Mercedes SLS AMG, prueba en el Circuito Monteblanco (parte 3)

Mercedes SLS AMG, prueba en el Circuito Monteblanco (parte 3)
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Por fin y después del análisis de todos los elementos del coche, llega el momento de ponernos en marcha y salir a pista. Antes de hacerlo, nos dieron un sotocasco y un casco jet, porque siempre que se rueda en pista la seguridad debe ser lo primero.

Me tocó comenzar en el convoy con el SL 63 AMG e ir pasando hacia atrás coche tras coche para finalizar la tanda delante con el Mercedes SLS AMG, lo cual me vino muy bien para aprenderme el trazado antes de subirme en el “alas de gaviota”.

Cuando llegó el momento de subirme en el Mercedes SLS AMG ya tenía memorizadas las referencias y las trazadas del circuito, pero de poco me serviría todo lo que había aprendido.

La primera vez que salí a pista con el Mercedes SLS AMG lo hice con el control de estabilidad en modo “normal”. Luego ya tendría oportunidad de probar el modo “deportivo”. La caja de cambios es una automática/secuencial de siete velocidades denominada AMG SPEEDSHIFT DCT que además de las clásicas levas en el volante, tiene una pequeña palanca situada en la consola central, muy bonita pero que en pocas ocasiones se utilizará.

Mientras esperaba en el pit lane, y para calmar un poco los nervios del momento, le di un par de acelerones en vacío para ver como sonaba el motor. El sonido del V8 de 6.3 litros de cilindrada se coló como un trueno en el habitáculo y me puso los pelos de punta. Y por fin veo que el coche de delante se pone en marcha, ha llegado el momento.

Mercedes SLS AMG

Salimos a pista por el carril de aceleración pisando a fondo el acelerador. El motor empuja con mucha fuerza, los 571 caballos se transmiten al asfalto con contundencia pero con un comportamiento muy progresivo, típico de los motores con arquitectura V8. En mucho menos tiempo de lo que pensaba llegamos a la primera curva de derechas, así que toca tirar de frenos para no irnos largos.

Todos los coches que probamos en el circuito equipaban los discos de freno cerámicos, que además de tener un mayor diámetro y una mayor resistencia a la fatiga, pesan en torno a un 40% menos que los de serie.

Sinceramente los frenos me parecieron espectaculares, sencillamente perfectos y aguantan toda la presión que queramos hacerles con el pie derecho. Están a un nivel muy superior a los del resto de la gama AMG que había probado antes, los cuales tras muchas vueltas rodando a ritmo realmente alto mostraron algun que otro síntoma de fatiga e incluso los notamos alabeados.

Eso no ocurre en el Mercedes SLS AMG, que frena sin rechistar manteniendo siempre la trayectoria que le hemos marcado con el volante, por muy forzada que sea. El coche entra en las curvas con una facilidad increíble, y se muestra mucho más ligero y ágil de lo que podríamos esperar en un primer momento.

Y es que los sólo 1.620 kilos de peso del Mercedes SLS AMG están perfectamente bien repartidos, con un 47 por ciento en el eje delantero y un 53 por ciento en el trasero. Además el bajo centro de gravedad hacen que su configuración sea tan buena que permite unos pasos por curva realmente asombrosos.

Mercedes SLS AMG

A medida que pasan las primeras curvas veo por el espejo retrovistor que el resto de modelos AMG que nos seguían se van quedando inevitablemente atrás. El Mercedes SLS AMG te permite acelerar mucho más rápido a la salida de las curvas, te permite buscar el vértice de éstas mucho más rapido que en el resto de modelos y te permite apurar las frenadas mucho más. Así se consiguen rebajar los tiempos por vuelta y dejar atrás al resto de “contrincantes”.

En la recta del Circuito Monteblanco las diferencias no son tan grandes, ya que todos los modelos excepto el SLK 55 AMG ofrecen cifras de potencia que permiten rodar muy rápido. Con el Mercedes SLS AMG llegábamos a final de recta a 240 kilómetros por hora, un poco más que con el resto de modelos. Pero dónde de verdad se marcaban las diferencias era en el punto en el que empezábamos a frenar a final de recta y en el punto en el que podías abrir gas a la salida de las curvas.

Mientras todo esto ocurría, el sonido del motor V8 nos iba deleitando. Desde dentro se aprecia como un sonido ronco cuando rodamos altos de revoluciones, aunque si no estiramos mucho el motor el sonido no es para nada molesto, lo cual le convierte en un coche utilizable en el día a día.

Desde fuera el sonido es impresionante, y cuando los Mercedes SLS AMG pasaban por la recta estirando hasta las 6.800 revoluciones por minuto, me recordaron a los Nascar que vi correr en el óvalo de Daytona hace un par de años. Sinceramente, espectaculares.

Casi sin darme cuenta había acabado mi primera tanda de vueltas a los mandos del Mercedes SLS AMG, y sinceramente, me estaba costando asimilar todas las sensaciones que el coche me había transmitido. El Mercedes SLS AMG tiene un potencial y un comportamiento sencillamente perfecto, y sólo el Audi R8 V10 que probé en Montmeló hace unos meses se me venía a la cabeza como posible rival.

Mercedes SLS AMG

En curvas rápidas su ritmo es intratable, y sólo las curvas más lentas se le atragantan un poco, algo lógico teniendo en cuenta el tamaño del coche. Tracciona a la perfección a la salida de las curvas, te permite acelerar de forma progresiva y salir muy fuerte a medida que vas abriendo al dirección para poner el coche recto lo antes posible.

Los controles de tracción y establilidad son poco intrusivos, y sólo lo sentí funcionar de forma breve cuando he abierto el gas con demasiada antelación. Y eso que lo llevaba en el modo “normal”, todavía quedaba el modo “deportivo”.

Continuará...

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