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Las nueve averías más frecuentes de los coches y cómo evitarlas

Las nueve averías más frecuentes de los coches y cómo evitarlas
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Las averías del coche son un contratiempo en cualquier situación, pero si además nos damos cuenta de que se han producido por nuestra acción (o inacción), nos tiraremos de los pelos. Suelen darse en el momento más inoportuno, aunque si somos objetivos nos daremos cuenta de que el momento se vuelve el peor posible solo por el hecho de que el coche no arranque.

De entre todas las averías podemos distinguir las que se producen por defectos de materiales o defectos de fabricación (cubiertas en su mayoría por la garantía del coche), y las provocadas por un mal uso del vehículo, que son la mayoría. Es difícil que reconozcamos que hacemos las cosas mal, pero cuando existe un estudio reciente que revela que más del 60% de los coches circulan con defectos por nuestras carreteras, algo hacemos mal. Las averías más frecuentes en el coche... posiblemente las provocas tú. Como dije antes, muchas de las averías se dan por un uso incorrecto del coche. Es duro, pero hay que reconocerlo, y si no, vamos a comprobarlo con la primera de las averías más frecuentes.

1.- Subirse al bordillo como si fuese lo más natural del mundo

Bordillos amables
Estos bordillos no parecen peligrosos. Foto: Arkangel

Esta práctica es más común de lo que podemos pensar. Se da sobre todo en personas despreocupadas por la integridad de sus suspensiones, y a las que su coche no les gusta. Si no, no se explica cómo alguien puede tener la idea de subirse al bordillo sin pudor, ya sea con una, dos o cuatro ruedas. Podemos perjudicar un neumático, una llanta, elementos de la suspensión... Esto es algo a evitar a toda costa, y también lo es el "apoyarse" o rozar los bordillos al aparcar.

2.- Acometer los baches, badenes, resaltos... "Dakar style"

Esto es primo hermano de subirse a los bordillos. En las ciudades hay cada vez más resaltos para controlar la velocidad de los coches y motos, y para romper una lanza a favor nuestro, los hay que son de su padre y de su madre: todos diferentes. Existen los resaltos suaves, los irregulares, los de adoquín y los asesinos, que más que badenes son bordillos con inclinación.

Sean como sean, si pasamos lo suficientemente despacio sobre ellos, no deberíamos tener problemas ni averías, pero como no es muy común pasar a 20 km/h, o a 10 km/h si fuese necesario, sino que se acometen muchos como si estuviésemos luchando por el título en el Dakar, pasa lo que pasa. Por despiste, porque "no pasa nada, para eso tengo un SUV (sic)" o porque no tenemos ni idea, podemos cargarnos una rueda, suspensiones, romper la defensa (yo lo he visto en directo, supongo que por despiste) o algo más grave.

Se evitan problemas frenando antes de llegar a la irregularidad, no cuando estamos encima. Frena lo suficiente, y adiós problemas.

3.- Problemas eléctricos

Averías eléctricas

De acuerdo, una de cal, y otra de arena. En el caso de los problemas eléctricos no podemos echarnos la culpa de todo, pero sí que sabemos que son de las averías más frecuentes en los coches. Cuando algo falla, casi lo primero que se revisa (a menos que sea algo como una luna rota o un neumático desinflado) es el sistema eléctrico. Desde un elevalunas que no va bien, hasta un mal contacto en las luces de freno.

4.- La batería dijo que hasta aquí hemos cargado

Batería del coche

Lo que sí podemos achacar a falta de mantenimiento, o de atención por nuestra parte, es a la batería. Normalmente las baterías llegan al final de su vida un día u otro, y lo hacen por desgaste puro y duro. Se empieza a notar que las luces bajan de intensidad cuando arrancamos, por ejemplo. Pero un día, a base de "estirar" la batería, de repente ya no tiene más carga y nos quedamos tirados. Se evita el problema revisando la batería cuando notamos los primeros síntomas.

5.- Un reventón inoportuno (¿cuándo no lo son?)

