Nissan Qashqai 2.0 dCi 4x4, prueba (exterior e interior)

Nissan Qashqai 2.0 dCi 4x4, prueba (exterior e interior)
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Si hablamos de crossover compactos, el Nissan Qashqai sigue siendo el rey indiscutible en términos de ventas con más de un millón de unidades comercializadas en todo el mundo desde su lanzamiento en el año 2007. A día de hoy, y tras beneficiarse de una actualización importante en 2010, la apuesta de Nissan sigue siendo apetecible para el público.

La revolución del segmento de los compactos que protagonizó el modelo supuso que muchos otros fabricantes se lanzaran a la piscina con sus propias visiones del concepto. No obstante, el Nissan Qashqai sigue recibiendo el beneplácito de los clientes europeos que ven en él un robusto urbano y una opción muy a tener en cuenta frente a alternativas más clásicas.

Para seguir seduciendo clientes, el renovado Qashqai (al igual que el Qashqai +2, de siete plazas) recibe una serie de cambios estéticos, aunque sin perder la línea original, que refrescan su imagen pero no aportan beneficios significativos, salvo la ligera mejora aerodinámica (el Cx pasa de 0,34 a 0,33). Veamos en detalle el porqué de su éxito.

Nissan Qashqai

Exterior del Qashqai

Por dimensiones (4,33 metros de largo, 1,78 metros de ancho y 1,61 metros de alto), el Qashqai es algo más grande que un compacto por excelencia como el Volkswagen Golf, aunque llama la atención que su altura es apenas 13 centímetros mayor, a pesar de aparentar una mayor planta.

Estéticamente, las novedades con respecto al Qashqai original se basan principalmente en un nuevo diseño del frontal (capó, parachoques, parrilla, faros…), alerón trasero de nuevo perfil, cambios en el diseño interior, dos nuevos colores de carrocería y dos nuevos diseños de llantas.

Quizá lo que más salte a la vista sean los nervios del capó, ahora más largos y marcados, o el nuevo diseño de los faros delanteros. La parrilla, por ejemplo, también es más atractiva con el diseño en forma de panal. Se agradece que un todocamino como éste tenga una estética con formas redondeadas y agradables a la vista, sin intentar aparentar la fiereza típica de los todoterreno.

Nissan Qashqai

Algunos elementos como las protecciones de plástico laterales y de los paragolpes, las barras cromadas de techo, los grandes retrovisores, el techo de cristal o los marcados pasos de rueda definen el diseño de nuestra unidad de pruebas.

Las atractivas llantas de aleación de 18 pulgadas montadas en “nuestro” Qashqai, añaden un toque deportivo y no penalizan demasiado el comfort de marcha a pesar de su tamaño, salvo si salimos de la carretera, donde sí notaremos notablemente esas pulgadas extra.

Probablemente, lo peor de su diseño es que al ser tan atractivo para el público no es que no sea exclusivo, es que cruzarse con otro Qashqai como el nuestro es una tarea muy sencilla y que ocurre más a menudo de lo que al dueño le gustaría. De cualquier manera, el segmento de los compactos está lleno de opciones que se ven, y mucho, en la carretera.

Nissan Qashqai

Interior del Qashqai

Si echamos un vistazo al interior del todocamino que nos ocupa, lo cierto es que a pesar de no transmitir la misma sensación que el interior de un homólogo premium, da la talla bastante bien. La calidad de los materiales no es la mejor, pero eso ya lo sabías cuando compraste un coche en este rango de precios.

Sin embargo, el diseño de los instrumentos o de los asientos es todo un acierto. Éstos últimos, por cierto, son bien cómodos y sujetan como se espera de ellos gracias a las generosas orejas que lucen. La disposición alta de los asientos permite una visibilidad muy buena y hace parecer que viajamos en un vehículo todavía más alto que éste, aunque si somos de estatura considerable es posible que el espacio para la cabeza no sea demasiado bueno, y menos con el techo panorámico de cristal.

La ubicación de los botones y mandos hace que su uso sea bastante intuitivo desde un principio y gracias a los mandos integrados en el volante podemos subir el volúmen de la radio o cambiar de pista rápidamente sin necesidad de quitar las manos del volante. Los mandos del control de crucero y el limitador de velocidad también están integrados en el mismo.

Nissan Qashqai Interior

Nissan Qashqai Interior

La consola central aloja el sistema de navegación y audio con una pantalla táctil a color de 5 pulgadas. Aunque la pantalla se sitúa baja, no es incómoda su lectura. Junto a la palanca de cambio (cuyo pomo está acabado en cuero) se encuentra el dial que nos permite elegir entre la tracción delantera, la tracción total (nuestra unidad la montaba) o la tracción total con bloqueo de diferencial. (modos 4×2, Auto y Lock, respectivamente).

Si nos montamos en la parte trasera del habitáculo la sensación tampoco es mala. El espacio para las piernas no es el más generoso del segmento pero aún así permite viajar de forma cómoda, siempre y cuando no juguemos en la NBA.

La plaza central trasera es muy estrecha, por lo que es más bien testimonial, aunque el detalle de contar con reposacabezas se agradece. Nos sacará de un aprieto o acomodará perfectamente a un niño, pero no es una plaza para que un adulto realice un viaje cómodamente. El respaldo de la plaza central acoge un reposabrazos que tiene un par de huecos para colocar bebidas.

Nissan Qashqai Interior

Nissan Qashqai

El maletero es quizá uno de sus puntos fuertes. Aunque no enorme, es bastante aprovechable. Sin ser un modelo familiar, cuenta con una generosa capacidad que parte de los 400 litros (unos 50 más que un Audi A3 o el Golf). Si abatimos la fila trasera de asientos el volúmen de carga aumenta hasta los 1.513 litros.

De momento nos ponemos cómodos, metemos la llave, damos el contacto…pero no lo arrancamos. Para eso habrá que esperar a mañana.

Continuará...

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