El primer Gran Premio de los Estados Unidos en Austin, un éxito abrumador

El primer Gran Premio de los Estados Unidos en Austin, un éxito abrumador
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Es indiscutible a estas alturas. El primer Gran Premio de los Estados Unidos en Austin ha sido un éxito abrumador. Les ha gustado a los pilotos, a los equipos, a los periodistas, a los televidentes (pues vimos bastantes adelantamientos tanto en zona de DRS como en zona sin DRS) y quizás lo más importante, a los aficionados. Es evidente, pero los números hablan por si solos, y cuentan la historia del mayor éxito de un circuito nuevo en la Fórmula 1 en muchos años.

Ya el viernes se veía en las cámaras de televisión que la cantidad de gente en las tribunas era más alta de lo habitual. Concretamente, según los datos oficiales, hablamos de 65.360 personas presentes en las gradas del trazado norteamericano el viernes. Un número muy elevado que tiene parte de su explicación en la cultura estadounidense de como se viven las carreras. Es habitual viajar desde lejos con una autocaravana hasta el circuito, entrar en él el jueves y salir solo el domingo, viviendo el espectáculo y las fiestas con otros aficionados.

Es quizás una forma de estrechar lazos entre fans, de conocer a gente nueva y, en definitiva, de pasarlo en grande. De ahí que mucha gente estuviera ya el viernes. A fin de cuentas, es parte de su forma de vivir las carreras. De hecho, la gente llega a estar la semana entera de las 500 millas de Indianápolis en el circuito. Si los números del viernes ya eran mayores que los de algunas carreras este año, el sábado mejoró aún más la situación, con 82.710 personas según el recuento oficial.

Nada que envidiar a la mayoría de domingos de esta temporada, y más para un circuito nuevo que, en parte, es un misterio. Pero la prueba de fuego sería el domingo. En una muestra de pobre decisión por parte de alguien (no vamos a señalar a nadie), el primer Gran Premio de los Estados Unidos de Fórmula 1 en Austin coincidía tanto en día como en horario con la última carrera de la NASCAR. Cierto es que no se solapaban enteras, pero si en buena parte.

La pregunta era clara; ¿querría la gente perderse el final de la NASCAR 2012 para ver la Fórmula 1, que siempre ha tenido menos popularidad allí que sus categorías nacionales? La respuesta es una cifra bastante explicativa. 117.429 personas presentes en el Circuit of the Americas el domingo para disfrutar del gran premio, con el cartel de “Sold Out” colgado; todas las entradas vendidas. Estoy seguro de que no salieron decepcionados, precisamente, con una carrera emocionante y un ambiente que ha gustado a todos.

Los estadounidenses han acudido a la llamada de la Fórmula 1, y los compatriotas de Sergio Pérez acudieron en masa, con números que hablan de casi la mitad de aficionados viniendo desde México. Reconozco que yo mismo era un tanto escéptico antes del fin de semana, y aunque el circuito sigue sin acabar de convencerme al 100% como trazado para rodar solo (a diferencia de Spa-Francorchamps y Suzuka, por poner dos ejemplos que se entiendan), parece ser un gran circuito para hacer carreras.

El trabajo se ha hecho muy bien en el circuito, pero también en la promoción de la carrera en los días previos y en las semanas y meses antes. Los promotores han conseguido que los Estados Unidos estén verdaderamente emocionados con la vuelta de la Fórmula 1, elevando la carrera a la categoría de evento deportivo de importancia nacional, y ha funcionado. A diferencia de la época de Indianápolis, que siempre pareció un poco forzada, la de Austin parece genuina, y los gorros de Cowboy de Pirelli el domingo en el podio debieron acabar de convencer a los pocos americanos que faltaran.

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