La última carrera de la NASCAR Sprint Cup, la Carfax 400 en Michigan tuvo como plato fuerte de la misma el bonito duelo final entre Jimmie Johnsson y Brian Vickers, que fue finalmente el vencedor de la misma. Una victoria que es la segunda de su carrera deportiva, y ganada en el óvalo de Michigan haciendo valer la eficiencia en la conducción, con todo un V8 carburado bajo el capó.
La carrera empezó con el incidente reseñable del espectacular trompo de David Stremme antes de concluir la segunda vuelta, sin más consecuencias de milagro. David Reutimann y Dale Earnhardt arrancaron muy fuertes, pero rápidamente con el período de bandera amarilla vieron parado en seco el interesante duelo que se estaba forjando.
Casi todo el pelotón aprovechó para entrar a repostar, quedándose en cabeza Jimmie Johnson. Reanudada la carrera comenzaba lo interesante. Por un lado Johnson luchando por mantener la plaza y sacar ventaja. Y por atrás un Brian Vickers pilotando de forma bastante conservadora, muy pegado al muro y por el punto más alto del peralte como si llevara el coche metido en un raíl.
Al final seguía todavía muy de cerca a Johnson que tenía que entrar sin remisión a boxes a dos vueltas del final, lo que le dejó a Vickers la victoria en bandeja. Hasta el propio terminó descontento consigo mismo, pues reconocía que había acariciado la victoria tras haber hecho una carrera mirando por ahorrar combustible como no recuerda otra. Pero no pudo ser, a dos vueltas del final tenía el tanque seco.
Este resultado le ha servido a Brian Vickers especialmente para aúparse a la décimotercera posición por detrás de Mark Martin. Y si hace otro buen resultado Vickers, especialmente por delante de Martin en Bristol puede significar entrar en la tan ansiada The Chase. El problema es que por atrás tiene a Clint Bowyer y especialmente a Kyle Busch, que seguro que sobre todo éste último no ha dicho todavía su última palabra.
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