Circula Seguro (fin de la cuña), me ha dado por buscar cosas que pasan cuando uno va bebido y se acerca a un coche, y la verdad es que la colección da como para una reflexión a lo Iker Jiménez.

Hago un inciso y te confieso que en mis artículos de fauna en ruta (segunda cuña del día) hay veces que no sé si estamos todos del mismo lado o no. En lo de la velocidad, ya sé que hay como dieciquince bandos, a cuál más churrigueresco en sus alegatos, así que me pongo a seguir la lista de los factores de riesgo como si se tratara de la lista de la compra.

En lo de las distracciones, más o menos hay consenso. Checked! En lo del estado de las carreteras y la inanidad de la DGT, también. Checked! En la crítica a las normas, tengo pendiente escribir algo, pero no será hoy el día (tampoco). A la climatología no le veo mayor interés si no es para intercambiar comentarios de ascensor, y para hablar de la fatiga… casi que me quedo con el alcohol. ¿Brindamos?

Primera noticia idiota del día. Sucedió en Mérida (Yucatán, México) el jueves pasado. Cuentan las crónicas que un tipo “de más de 1.65 metros de estatura, cabello ondulado y ‘panzoncito’” se subió a la acera con su pick-up y acabó ruedas arriba. Los testigos presenciales practicaron al protagonista de la hazaña la prueba del alcohol por vía olfativa. Vamos, que echaba un pestazo a alcohol que tumbaba.

Me encanta particularmente este apunte:

El accidente de inmediato llamó la atención de los vecinos, porque no es la primera vez que al tomar esa curva tan pronunciada un vehículo sube a la acera e incluso colisiona a otros estacionados en esa calle.

Y uno se traslada con la imaginación a las noches de festejos del pueblo e intuye competiciones de volcar el auto sobre la acera. En este caso, la retranca la aporta no el vehículo implicado, un Volkswagen Pointer, sino su propietario: la Secretaría de Fomento Agropecuario y Pesquero. Si se me permite matiaspratar la noticia, el conductor había pescado… una buena… merluza.

En fin, es tan surrealista la cosa que ni siquiera he preparado una viñeta con cabezón naranja. Te enchufo un vídeo grabado tras el vuelco y tú mismo sacas tus propias conclusiones:

El ebrio que tropieza dos veces en la misma piedra

De vuelta a nuestro país, leo algo que me hace recordar, de un lado, a Julio Iglesias y del otro, a Paco Costas. Se trata de un tipo que, bebido como iba al volante, llegó a comerse la acera en dos ocasiones. Finalmente no acabó volcando, por lo que se entiende que no pasa a la Gran Final que ya hemos quedado que se celebra en la Mérida mexicana, aunque el mozo apunta maneras.

De todas formas, también te digo que, a la vista de lo que se observa en Google Street View sobre la calle en la que todo sucedió, y si no me he confundido yo buscando el punto de la acción, que todo podría ser, meterse ahí hallándose uno perjudicado o, sin perjuicio, intentar cubrir esa calle buscando la pole es hacer oposiciones a nº1 en el certamen del Coche Volcado del Año 2012:


Ver mapa más grande

Tira, tira hacia adelante con las flechitas, no te cortes, que total, hasta el coche de Google creo que sacó las primeras fotos desde lo alto de la acera… Por cierto, que estamos en Zaragoza y el punto de la colisión quedaba a un cuartico de hora andando hasta el albergue de los turistas ebrios (como si fuera el título de una película para gafapastas), según me asegura el tío Google.

El colmo de la visión doble

fauna en ruta: abogados por duplicado

Pero si hay una noticia surrealista por completo es la que contaban ayer que pasó en Murcia, donde los magistrados de la Audiencia Provincial ya le están cogiendo el gusto a dar noticias curiosas sobre alcohol y conducción (última cuña del día, lo prometo). Esta merece un punto y aparte.

Hecho lo cual, te cuento que un hombre condenado por un Juzgado de lo Penal por conducir en estado de embriaguez presentó ante la Audiencia Provincial de Murcia (santa paciencia) un recurso a través de un abogado de oficio y luego otro por vía de un letrado de paganini. ¿Estaremos ante un caso de compensación de la visión doble? ¿Creería el interesado que la vista le jugaba una mala pasada? No lo sé, pero la resolución merece otro punto y aparte.

Gastado ya el chiste, malo de solemnidad, te cuento que ambos recursos fueron aceptados, estudiados, puestos en consideración… y rechazados. Tanto esfuerzo para nada, que la sala encuentra como hechos probados que “el acusado conducía un vehículo el 25 de octubre de 2007 por el camino del cementerio de Abanilla con sus facultades psicofísicas afectadas por la ingesta de alcohol”. Soy yo y despido a los dos abogados, o a abogado y medio, o a lo que viera en ese momento ante mí.

Eso sí, al leer dónde pillaron al de Abanilla me viene a la cabeza aquel otro que había bebido porque se intentaba morir. Al de los dos abogados lo pillaron camino del cementerio, pero lo cierto es que han sido muchos los que han muerto por culpa de gente bebida al volante. Por esperpénticos que parezcan estos episodios de hoy leídos en una pantalla, que lo son, poca broma con el alcohol en el coche.

Temas
Comentarios cerrados