GP de Mónaco 1950: el instinto de los campeones como Juan Manuel Fangio

GP de Mónaco 1950: el instinto de los campeones como Juan Manuel Fangio
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La historia de esta semana llega gracias a Chaman, que nos ha enviado la pista al contacto, y con ella puedo retomar una anécdota que sin duda alguna es de las que todos deberíamos conocer para darnos cuenta de que la Formula 1 es un deporte con más de 60 años de recorrido, y todas las diferencias temporales, tecnológicas y deportivas quedan a la altura del betún ante la figura de los grandes campeones y magníficos pilotos que apostaron, compitieron, murieron o triunfaron en las pistas de todo el mundo.

Juan Manuel Fangio se nos antoja a muchos como un piloto de otro siglo, en otra Formula 1 que no es la nuestra, pero que sin duda alguna tenía el coraje, el genio, la calidad y un punto más que sus rivales a la hora de afrontar las carreras. Eran otros tiempos y otra filosofía de vida, pero lo que vamos a ver en estas líneas nos da la idea de que realmente algunos pilotos han marcado a fuego magníficas historias épicas y sobre todo, nos enseñan que existe de verdad el instinto campeón. No hablo de números, porque eso sí que ha cambiado y no es de recibo compararlos. Nos preparamos un refresco y nos ponemos en antecedentes de lo que fue el primer Gran Premio de Mónaco de la F1 (el mundial de pilotos), en 1950, en el que el Chueco salió indemne de un accidente gracias a su instinto, justamente hace 61 años (se cumplieron este sábado pasado).

El campeonato nacía tras la Segunda Guerra Mundial y tras muchos años sin escuharse las palabras "Grand Prix" en el mundo occidental. Los largos periodos de guerra y postguerra hacían imposible la competición, como es lógico, y es en esa época cuando asistimos a la existencia de un monoplaza que empezó ganando en los años treinta y que en los cincuenta seguía siendo el mejor coche de la esfera mundial. Hablamos del Alfa Romeo Alfetta 158, el coche que llevó a Nino Farina (primo de Pinin Farina) a la cima del primer campeonato mundial de pilotos de la Fórmula 1, seguido por Juan Manuel Fangio y Luigi Fagioli.

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Gran Premio de Francia de 1906 en el "circuito" de Le Mans

Los años previos a constituirse la Formula 1 como campeonato mundial de pilotos, saltando las guerras, existían diversos campeonatos de automovilismo como la clase Voiturette (campeonato de pequeños coches), hillclimbing (especialidad en la que comenzó Nino Farina con grandes éxitos), e incluso se acuño el término Grand Prix, siendo el primer evento en llamarse de esta manera el Grand Prix de Francia, en Le Mans el año 1901. Los años anteriores a la Formula 1 son años emocionantes, de aventura de las carreras, con citas como la Targa Fiorio, Grandes Premios como el Gran Premio de Tripoli en 1940, o Mónaco, que celebró un Gran Premio en 1948 con victoria de Farina a los mandos de un Maserati (nota: el primer Gran Premio de Mónaco se celebró en 1929 como muchos sabéis).

Juan Manuel Fangio empezó tarde a competir. Era habitual que fuese de los más veteranos (no diremos viejos) en las pistas, y su primera carrera en la Formula 1 fue en 1948 a los mandos de un Simca en el circuito de Reims para el Gran Premio de Francia. Salía 11º pero se retiró. Hasta el año siguiente no compitió de nuevo en la categoría, pero esta vez a los mandos de un Maserati 4CLT/48. Venció por primera vez en Sanremo y volvió a hacerlo en cuatro de las seis carreras en las que participó ese año. Llegamos a 1950 con un Fangio que sabe lo que es ganar, y que pilotará un invencible Alfetta 158.

El Gran Premio de Mónaco de 1950

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Circuito de Mónaco en 1950

La segunda carrera del calendario inaugural de la Formula 1 se disputaba en el principado de Mónaco. Era la carrera más cotizada y el glamour podríamos decir que era varias veces superior al que hoy tiene la cita monegasca. Ya en la primera cita del campeonato, en Silverstone, los Alfetta demostraban que eran los coches perfectos para un campeonato que limitaba la motorización a 4500cc o bien 1500cc si eran turboalimentados. En cuanto al peso, no había restricciones y los Alfa 158 eran bastante ligeros, junto a su motor turbo y una puesta a punto excepcional. Arrasaban y parecía que arrasarían, cosa que se hizo realidad tras el último Gran Premio del año.

