Lectura estratégica del Gran Premio de Bahrain

Lectura estratégica del Gran Premio de Bahrain
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Bien, como lo prometido es deuda, intentaremos hacer una lectura estratégica lo más razonada posible tras el pasado Gran Premio de Bahrain. Sin duda alguna, la estrategia a seguir y cómo se adaptaría cada monoplaza a las circunstancias era uno de los grandes atractivos de esta primera carrera del año, aunque tengo la sensación de no haber resuelto, ni mucho menos, todas las incógnitas que en un principio nos planteamos.

Tengo que reconocer que por el interés de la resolución de una buena parte de las incógnitas referentes a estrategias, el problema con la bujía del Red Bull de Sebastian Vettel fue un auténtico chasco. Soy de los que estaba convencido que veríamos un final de carrera, cuanto menos, emocionante, pero tendremos que esperar un poco más para comprobarlo. De momento, os voy a explicar mi interpretación de lo visto en Bahrain.

Antes de centrarme en la carrera, me gustaría dar un repaso muy rápido a la clasificación, especialmente a la Q3. Al final ninguno de los grandes se atrevió a sacrificar unos puestos en parrilla por una presumible estrategia diferente en carrera, y todos lograron su mejor tiempo en esa definitiva Q3 montando las superblandas. Mucho me temo que viendo la durabilidad de las nuevas gomas, esas será la tónica de ahora en adelante. El único que se atrevió a hacer algo diferente, Adrian Sutil, nos dejó con las ganas de saber si le hubiera compensado la estrategia en carrera cuando en la misma salida se tocó con Kubica al verse cegado por la humareda que desprendió el RB6 de Mark Webber.

Y ahora sí, vayamos a ver qué sucedió en la carrera del domingo. La temperatura era considerablemente elevada, pero aún así, los nuevos compuestos de Bridgestone se mostraron sorprendentemente duraderos, y ni tan siquiera vimos los esperados desfallecimientos de rendimiento a final de carrera. Con este escenario, creo que la estrategia a una única parada será la estrategia segura y estándar del año, aunque en determinadas ocasiones las dos paradas puedan resultar más veloces en tiempo (porque no tienen en cuenta que habrá que adelantar a otros coches, cosa nada trivial, nuevamente).

Sebastian Vettel al frente del pelotón

Me gustaría centrarme en la lucha por la victoria que protagonizaron a una distancia nunca excesiva Vettel y Alonso. Yo ya tenía mi teoría, que ahora pasaré a argumentar, bien formada en mi cabeza, y con las palabras de Alonso y Domenicali al final de la carrera entiendo que podía ir bien encaminada: el plan era atacar la primera posición de Vettel en las últimas diez vueltas. ¿Por qué dejarlo todo para el final? ¿Basaría Ferrari una estrategia tan trascendental como la de ganar una carrera en especular con un posible desfallecimiento del rendimiento de las gomas de Vettel? No creo, sinceramente.

Desde mi humilde punto de vista (y lo digo ya de entrada para que nadie me eche en cara nada: no tengo ni una vigésima parte de los datos que tienen los propios equipos, y por lo tanto estoy “jugando” a estratega de F1), el Ferrari tenía que hacer necesariamente un primer stint más lento que el Red Bull. Recordemos que, presumiblemente, el consumo del motor Renault es significativamente inferior al del motor Ferrari, por lo que es en el primer tramo de carrera en el que la diferencia de peso entre ambos monoplazas se tenía que mostrar más evidente en los cronos (el Ferrari tendría que haber cargado más gasolina para completar la carrera).

Por ese motivo, no me sorprendió ver como Sebastian Vettel parecía escaparse poco a poco de Fernando, como el propio Alonso reconoció, en ese primer stint de la carrera. Sí, coincidió con la fase en que ambos monoplazas calzaron los superblandos, pero me pregunto cuánta diferencia provenía realmente de que el Red Bull fuera mejor con los superblandos y cuánta del teórico mayor peso del Ferrari. Aún así, Alonso se paró primera a cambiar gomas, y la diferencia que le había sacado Vettel no era ni mucho menos insalvable. Comenzaba entonces la segunda parte de la carrera, la que tenía que ir girando poco a poco las tornas a favor de Fernando.

Robert Kubica cambiando neumáticos

Antes de seguir, volver a hacer hincapié en lo que ya llevo un tiempo diciendo: parar antes que tu rival genera esta temporada un recorte de distancia sobre él. La parada temprana de Alonso le acercó a Vettel cuando el alemán también paró. Es evidente: esas vueltas de más rodando con gomas nuevas aportaba en Bahrain más de un segundo por vuelta. Pero cuidado: avanzar la parada te permite intentar adelantar (o acercarte) a un rival (siempre que no te calque la estrategia), pero luego te implica tener que alargar más el siguiente (y seguramente último) stint, con lo que no se pueden hacer locuras en este sentido si no se quiere tener un final de carrera complicado con unas gomas perjudicadas.

Una de las grandes ventajas del Ferrari se dice que es su buen trato de los neumáticos, y por eso se pueden permitir el lujo de entrar antes que algunos de sus rivales sin miedo a alargar después el stint con los duros. Se demostró en la carrera que las gomas duras no fueron ningún problema para que Fernando fuera rebajando los cronos cuando le apetecía (o cuando necesitaba), y eso es una muy buena señal para futuras carreras.

Volviendo a la segunda parte de la carrera a la que hacía referencia anteriormente, la desventaja de un motor de mayor consumo es que necesita más peso de combustible al inicio, pero como contrapartida va rebajando ese peso a un mayor ritmo que el resto, y por lo tanto los tiempos van mejorando también a mayor ritmo (si las gomas lo permiten, que es el caso). Por eso esperaba con ganas el tramo final de la carrera (antes de saber que Alonso ya tenía en su plan atacar en las últimas vueltas). En ese momento iban a estar los dos con un peso más o menos parecido, y probablemente a una distancia entre ellos no muy exagerada (Alonso demostró tener un bue margen guardado en la chistera nada más deshacerse de Vettel). ¿Qué hubiera pasado entonces? ¿Hubiera mantenido Vettel a raya a Alonso? Nadie lo sabe, pero sigo pensando que hubiera sido muy interesante verlo. ¡Maldita bujía!

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