Como llevamos haciendo toda la temporada, podríamos hablar de todo lo qué ocurrió en el Gran Premio de Abu Dhabi del pasado año pero no serviría de mucho. Lo importante se concentró en la carrera. Con Fernando Alonso, líder del mundial, el interés estaba puesto en saber si el asturiano iba a ser capaz de contener los esfuerzos de la armada de Red Bull. No tardaríamos mucho en darnos cuenta de que las opciones para lograr su tercer campeonato se perdieron por una decisión.
La salida marcaría la carrera. Y no la de los primeros clasificados. Sebastian Vettel, poleman y el piloto con menos posibilidades de los tres de proclamarse campeón, salía como un tiro. Su única opción era ganar y esperar acontecimientos. Algo que cumpliría al pie de la letra. Por detrás, Fernando Alonso perdería la tercera posición en favor de Jenson Button. Una posición que a priori no era importante pero que posteriormente si que jugaría su papel en esta historia. Mark Webber se mantenía en quinta posición.
Pero cuando digo que la salida tuvo un papel importante, lo digo pensando en la salida del safety-car. Michael Schumacher realizaba un trompo y Vitantonio Liuzzi no podía evitarlo dando como resultado un choque casi frontal en el que el Force India del italiano se subía literalmente en el monoplaza del alemán. Con Bernd Mayländer y su Mercedes-Benz SLS AMG en pista, la estrategia comenzaba a jugar su papel.
Mark Webber decidía entrar en boxes tras notar perdida de adherencia y tras tocar ligeramente un guardarrail. Por su parte Ferrari, cubriéndose las espaldas, decidía hacerlo también. En eso momento comenzaba la lucha de Fernando Alonso atrapado tras pilotos más lentos que decidían esperar para realizar su parada en boxes. Ver como un impotente Fernando Alonso trataba de superar a Vitaly Petrov es algo que recordaremos durante mucho tiempo.
Por delante, ni Lewis Hamilton ni Jenson Button hicieron peligrar la victoria de Sebastian Vettel. El alemán no supo que era el nuevo campeón del mundo hasta que cruzó la meta. La estrategia de Red Bull había funcionado. Habían conseguido engañar a Ferrari que se preocupó demasiado de Webber. Aunque esto sea un comentario a toro pasado, si simplemente Fernando Alonso hubiera seguido a la estela de Jenson Button, ahora la historia sería distinta
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