Los Alfetta desarrollaban 350 CV de potencia a 8.500 rpm gracias a sus ocho cilindros en línea. Esta potencia era muy superior a los Ferrari 125/F1 V12, por ejemplo, 70 CV por debajo en el "banco", y la superioridad mecánica de un coche de antes de la guerra se impondría en todas las pruebas del mundial 1950 (excepto en las 500 millas de Indianápolis, en la que solo participaban equipos y pilotos norteamericanos). Juan Manuel Fangio marcaba una pole que dejaba a Farina más de dos segundos por detrás (según el cómputo antiguo, cuando la vuelta de clasificación la determinaba el mejor crono de todas las sesiones y días). El Chueco decidía no salir más aún a falta de una sesión de entrenamiento porque la pista se encontraba impracticable por el aceite vertido por las roturas sin fin de los coches. Era tan peligroso que mejor quedarse con el coche a buen recaudo.

A la salida, Farina se ponía líder, pero pasado Tabac Fangio tomaba el liderazgo, pasando por los pelos por una zona en la que el mar había enviado una ola que mojó la pista. Fangio pasó, Farina hizo un trompo y se estrelló, igual que Fagioli. Al paso de los demás monoplazas se contaron hasta 9 coches accidentados, para entregar al chatarrero. Afortunadamente no hubo consecuencias de importancia salvo un brazo roto para Rol y quemaduras para otro piloto. Además hay que tener en cuenta que la pista estaba atestada de hierros y piezas de los coches.

Segunda vuelta de carrera y Fangio se aproximaba a toda velocidad al punto del accidente, ya que no había Safety Car en esa época ni se había neutralizado la prueba. La seguridad ha mejorado años luz, más rápido quizá que la tecnología desde 1950 hasta hoy día.

La premonición o la habilidad de Fangio

La noche anterior al evento, el Chueco repasaba un álbum de fotos de las carreras, de 1936 exactamente, en el que vio algo que llamó su atención. Se trataba de un accidente en la pista, en Mónaco precisamente y esto se le quedó grabado inadvertidamente en su memoria. En esa segunda vuelta del Gran Premio de Mónaco de 1950, Fangio iba líder y rodaba a más de 160 km/h acercándose al lugar del accidente de la primera vuelta.

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El caos en Tabac, con Fangio colándose en medio

El público no lo estaba mirando, parecía no prestar atención a la aparición del líder de la prueba. Él contaba que recordó de repente las imágenes del día anterior y comprendió que algo grave había sucedido. Si no lo miraban a él, algo más importante había sucedido. Frenó fuertemente, deteniendo prácticamente su Alfetta, y al girar encarando Tabac puede ver lo que la barandilla no le había dejado apreciar: un amasijo de coches rotos en la pista, y un estrecho hueco por el que llevar su Alfa. Así, gracias al recuerdo de un incidente ocurrido años atrás y a la percepción de Fangio al notar algo extraño en la imagen del público, salvó (probablemente) la vida de Fangio pero seguro dio la primera victoria de ese año al gran campeón argentino.

Lo que sigue a partir de aquí no es menos importante, pues la victoria de Fangio en el Gran Premio de Mónaco de 1950 fue épica. Lo que siguió meses y años más tarde lo conocemos más. Pero lo que quería contar (y un poco ambientar, no se si con éxito o no) es que los grandes campeones han pasado por la Formula 1 sembrando la historia de anécdotas increíbles. Y ya en 1950, hace 61 años, los pilotos se jugaban la vida en maniobras mil veces más arriesgadas que hoy, en parte debido a las condiciones de seguridad de los circuitos (nulas), los elementos de seguridad en el monoplaza (nulos) y en definitiva de una tecnología y mecánica que nada tiene que ver con lo que disfrutamos hoy.

Fangio escapó de forma aparentemente increíble de un accidente que podría haber sido muy aparatoso. La explicación que dio puede parecer simple, pero el hecho de haber reaccionado de forma correcta a la velocidad a la que iba, sin saber a ciencia cierta qué pasaba delante suyo, pone de manifiesto la pasta especial de los pilotos de alto nivel de hoy, de ayer, y probablemente del futuro. Es con estas historias con las que disfrutamos y nos damos cuenta de que la Formula 1 es gloriosa desde su primer día.

Gracias, de nuevo, a Chaman por ponerme en la pista de la fuente clave para hacer este artículo.

Referencias | Un tributo al Chueco, "F1 Superforos":http://f1.superforos.com/viewtopic.php?t=544&sid=9043ff4f8ced51755e18047a674ee215, "Deporte Spain":http://www.deportespain.com/formula1/historiadelaformula1.html, "Suite101":http://www.suite101.com/content/formula-1-history-part-1-a47647, "Wikipedia":http://en.wikipedia.org/wiki/1950FormulaOneseason, "GrandPrix.com":http://grandprix.com/gpe/rr002.html, "Fly and Drive":http://www.flyandrive.com/monacofangio2.htm

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