Se le puede llamar avería, aunque a mí no me convence demasiado. Los reventones se producen, en una inmensa mayoría de los casos, porque la banda de rodadura hace kilómetros que dijo "hasta aquí hemos llegado". Los neumáticos "slick" se ven más de lo deseable en las calles, basta con fijarse un poco en los coches aparcados en cualquier calle. También nos encontramos neumáticos caducados, pero a simple vista es difícil verlos.

Mantener los neumáticos en correcto estado es crucial. Se repite hasta la saciedad, pero no cuaja y los neumáticos siguen siendo "los pupas" del coche: desgastados, con heridas, con las presiones desbaratadas,... mientras estén inflados, ¡llega! Pues no. Tener los neumáticos descuidados pueden derivar en un reventón (la avería en sí) que dé lugar a una lista más o menos grande de averías fruto de una colisión. Es fácilmente evitable si los revisamos a menudo, tanto de forma visual como comprobando y ajustando presiones.

6.- Problemas con la caja de cambios

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Aunque las causas pueden ser múltiples, como por ejemplo fallos de las piezas por desgaste, por defectos o por el tiempo (el tiempo que hace que compramos el coche...), es posible que la caja de cambios diga "¡basta!" por una causa tan aparentemente tonta (que lo es) como dejar la mano encima del pomo durante kilómetros. Por algo se inventaron los reposabrazos, para no tener que apoyar la mano, por suave que se haga, sobre la palanca y, por extensión, sobre los demás elementos móviles de nuestra caja. La reparación es gorda cuando esto falla, y más si hablamos de automáticos (pero en coches automáticos creo que nadie apoya la mano en la palanca).

7.- Mal olor en el aire acondicionado... o que no funcione

A veces, por poco uso, el climatizador o el aparato de aire acondicionado deja de funcionar, o funciona peor de lo debido. Otras veces tan solo expulsa mal olor. Sea como sea, o bien es por poco uso (si no lo usas, también se estropea, ¿no lo sabías?), o bien porque ya toque rellenar el gas. Posiblemente, si deja de funcionar o expulsa calor cuando seleccionas frío (cosa que pasa, ¿cuándo? ¡En verano!), tendrás que cambiar el compresor, y la broma no será barata.

8.- Haces la conducción eficiente esa... mal

Conducción eficiente
Foto: boostsamurai

La conducción eficiente es algo muy útil, y que realmente funciona si lo haces bien. Si lo haces mal, lo que va a suceder es que la broma te va a salir cara. Conducir siempre a muy bajas revoluciones (y cuando digo muy bajas, me refiero a algo más de ralentí) va a destrozar tu motor, o partes de él. No es natural, como no lo es arrancar usando el ralentí, ni hacia delante, ni marcha atrás.

Revoluciones demasiado bajas implican grandes vibraciones, insuficiente potencia y forzar demasiado muchas piezas, aparte de acumular carbonilla en diferentes lugares, como por ejemplo la válvula EGR, el catalizador o el filtro de particulas. Para los coches más antiguos, esas vibraciones y ese maltrato serán como darles la puntilla y enviarlos directamente al desguace.

9.- Tu aceite no vale ni para freír

Aceite del motor

Estirar hasta límites insospechados el cambio de aceite por ahorrarte unos euros, es sinónimo de envenenar lentamente al motor y conseguir que, un día, ya no aguante más. El aceite del motor pierde propiedades por el uso, y eso se traduce en cambios de aceite cada tantosmil kilómetros, o cada año.

Aunque pueda parecer una estrategia para vender más aceite, pensemos que son 365 años días de uso (o no uso) en los que el aceite del motor (que no es solo aceite, pues también tiene aditivos) va perdiendo progresivamente sus imprescindibles propiedades lubricantes.

Si el aceite no lubrica, el motor no aguanta; si tiene demasiadas impurezas porque no puede disolverlas bien, el filtro de obstruye. Sea como sea, evita cualquier mal cambiando el aceite cuando toca.

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