Mi Gran Premio de Malasia 2011: la lluvia no se echó en falta

Mi Gran Premio de Malasia 2011: la lluvia no se echó en falta
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No recuerdo la última vez que ante una posibilidad más o menos cierta de lluvia en una carrera de Fórmula 1, prefiriera que la misma no llegara. Pero en Malasia pasó eso. Y no por intereses particulares sobre la actuación individual de algún piloto de mi agrado, no. Creo que vimos de nuevo una carrera muy entretenida y, sobre todo, de la que pudimos aprender mucho.

Pero antes de lanzarme a diseccionar lo ocurrido en Sepang, hay que dirigir los cañones de luz sobre la figura de Sebastian Vettel. Llevamos sólo 2 carreras, pero el alemán ya tiene casi una carrera de margen (24 puntos) sobre su más inmediato perseguidor en la general. Cosas de no bajarse de lo más alto del podium y ver como tus acompañantes en los dos cajones más bajos van cambiando de cara.

Eso sí, al César lo que es del César. Vettel volvió a volar en clasificación, y volvió a controlar sin fallos la carrera desde la privilegiada posición de la pole. Esta vez, sin embargo, parecieron intuirse signos de flaqueza en determinadas fases de la carrera. Me gustaría mucho haber visto a Lewis Hamilton disputarle realmente la carrera al alemán, pero dos factores lo impidieron: el primero, quedarse estancado detrás del Renault de Heidfeld en la salida; el segundo, no tener más que un juego de blandos disponibles.

Estoy absolutamente convencido que el ritmo real del McLaren de Lewis Hamilton en carrera le hubiera permitido luchar con Vettel de una manera más o menos directa. Ya lo insinué en mi análisis de Australia: tengo la sensación que no tardaremos demasiado en ver a los de Woking poner en serios apuros a Red Bull. Lo visto en Malasia me hace reafirmarme con más convicción, si cabe. Al tiempo.

Nick Heidfeld Renault GP Malasia 2011 F1

El podium de Heidfeld no hace más que confirmar que en Renault han apretado la tecla adecuada. ¿Son los particulares escapes hacia delante el elemento diferencial? Me da que no únicamente. La tracción de esos coches es sencillamente brutal, como en los mejores tiempos de la Renault azulona de Alonso. No hay más que ver cómo salen las “manchas negras” que Vettel tendrá que acostumbrarse a ver en sus retrovisores cuando se apaguen los semáforos. Cuando los dos pilotos de un equipo en teoría “mediano” son capaces de llevar al coche al podium, es señal inequívoca de lo bueno que es ese coche. Ahora, pues, sí que toca hacer la pregunta: ¿qué sería capaz de hacer Robert Kubica en este Renault?

Turno ahora para Ferrari. En serio que siempre intento creer que las mentes pensantes del muro y todo el personal de apoyo que haga lecturas estratégicas desde Maranello toman todas las decisiones en base a información privilegiada que a veces se escapa a los humanos de a pie, pero por más vueltas que le doy, sigo convencido que Fernando Alonso hubiera sido segundo en Malasia si hubiera hecho sus 2 últimas paradas cuando tocaba. Y paso a explicarme.

La primera parada de Alonso fue muy acertada, y gracias a ella le ganó la posición a Heidfeld, pero no acabo de tener claro si fue una decisión premeditada estratégicamente o una imposición de la realidad de la carrera: Massa y Alonso no podían parar a la vez, y entró primero el brasileño. La segunda fue la que en mi opinión peor se gestionó. Teniendo a Button por detrás, no entiendo como se le dejó 3 vueltas con gomas nuevas marcando sectores en verde mientras Alonso apuraba sus blandas. Una posición perdida por reaccionar muy tarde. La última parada (penúltima si contamos la del cambio de alerón), acabó de sentenciar a Alonso a pelear en pista la posición que por ritmo merecía. El final, es de sobras conocido. Y por no introducir el factor de lo lentas que son las paradas en Ferrari (pierden alrededor de 1 segundo en cada una de ellas).

Alonso Massa Ferrari GP Malasia 2011 F1

Sobre el incidente Hamilton-Alonso, no voy a entrar a un análisis de repeticiones, ángulos de cámara, o slow motions. Esto es Fórmula 1, y dentro de unos límites razonables, el que defiende tiene que defender a muerte, y el que ataca, también. Son ese tipo de luchas las que pasan a los anales de este deporte. No me parece bien que se sancione la lucha en pista. Sé que es complicado saber dónde está el límite de lo que es “guarro” y lo que no, pero digo yo que por eso tenemos siempre la figura de un piloto entre los comisarios. Además, puestos a criticar a la FIA, y aunque en esta ocasión el beneficiado haya sido Alonso, ¿qué es eso de aplicar a un piloto una sanción sin que la misma tenga ningún efecto en el resultado final?

Pero vaya, para mí está claro que Alonso peca de precipitación al pasar a Hamilton, especialmente viendo el ritmo con el que venía el asturiano. Eso, ahora que estamos, es otro de los grandes misterios de esta temporada hasta la fecha: el Ferrari es un coche en clasificación, y otro completamente distinto en carrera, con un ritmo soberbio. ¡Pero es que incluso el comportamiento visual del coche no tiene nada que ver! No logro explicarme el motivo, sinceramente.

Antes de poner fin a este interminable post, me gustaría remarcar mis dudas sobre la estrategia de Jaime Alguersuari. No me gustó nada, desde el principio, y aunque después se ha comprobado que el alerón delantero estaba roto, si te quejas de que los neumáticos se degradan muchísimo y te quedas rápido sin grip, ¿cómo planteas una estrategia a sólo 2 paradas y no cambias en ningún momento? En fin, que como de costumbre, me dejo muchas cosas en el tintero, pero la cosa no da para más. Cuando Mercedes aparezca en escena (si llega a hacerlo), Sutil supere a Di Resta, como debería ser (¿no?), Red Bull se decida a dejarnos de tomar el pelo con las historias del KERS, o los Sauber destrocen las gomas, o HRT (Felicidades!) consiga superar a Virgin (lo hará); ya les dedicaré sus merecidas líneas.

Nos leemos después de China por aquí, o durante en mi twitter (@smarcusf1).

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